Analizan el alcance de daños causados al patrimonio local en los últimos días
ACTUALIDAD. En Valdivia se ha registrado destrucción de bustos en espacios públicos, de ornamentación de la Catedral; y de ventanales, figuras y mobiliario de la Iglesia San Francisco.
La noche del martes, desconocidos irrumpieron en la Iglesia San Francisco provocando daños en parte del mobiliario y algunas figuras religiosas. Y el jueves, los bustos de Fray Camilo Henríquez y de Vicente Pérez Rosales fueron destruidos en la Plaza de la República.
Desde que comenzó el estallido social, en Valdivia se han registrado diversos actos vandálicos contra el patrimonio cultural, en una lista que también suma por ejemplo rayados al exterior de la Catedral y la destrucción de los bustos de Bernardo O'Higgins, Pedro de Valdivia y Lord Cochrane.
En el caso de las esculturas, los restos están bajo resguardo de la Municipalidad de Valdivia. En el caso de la Iglesia San Francisco, la comunidad se organizó para limpiar y ordenar; y la Universidad Austral de Chile dispuso la colaboración de profesionales de la Dirección Museológica. La idea es entregar orientación sobre temas como conservación y restauración, gracias a un convenio entre el obispado y la casa de estudios superiores.
Los ataques de las últimas semanas se han producido al margen de las movilizaciones pacíficas, generándose un debate sobre el vínculo entre la destrucción de ciertas figuras y las demandas sociales.
"El patrimonio implica una dimensión simbólica, por lo que efectivamente los ataques evidenciados en el último tiempo son a aquellas figuras que representan algo. Claramente, el patrimonio cultural no está ajeno a la actual situación que vive el país y el daño al que está expuesto bien puede ser incalculable", explica Marcelo Godoy, director de la Dirección Museológica Uach.
En debate
Al margen de la cuantificación en dinero de los daños, Godoy cree que es importante poner la mirada en la resignificación de aquellos símbolos destruidos. "Paradójicamente, que eso pase es también un llamado de atención. Lo que está ocurriendo es un valioso debate sobre la importancia de ciertas figuras y sobre la necesidad de resguardarlas. Tenemos un país que se está abriendo a discutir muchas cosas que estaban soterradas y eso también tiene que ver con volver a mirar múltiples procesos históricos, los símbolos que los representan y la forma en que efectivamente, en el contexto actual, pueden o no ser validados por la comunidad", dice. Y agrega: "No quiero decir que sea imposible volver a reubicar un busto destruido, con el riesgo de que vuelva a ser dañado, sino que más bien, se trata de iniciar una discusión sobre el tipo de país que queremos habitar de ahora en adelante. La pregunta es qué símbolos de nuestro antiguo país nos siguen representando. Por eso, creo que se está generando una oportunidad fantástica de desarrollo general, en una materia que quizás nunca antes se había visto afectada como ahora".