Entre los muchos espacios con valor patrimonial dañados en los últimos meses se cuenta una placa ubicada en calle Picarte, que recuerda el inicio del Gran Incendio de Valdivia, ocurrido el 13 de diciembre de 1909. La mancharon con pintura negra y ahora casi no se puede leer.
Se trata de un letrero sencillo, ubicado ahí (la primera cuadra, en medio de dos locales comerciales) desde diciembre de 2009, para entregar antecedentes de ese terrible siniestro que marcó el desarrollo urbano de la capital de Los Ríos durante todo el siglo XX.
Pese al daño al memorial, en diciembre de 2019 fueron realizadas charlas y actividades con motivo de cumplirse 110 años de lo sucedido. En el centro De Todas las Aguas del Mundo, por ejemplo, se efectuó una muestra de fotografías y una conversación con escolares y adultos para comprender cómo era la ciudad antes de ese hecho, que destruyó más de cien viviendas, afectó a las 98 casas comerciales ubicadas en la zona céntrica y dejó a más de 150 familias sin hogar, en un radio desde la actual Plaza de la República a la Costanera.
La acción del fuego se extendió por doce horas, nunca se supo con exactitud qué inicio el siniestro, cientos de bomberos trabajaron para combatirlo y la destrucción fue enorme. La ciudad jamás volvió a ser la misma. Por ello, este hecho se cuenta entre los hitos dolorosos de la evolución urbana valdiviana, casi al mismo nivel del terremoto de 1960, por las consecuencias que trajo, al cambiar por completo la forma y el lugar donde se desarrollaba la vida cotidiana local.
Pero no se trata solamente de rememorar un hecho trágico. Al mencionar el Incendio de 1909 es necesario reconocer una página importante del relato histórico local, que habla de la fortaleza de la comunidad y su capacidad para ponerse de pie una y otra vez, para reinventar el espacio y a sí misma, sin perder la identidad.
Quizás, quienes dañaron la placa no tuvieron la oportunidad de saber de estos hechos, ni apreciar esta dimensión de ellos. Es importante que otros sí la tengan y, por lo mismo, sería bueno insistir en incluir la historia local en los planes educativos regionales, porque al conocer el pasado y valorarlo, se puede también aprender de él.