Premian a "Cambiando Destinos" por su compromiso con la niñez
ESTÍMULO. La corporación creada en Los Ríos fue reconocida por la Red de Universidades por la Infancia. Destacaron la labor regional desarrollada por el grupo de ex usuarios del Sename, quienes se unieron para apoyar y acompañar a niños y adolescentes que hoy viven en residencias.
La pequeña Lissette Villa murió el 11 de abril de 2016. Tenía 11 años y vivía en una institución del Sename ubicada en Estación Central, en Santiago. Había llegado a ese centro especializado en 2014, para ser protegida. Sin embargo, falleció luego de estar involucrada en una situación de crisis en la que fallaron tanto los planes de emergencia, como la implementación de los protocolos con los que debió ser cuidada. Su historia apareció en todos los medios de comunicación, hubo una extensa investigación para determinar responsabilidades, pero también instaló en el país un tema urgente: la necesidad de mejorar los sistemas de protección para los niños y adolescentes más vulnerables.
Cuando Julio Correa conoció este caso, se conmovió. Él también había vivido en una institución de este tipo, en Fundación Mi Casa de Valdivia, lugar del que egresó en el año 2003. Pero no solo se sintió sensibilizado, también quiso hacer algo concreto.
Junto con otros egresados de su mismo hogar -quienes antes habían formado una agrupación que apoyaba a Fundación Mi Casa- crearon "Cambiando Destinos".
Se trata de una corporación que busca apoyar a niños y jóvenes que se encuentran en instituciones de protección y resguardo del Sename, especialmente residencias, actualmente ocho en Los Ríos. Los ayudan a desarrollar, fortalecer y potenciar sus habilidades. Comenzaron a trabajar formalmente en marzo de 2017 y desde esa fecha, han desarrollado olimpiadas deportivas, celebrado navidades y organizado talleres con los niños.
Este año, sus esfuerzos fueron reconocidos a nivel nacional. El 7 de enero, tres de sus representantes -entre ellos Julio Correa, el presidente de la corporación- viajaron a Santiago para recibir un estímulo otorgando por la Red de Universidades por la Infancia.
En la sala de sesiones del ex Congreso Nacional, Julio Correa, Fabiola Quezada y Patricio Olivares recibieron un diploma en la primera ceremonia realizada por la Red para reconocer a las instituciones y personas que se destacaron por proteger a los niños, niñas y adolescentes del país durante el año 2019.
Correa destacó que "cuando comenzamos, nunca nos imaginamos todo lo que iba a crecer la corporación. Tampoco este premio, pero entendemos que es por nuestro trabajo, que hemos hecho en forma silenciosa. Es difícil ser ex Sename y que la gente te crea que vas a hacer un proyecto. Tocas puertas y pides recursos, pero no es sencillo por el estigma. En este tiempo, hemos mostrado que se puede y la gente ha respondido bien".
La coordinadora de la zona sur de la Red, Claudia Contreras, relató que la postulación de la corporación se debió a "dos características que nos parecían destacables. Que nació a partir de una iniciativa de exresidentes de Fundación Mi Casa, lo que le otorga un sello distintivo con respecto a otras agrupaciones. Además, que trabajan en la restitución de los derechos de los niños, niñas y jóvenes utilizando como medio la educación ambiental, el ocio, el deporte y la ayuda psicosocial, entre otros aspectos. A pesar de su reciente creación, han desarrollado bastantes iniciativas". También fueron premiados Fundación para la Confianza, la Red de Empresas Unidas por la Infancia (UPPI); Andrea Hernández, creadora de Fundación Las Parcelas; Patricia Muñoz, abogada que encabeza la Defensoría de la Niñez y la Escuela Amaranta.
El trabajo
Al principio, la agrupación Cambiando Destinos solo estaba integrada por egresados del Sename, pero con el tiempo más personas se interesaron y se unieron. Hoy, el equipo de trabajo está formado por 50 socios activos; 40 socios honorarios y 30 voluntarios.
"En un principio solo realizábamos visitas a las residencias y veíamos los problemas que tenían en su infraestructura, ayudábamos con las reparaciones para que el paso de los niños fuera lo más agradable posible. Hoy tenemos desafíos mayores, hemos vinculado a los chiquillos con el medio y hecho actividades masivas", relató Correa. Por ejemplo, en 2019 organizaron una olimpiada deportiva de invierno en el gimnasio de la Universidad Austral de Chile. Trabajaron con educadores diferenciales y parvularias. También reunieron a unos 120 niños en el club Phoenix para celebrar la Navidad, apoyados por la Universidad San Sebastián. Han hecho talleres de expresión artística y de estimulación temprana.
Desafíos
Pero, para 2020 tienen desafíos mayores. Sueñan con crear una escuela de artes y oficios para que quienes egresan de las residencias puedan aprender a realizar trabajos que los ayuden a desarrollarse socialmente. "Muchos de ellos no cuentan con herramientas que les permitan integrarse en el medio y tienen que comenzar a hacer una vida independiente, desde muy jóvenes. Queremos apoyarlos con eso, para evitar que sigan caminos como el de la delincuencia", explicó.
Les gustaría enseñar a fabricar utensilios con elementos reciclados, como escobillones a partir de plástico o vasos, a partir de botellas.
Ya se acercaron a los consejeros regionales para explicar sus aspiraciones.
"Estamos en pañales, en los sueños. Hemos postulado a algunos proyectos, pero no nos ha ido bien. Pensamos que si está dentro de las posibilidades, el Gobierno Regional podría contar con un ítem para la infancia vulnerable. Para nosotros sería genial que se destinaran recursos", expresó Correa.
En 2020 también comenzarán a vincular a las universidades con las residencias.
"Si bien se han abierto algunas puertas, las autoridades ven como que los temas de infancia deben solucionarse a nivel central. Nosotros pensamos todo lo contrario. Las empresas y las personas tienen mucho que aportar, hay que buscar soluciones en conjunto", dijo.