San Sebastián eligió la milicia de Cristo
Sebastián era oriundo de Narbona y llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era apreciado por los emperadores Maximiano y Diocleciano, quienes desconocían su calidad de cristiano. Denunciado a los regentes, lo obligaron a escoger entre ser soldado o seguir a Jesucristo. El santo escogió la milicia de Cristo. Fue entonces cuando lo condenaron a morir. Fue desnudado y atado a un poste en un estadio, donde le dispararon saetas y lo dieron por muerto. Pero, no era así. San Sebastián estaba vivo y fue rescatado. No se rindió y continuó predicando la palabra de Dios, hecho que indignó a los emperadores y fue condenado a morir en el año 288 después de Cristo, a la edad de 32 años.