Claudia Muñoz David

A principios de la década de los '80 comenzaron a desarrollarse en el mundo investigaciones que asociaban al virus herpes con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.

Luego de que se demostrara que el virus tiene la capacidad de infectar neuronas y que, además, permanece en la persona afectada para toda la vida, un grupo de científicos del Reino Unido comenzó a investigar qué ocurre con una neurona que está siendo infectada por el virus. El grupo fue liderado por la investigadora de la Universidad de Manchester Ruth Itzhaki y los resultados fueron muy interesantes.

Descubrieron que el virus, una vez que ingresa al sistema nervioso central, es decir, al cerebro, se aloja en la misma zona que se ve afectada con la enfermedad del Alzheimer, una zona que se asocia con la memoria, las capacidades cognitivas y las capacidades para adquirir nuevos aprendizajes.

A la bioquímica y doctora en Ciencias mención Biología Celular y Molecular, Carola Otth -quien actualmente es prorrectora de la Universidad Austral de Chile- le interesó esta área de investigación. "Toda la evidencia hacía pensar en la posibilidad de que el herpes quizás no fuera el factor inicial del Alzheimer, pero sí un contribuyente. Era importante indagar en el área", explicó.

Otth conocía técnicas para evidenciar el daño que sufre una neurona cuando está presente la enfermedad del Alzheimer gracias a trabajos desarrollados con el académico de la Universidad de Chile, Ricardo Maccioni. Por eso cuando llegó a la Universidad Austral de Chile y comenzó a buscar líneas de investigación relacionadas con los virus, quiso profundizar los hallazgos que venía desarrollado el grupo británico desde 1982. "Quise saber si alguien había estudiado si el virus herpes podía inducir las modificaciones que presenta una neurona dañada por el Alzheimer. Como nadie lo había hecho, vi en ese espacio una oportunidad de contribuir", relató.

Comenzó a investigar a principios de la década de 2000 y, hasta la fecha, ella junto a diversos profesionales de la Uach han desarrollado cinco investigaciones relacionadas con el tema.

Incluso han sido reconocidos internacionalmente por el equipo británico de Ruth Itzhaki, especialista en el área.

El posible daño

En el primer proyecto, iniciado en el año 2005, el grupo liderado por Carola Otth trató de mostrar de qué manera el virus herpes genera efectos neurodegenerativos. "La proteína Tau posibilita que el citoesqueleto de la neurona funcione adecuadamente. En la enfermedad del Alzheimer se ha visto que esa proteína se altera y ya no puede cumplir su función eficientemente. Yo demostré que ese mismo efecto de alteración, que se ha demostrado en el Alzheimer, es gatillado por el herpes". El trabajo fue publicado en 2008 y es citado internacionalmente como pionero en la materia.

El virus herpes -que a veces se adquiere en la infancia- queda en una etapa similar a la hibernación dentro de la neurona, para toda la vida. Ciertas condiciones hacen que salga de su etapa de latencia y se reactive, exponiendo una lesión. Esto puede ocurrir de manera reiterada, cada seis meses, un año o dos años, dependiendo de la persona. ¿Qué lo puede reactivar? Cambios hormonales, procesos de insolación, estrés emocional, estrés físico, traumatismos, quemaduras y cambios en la dieta, entre otras variables.

"Los resultados del estudio permiten sugerir que, si en una persona está ocurriendo esto en reiteradas ocasiones de su vida, esto podría constituir un riesgo de daño de esa neurona. Nosotros decimos que todos estos hallazgos sugieren que el herpes podría estar implicado en la inducción de eventos neuropatológicos que, reiterados a lo largo de la vida, pueden constituir un riesgo de disfunción neuronal", acotó Otth.

También han estudiado las funciones sinápticas de las neuronas, o sea, la conexión de dos neuronas que permiten la consolidación de la memoria y el conocimiento. "Explorando distintas vías hemos demostrado que el virus altera el proceso sináptico, lo estaría dañando", explicó.

Alimentación

Los investigadores han generado conocimiento en múltiples áreas en relación a este tema. Por ejemplo, estudiaron elementos de la dieta que podrían proteger la neurona. Estudiaron el resveratrol -que proviene de frutos rojos, uvas y está asociada al vino- y la quercetina, -que proviene del té verde, la cebolla morada, los arándanos y los berries-, ambos se venden como suplementos dietéticos. "Demostramos que estos compuestos disminuyen la replicación del virus y el efecto neurodegenerativo. Con estas investigaciones se puede estimular el consumo de compuestos que sabemos que tienen efectos protectores", explicó Otth.

Difusión

Para difundir estos descubrimientos, Carola Otth ha participado en actividades como los Encuentros Conciencia, desarrollados en Valdivia. Además, ha sido invitada a dar charlas para la Sociedad Odontológica y para la Sociedad de Neurología. "Ya se ha generado suficiente investigación. Por lo tanto, es importante sensibilizar a los clínicos -encargados de generar diagnósticos complementarios- y a los investigadores en estrategias terapéuticas, para que se pueda avanzar y demostrar si tener el virus más controlado tiene algún efecto en revertir los efectos neurodegenerativos", dijo Otth.

Además, indicó que para la Universidad Austral de Chile es muy importante ser referente en estas materias a nivel nacional e internacional.

"Nos llena de orgullo que desde regiones podamos contribuir a nivel país, como también trascender y tener una valoración a nivel internacional. Nuestro grupo es un ejemplo, pero también esto ocurre desde el punto de vista de la ciencia silvoagropecuaria, acuícola, recursos naturales y conservación de los distintos ecosistemas. Aquí se genera investigación valiosa y los ranking nos posicionan en cuarto lugar en cuanto a la contribución en investigación y postgrado a nivel internacional", aseguró la investigadora, quien además es prorrectora de la casa de estudios.