Los resultados del Icer dados a conocer por la Universidad San Sebastián son preocupantes. Hablan del momento de menor confianza en la economía regional desde 2011, año en que se empezó a aplicar esta encuesta por parte de la escuela de Ingeniería Comercial de la USS Valdivia.
El índice, como su nombre señala (Indice de Confianza en la Economía Regional), mide las apreciaciones que las personas tienen en la situación económica que enfrentan en sus espacios cercanos, familiares, regionales y nacionales. Es una percepción que se construye a partir de una encuesta que se aplica en cinco comunas de la región y que pregunta siempre lo mismo: cómo evalúa lo que vive, cuál es su mirada hacia el futuro, cómo valora el actual momento y si se arriesgaría o no con inversiones importantes. Además se incluyen consultas de evaluación de las instituciones y las autoridades.
En todos los casos los resultados son bajos, lo cual refleja no solo una situación compleja en lo concreto (falta de trabajo, de oportunidades, menos circulante) sino en la sensación que las personas tienen y en lo que construye los ambientes propicios o no para el desarrollo de una actividad y de un proyecto colectivo. La desconfianza en lo que pasa, el desencanto frente a los líderes, el temor e incertidumbre frente a lo que podría suceder en corto plazo son señales negativas que afectan la convivencia social más allá de los números. Dañan el ánimo, demoran proyectos, retrasan decisiones. Por eso lo que indica el Icer para Los Ríos es preocupante.
La pregunta es si se puede hacer algo al respecto. En lo macro, quizás no, porque esta situación estaría vinculada al "estallido social" y hay situaciones políticas de alto rango que se están resolviendo en el Congreso, como corresponde, frente a las cuales solamente cabe esperar el mejor desempeño legislativo. Pero en lo micro, en lo cotidiano, tal vez sí se pueda hacer mucho: reforzar valores, revisar prioridades, adaptarse a un entorno en cambio, mejorar hábitos arraigados para salir fortalecidos de un momento como el actual.
Toda crisis trae aparejada una oportunidad y ésta, que es nacional y que es profunda, no debiera constituir una excepción.