Como invitada, Dominique Thomann tocó con la Orquesta de Cámara de Valdivia en su primer año de funcionamiento. Fue bajo la dirección de Pedro Pablo Prudencio. Esa visita de 2010 le sirvió para conocer la institución que estaba recién partiendo bajo el alero de la Universidad Austral de Chile; y de la que ahora es directora ejecutiva.
La violista e ingeniera comercial por la Pontificia Universidad Católica de Chile, asumió el cargo que antes desempeñó Cristóbal Urrutia; y está a la cabeza de un equipo administrativo responsable por el funcionamiento del elenco.
Thomann nació en Arica en 1984. Es magister en gestión de teatros y orquestas por la Escuela Superior de Música y Artes Escénicas de Frankfurt (Alemania), donde también estudió un magister en pedagogía instrumental, con mención en viola. De esta forma, a través de su formación académica en Chile y el extranjero asumió lo que bien podría ser una herencia familiar: su abuela Finette fue pianista y su abuelo Alberto fue declarado Hijo Ilustre de Panguipulli por sus aportes al desarrollo social y cultural del territorio.
"Lo de la música viene de familia, de mis abuelos y mis padres. Comencé a tocar violín como a los cinco años de edad y en algún momento de mi vida, con todas esas influencias, esto se volvió una profesión. Siempre me gustó el tema de la gestión en el mundo del arte y la cultura y cuando entré a la universidad opté por estudiar dos carreras complementarias, con ese propósito", explica.
-¿Qué vínculos encontró entre dos mundos aparentemente opuestos como son el de la ingeniería comercial y la música?
Hay muchas personas que perciben ambas disciplinas como si fueran contrarias. Sin embargo, estoy convencida de que están interconectadas y que al manejar sus herramientas básicas, podía volverme un interlocutor válido.
De regreso
Hace diez años, cuando Dominique Thomann participó en la temporada debut OCV, tuvo un primer acercamiento con el proyecto del que dice se cumplieron todas las expectativas en los años posteriores. "Era de muy alto nivel y la historia ha demostrado que efectivamente se logró materializar lo que se venía prometiendo. Actualmente hay un trabajo muy fino, muy bien logrado en la música de cámara, considerando que además no hay muchas instancias de este tipo en regiones".
-¿Cuáles serán las claves de su gestión?
Parte de mi labor tiene que ver con darle continuidad a lo que se viene haciendo, pero también con encontrar las formas de comunicar de mejor forma lo que hacemos. Pese a la trayectoria de la orquesta, es bueno cuestionarse si es que la comunidad realmente está apreciándola en su real magnitud. La orquesta es una joya de Valdivia y hay que trabajar para que brille aún más. Me integro a un equipo de alta calidad artística y de gestión y mi responsabilidad es responder de la mejor manera posible a esas exigencias. Los cuestionamientos actuales son cómo estamos comunicando lo que hacemos y cómo estamos relacionándonos con nuestra audiencia.
-¿Cree que desde el mundo empresarial aún se percibe el apoyo al arte y la cultura como un gasto, más que una inversión?
En las tres semanas que llevo en el cargo he tenido algunas reuniones con auspiciadores y ciertamente veo en ellos un ánimo de colaboración y entendimiento hacia lo que hacemos. Ya no está esa mirada de que el apoyo es un 'gasto', aunque en cultura siempre será complejo buscar recursos, más aún cuando se hace desde regiones. Sin embargo, confío en que las empresas, en que quienes nos respaldan, tienen realmente un compromiso con lo local. La orquesta es de Valdivia, la representa frente al mundo y eso merece que nos den una mano.
-¿De qué forma ha afectado a la OCV el cambio social de Chile tras el estallido de octubre de 2019?
Lo que está pasando es algo que nos ha removido a todos. En ese sentido, nos hemos preguntado qué estamos haciendo, de qué forma nos conectamos de mejor manera con la gente, si estaremos haciendo bien nuestro trabajo. Los auspiciadores también se están cuestionando cosas parecidas y por eso, esta crisis es una buena oportunidad para todos.
Las opciones
Desde su creación, la Orquesta de Cámara de Valdivia ha buscado distintas maneras de dinamizar su presencia. Así por ejemplo, los conciertos anuales fueron divididos en Series de Orquesta (con cobro de entrada) y las Series de Cámara (con entrada liberada), la vinculación con otros proyectos artísticos y las presentaciones educacionales en colegios. Todo gracias a la gestión durante los primeros años de Cristóbal Urrutia y desde 2017, de Emmanuele Baldini, director musical de la OCV.
-¿Cómo se puede seguir avanzando en el trabajo con las audiencias?
Tenemos programas que funcionan bastante bien. Lo que hemos abordado con los músicos es un cuestionamiento sobre las metodologías, es decir, qué pasa con la didáctica de lo que estamos haciendo y qué pasa con el público que está frente a nosotros. Nuestras audiencias son distintas, por ende debemos enfrentar el cómo prepararnos para ellos. En ese sentido, es importante ver nuevas alianzas con otras áreas del mundo creativo, para poder hacer un trabajo mucho mejor.
-¿Hay opciones de trabajar junto a los otros elencos UACh: el coro y el ballet?
Desde el año se viene explorando eso. Tengo la intención de hacer más proyectos en conjunto, al menos en la línea de la educación. El simple hecho de juntar un elenco integrado por profesionales, con otros dos grupos integrados por estudiantes, ya genera una instancia educativa que se puede potenciar. También queremos vincularnos de manera más estrecha con el Conservatorio de Música.
-¿Qué rol cumple la OCV en una región donde la mayoría de las comunas tiene orquestas infantiles?
El de ser inspiración para los más pequeños, para los que se están formando como músicos. Tenemos que ser el norte de ellos, que en cierta forma piensen en que alguna vez llegarán a ser tan buenos como para entrar en una orquesta como la nuestra. En la OCV hay mucha conciencia y responsabilidad de responder a lo que se espera de una orquesta profesional y de mantener el alto nivel que la caracteriza.