E l ingreso a la educación superior implica una serie de significativos cambios en la vida de un estudiante. Así en muchos casos deben dejar el hogar, deben trabajar y estudiar, conocer nuevos amigos, y para todos significa comenzar una nueva etapa con muchas oportunidades y desafío. Ello implica que deben adaptarse a un nuevo contexto organizativo, educativo y social, regulado por normas explícitas y/o implícitas que deben conocer para funcionar adecuadamente.
Para muchos resulta una experiencia compleja y estresante que puede provocar inseguridad, reducción de la autoestima, sobrecarga de trabajo y niveles de ansiedad muy elevados. La atención a los alumnos del primer año es fundamental para favorecer procesos exitosos. El ingreso a la educación superior debe comenzar con el reconocimiento institucional de la importancia de este periodo para organizar acciones de apoyo a la integración académica y social, así como estrategias que transformen la experiencia en el aula para estimular un mayor compromiso y esfuerzo del estudiante con sus estudios. Es por ello que, en Santo Tomás hemos definido como foco estratégico la experiencia transformadora del estudiante, que apunta a desarrollar un modelo integral de servicio y apoyo, de modo que logren convertirse en profesionales competentes, con valores tomistas y con vocación de servicio a la comunidad.
Nuestro modelo pedagógico se basa en la formación y logro de competencias. El proyecto educativo, en suma, exige coherencia entre los perfiles de egreso y el currículum ofrecido, de tal manera que desarrolle en los estudiantes las competencias que les permitan insertarse adecuadamente en los futuros contextos laborales y sociales.
Tomando en consideración las características de los estudiantes, las estrategias de enseñanza aprendizaje deben ser pertinentes y alineadas con las metas que se espera que ellos logren, impulsándolos a demostrar desempeños en situaciones auténticas cercanas al ejercicio de la profesión. Las metodologías adecuadas van a influir en la calidad del aprendizaje, así como también en la evaluación que los estudiantes hacen de su experiencia formativa, de sus docentes y de su preparación para insertarse en el mundo laboral.
Así esbozamos un ambiente que estimule su vida universitaria y refuerce sus motivos y aspiraciones por sacar adelante una carrera profesional. Esto es particularmente necesario desde el primer año, pues es el momento en el que muchos jóvenes refuerzan su decisión de lograr una carrera universitaria, de lo contrario, la pueden abandonar.