Una dura condena formulamos hace algunos días, un grupo de diputados de Renovación Nacional y de ChileVamos, a una antigua pero creciente práctica entre el mundo del crimen organizado chileno: el uso de menores de edad para delinquir.
A la par de esta condena pública, exigimos también elevar las penas contra los adultos que perpetren este tipo de acciones, que claramente contravienen los derechos y garantías que deben primar para velar por una infancia sana, protegida y libre de factores de riesgo.
Todo ello, se dio en el contexto de la discusión de un proyecto de ley que modifica el Código Penal en materia de determinación de penas respecto de quienes se valgan de menores en la perpetración de un delito.
Seamos claros ante una realidad innegable: los delincuentes se han aprovechado vista y paciencia, de la inimputabilidad de los menores o su menor imputabilidad respecto de los adultos. Y esta realidad constituye ya en sí misma un grave atentado a la protección a la infancia. Pero además es un obstáculo para que niños, niñas y adolescentes puedan desarrollarse libres de violencia, maltratos y alejados de la delincuencia.
En lo jurídico y más allá del comportamiento abusivo que es posible identificar en este tipo de casos, el problema subyace en la actual redacción del artículo 72 del Código Penal, pues éste no ha tenido el efecto persuasivo esperado. Tampoco lo ha tenido la denominada "circunstancia agravante" establecida en el artículo 12 del mismo códice.
Mientras tanto, la denominada figura de los "niños soldados" -participación de menores en bandas delictivas siguiendo instrucciones de adultos- ha ido peligrosamente en aumento y asociándose cada vez más a conductas ilícitas como los robos violentos, y a redes como las del narcotráfico.
En lo personal, he visto en este proyecto y otros de similares características, la fórmula precisa para alejar a nuestros menores del mundo delictual. Como sociedad, como Congreso y como Gobierno, hemos venido haciendo grandes esfuerzos por resocializar a los menores que han caído en las redes de las bandas delictivas, por alejarlos de esta "carrera informal. Sin embargo, claramente ninguno de estos esfuerzos dará frutos si no atacamos el origen del problema, que está en los adultos que no trepidan en abusar de la infancia.
Bernardo Berger Fett
Diputado