Hamlet y las jibias: teatro y canales iónicos
Hace unos 2.500 años germinaban, en Atenas, tres ideas básicas para la cultura occidental: la democracia; el logos, esto es el rigor del pensamiento; y, el teatro. En los siguientes 25 siglos, hombres y mujeres lucharon y seguirán luchando para que esta tríada no sea reemplazada por la tiranía, la irracionalidad bárbara y el entretenimiento adormecedor. Curiosamente, parece ser que los tiranos se delectan con la irracionalidad y la banalidad; los irracionales con la tiranía y la superficialidad; y los frívolos con dictaduras y mentiras.
El fenómeno de la resistencia ante la barbarie ha sido, tradicionalmente, emblema de un reducido grupo de intelectuales y artistas de nuestra ciudad que hace un par de siglos han cultivado la ciencia y el arte, en un ambiente democrático. Entre estos ebullecentes, un grupo de apasionados de la divulgación científica empezaron a ligar el teatro con la ciencia. El primer logro fue Galileo Galilei de Bertold Brecht, en 1996. Luego vino un extenso listado de estrenos: obras de teatro, radio teatros, puestas en espacio; obras de títeres. El teatro con su poesía encarnada recita contenidos científicos para pequeñitos, pequeños y no tan pequeños.
El más reciente estreno fue ¡Alto Voltaje! Canales Iónicos y Jibias. Una obra de títeres producida para explicar a los alumnos de primer ciclo básico la importancia de los canales iónicos. Y, gracias a la maravilla del teatro de muñecos, complejas ideas son llevadas en forma simple y lúdica a centenares de niños y niñas, introduciéndolos en el maravilloso mundo de la investigación científica. ¡El Arte y la Ciencia unidos, jamás serán vencidos!