Cohesión, una meta posible
Chile experimentó un cambio importante en su composición social, con un crecimiento económico sostenido y buenas políticas públicas, generando una gran clase media que entre 2006 a 2018 creció del 43,2% al 65,4%. Es, sin embargo, una clase media que al pasar de los años se volvió frágil, de cristal, que colinda con la pobreza. La falta de integración, la distancia entre los ciudadanos y el Estado, las injusticias y la fragilidad de la vida diaria, produjeron una reacción que estalló en tres niveles: contra los ingresos (no me alcanza), contra el abuso (no me protegen) y contra los privilegios (no me dejan avanzar).
La mayoría de los chilenos se identifica con la clase media, que más que un segmento socioeconómico es una cultura que reconoce las dificultades de origen y el esfuerzo como palanca de desarrollo familiar. Es una cultura heterogénea con valores comunes como el mérito y el esfuerzo, y, también, con riesgos comunes (enfermedad, pérdida del empleo) y con sufrimientos comunes: clasismo de la élite, incomprensión de la autoridad y abuso del que está en una posición de poder. Todo lo anterior hace fracasar esa percepción de mérito y esfuerzo como mecanismo de superación.
¿Qué tenemos que hacer? Avanzar en una agenda social que incluya más ingresos, menos costos y mayores seguridades a las familias.
(...) Debemos avanzar en mayores grados de cohesión social. No basta con reducir las disparidades en riqueza e ingresos; necesitamos sentir que somos culturalmente heterogéneos, pero que al final del día somos miembros de una misma comunidad; una comunidad que se sustenta en un supuesto básico de igualdad democrática, en que esfuerzo y mérito se distribuyen de manera equitativa. Y, además, que entre el Estado y las personas existe una sociedad capaz de generar ese sentido que puede catalizar demandas y generar visiones comunes.
Sebastián Sichel Ministro de Desarrollo Social
Subsidio de arriendo
Hace unos días, el ministerio de Vivienda y Urbanismo anunció el proceso de postulación al subsidio de arriendo para los Adultos Mayores. Esta medida no es menor, si se considera que es un llamado especial que busca dar la oportunidad a nuestros compatriotas que por años trabajaron y que su condición no les permitió contar en esta etapa de la vida con una vivienda.
Como Gobierno, nos preocupa y nos ocupa, dar respuestas concretas a las demandas de la comunidad, pues "Nuestra Gente Grande" merece mejor calidad de vida.
Para el ministerio encabezado por Cristian Monckeberg se trata de un derecho que se plasma en diversos subsidios y programas de la cartera y que apuntan a pagar una deuda que como sociedad tenemos con nuestros adultos mayores.
En lo concreto, el subsidio de arriendo para adultos mayores, tiene particularidades para este segmento de la población, ya que lo libera de tener un ahorro mínimo y además no se exige contar con núcleo familiar. El beneficio implica que las personas podrán obtener un monto de subsidio diferenciado dependiendo del tramo de Registro Social de Hogares -RSH-, que les permitirá cubrir entre el 90% y 95% del valor del arriendo mensual.
Sabemos que la deuda con ellos y ellas es grande, sabemos que este una medida limitada y que no recoge todas sus demandas, pero es un paso más.
Feda Simic Seremi de Vivienda Los Ríos
Alcohol y mascarillas agotado
Cuando ante crisis muy masivas se sobre demandan bienes, entonces como acto reflejo se reclama por un grupo: "¡congelamiento de precios!" En la conocida ley, a mayor demanda mayor precio, se quiere intervenir entonces el factor precio.
Pero es sabido por los economistas que la mejor forma de ajustar el precio es equilibrando oferta y demanda.
El verdadero problema de la sobre demanda no es la multitud de personas requiriendo en un corto período de tiempo una misma cosa, si no la escasez que de ese bien se producirá. Ese es el factor que aumenta el precio de ese bien. Imagine por ejemplo que de pronto, por un período muy acotado de tiempo, se sobredemandan cajas de fósforos. Aunque esa sobre demanda sea muy explosiva e intensa, si no amenaza el abastecimiento, entonces los precios de los fósforos no variarán significativamente.
Luego, ¿cómo se combate la escasez de un bien por sobre demanda?, ¿congelando los precios? Es decir, permitiendo que el desabastecimiento avance a la misma o mayor velocidad que antes, pero impidiendo ahora que las empresas ganen más por la coyuntura o su avaricia.
Naturalmente no.
La opción plausible es volver a los principios básicos de la economía de mercados y adoptar medidas para equilibrar otra vez la oferta y la demanda. Es decir, no permitir que se demande hasta amenazar con el desabastecimiento producto del acaparamiento. Limitando temporalmente la adquisición del número máximo de productos sobre demandados por familias o personas.
Fijar precios no previene la escasez de bienes sobre demandados. Contraproducentemente, desincentiva justamente la oferta.
Cristian Guerra H. Abogado Magíster en Derecho cristiangaston@hotmail.es