Educación y desigualdad digital
Uno de los objetivos establecidos por los distintos gobiernos en los últimos años ha sido la reducción de la brecha digital, que mantiene hoy a 1.495 localidades del país sin ningún tipo de conexión. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en febrero de 2019 nuestro país presentaba un crecimiento de 23,7% al año anterior. En tanto, los accesos de banda ancha fija de alta velocidad registraban un aumento de 4,3% interanual, llegando a una penetración de 17 accesos cada 100 habitantes en el país.
Una vez que tenemos el privilegio de ser parte de los que nos están excluidos, nuestra relación cambia de acuerdo con la generación a la cual pertenecemos. WhatsApp es la plataforma con más usuarios y transversal; Instagram es la segunda red social más utilizada y Facebook va quedando en el olvido de las generaciones jóvenes.
Para los centros educacionales 2020 es un año de desafíos en esta materia; el primer semestre por la emergencia sanitaria y el segundo semestre, si salimos del primero, por el calendario de las distintas instancias de votación ciudadana que se recalendarizaron y mantendrán efervescentes a las distintas instituciones educativas.
Desde el Renacimiento se ha considerado necesario complementar la enseñanza teórica del aula con la ejecución de experimentos y prácticas de laboratorio que le permiten al estudiante confrontar sus teorías e ideas, así como aplicar su propia iniciativa y originalidad en el proceso educativo. Donde el estudiante tiene que presentarse en un espacio y horario definidos, a pesar de que el resto del aprendizaje se realiza con mayor libertad de horario y lugar
Hoy, por la cuarentena, nos enfrentamos masivamente al aula virtual o a distancia. Las aulas virtuales han sido definidas como una simulación en computadora o dispositivo móvil de una amplia variedad de situaciones de aprendizaje, en un ambiente interactivo que quienes aprenden puedan realizarlo desde fuera del campus universitario y en tiempo presencial y no presencial del docente.
Esta modalidad significará para los centros educativos nacionales una prueba de las competencias digitales tanto de estudiantes como de docentes. Sin embargo, también pondrá de manifiesto la desigualdad digital que aún existe en Chile.
José Albuccó Académico U.C. Silva Henríquez
Coronavirus, feria y otros
Para evitar contagio del coronavirus se nos han dado varias recomendaciones: No recibir visitas, ni participar en fiestas o eventos; mantener un metro de separación de los otros miembros del hogar; lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón; pero no se han tomado medidas con los lugares donde se cobran las pensiones, ni con las ferias libres, a las cuales van muchas personas. En mi sector, los Barrios Bajos, es todos los martes en calle Baquedano, donde varios de mis vecinos son adultos mayores.
Sobre el particular, pido a quienes corresponda que los puestos de feriantes tengan entre ellos un distanciamiento de acuerdo a lo que disponga la autoridad sanitaria y que se evite la aglomeración de personas.
La Feria debiera funcionar hasta el horario establecido y, que los trabajadores que efectúan el aseo, tengan los implementos adecuados para el cuidado de su salud.
Al final de la jornada, la Municipalidad pueda ordenar la limpieza con desinfectantes. Sería muy bueno.
Derico Cofré Catril derico.cofre@hotmail.com.
Niños suplementeros
Conversando en la Plaza de República con un señor de apellido Álvarez(85 años), me decía que fue funcionario del legendario diario "El Correo de Valdivia" en la década de los 50.Me recordaba además, los momentos de la producción y venta de esos matutinos. Los distribuidores o suplementeros, que eran bastantes, llegaban (5 A.M.) a calle Yungay a retirar hasta 200 ejemplares diarios, cada uno de ellos. Pero para el reparto necesitaban ayudantes, especialmente niños ágiles y dispuestos de aproximadamente 11 a 14 años.
En ese peculiar y sui géneris grupo de infantes al cual orgullosamente pertenecí voluntariamente y por necesidad, vestíamos por lo general un desproporcionado vestón (otra talla), pantalón corto con tirantes. Siempre descalzos, para correr rápido y por lo gravoso del zapato; un gorro tipo "Chavo". Con ese franciscano aspecto, recibíamos de 10 a 20 periódicos que acomodábamos bajo el brazo, los que repartíamos a la carrera, en un sector (yo iba por Cochrane, Camilo Henríquez, Picarte hasta El Laurel.
Actualmente, cuando camino por esas mismas calles, me parece ver por entre un haz de luz, esas novelescas figuras fantasmas, de niños inocentes y alegres, que sorteando el inclemente clima de la época, su sufrida vida de esmirriados y débiles cuerpecitos, voceando como tonadita: "El Coreeeeeeeooo".
Sin embargo esos churumbeles nunca perdieron la fe y esperanza de encontrar más allá de esas escabrosas fronteras de sus vidas, un mundo mejor. Y muchos de nosotros, con la gracia la Dios, lo encontramos.
Luis Omar Sepúlveda Navarro doncoyosepulveda@gmail.com