EE.UU. acusa por narcoterrorismo a Maduro: US$15 millones por su captura
VENEZUELA. En medio de la pandemia por coronavirus, el fiscal general anunció que formulará cargos penales contra el mandatario venezolano y sus altos cargos por eventual conspiración con la guerrilla colombiana para "inundar Estados Unidos con cocaína".
El gobierno estadounidense anunció ayer cargos contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y sus más altos cargos, acusándolos de convertir a Venezuela en un emporio criminal al servicio de narcotraficantes y terroristas.
El Departamento de Justicia acusó a Maduro y al líder del partido socialista Diosdado Cabello de conspirar con la guerrilla colombiana para "inundar a Estados Unidos con cocaína" y utilizar la venta de drogas "como arma contra" dicho país.
"Estimamos que entre 200 y 250 toneladas métricas de cocaína fueron sacadas de Venezuela por estas rutas. Esas 250 toneladas métricas equivalen a 30 millones de dosis letales", declaró el departamento.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció que su despacho ofrecerá recompensas en efectivo de hasta 55 millones de dólares por información que lleve al arresto a fallos de culpabilidades para Maduro y cuatro de sus asesores. Las recompensas, de hasta 15 millones de dólares para el Presidente y hasta 10 millones para cada uno de los otros, se ofrecen mediante el Programa de Recompensas de la División de la Lucha Antinarcóticos, que ha pagado más de 130 millones de dólares en recompensas a cambio de información sobre 75 narcotraficantes desde que fue creado en 1986.
"Al ocupar altos cargos en el régimen de Maduro, estos individuos violaron la confianza pública al facilitar el transporte de narcóticos desde Venezuela, incluyendo el control de aeronaves que salen de una base aérea venezolana, y el control de rutas de droga por los puertos de Venezuela", indicó Pompeo en una declaración.
Maduro y amlo
En respuesta, Maduro utilizó su cuenta de Twitter. "¡Ratifico mi denuncia! Desde EE.UU. y Colombia se conspira y han dado la orden de llenar de violencia a Venezuela. Como jefe de Estado estoy obligado a defender la Paz y la estabilidad de toda la Patria, en cualquier circunstancia que se nos presente. ¡No han podido ni podrán!", escribió. Luego agregó que "la inmensa mayoría de los venezolanos estamos unidos en un solo frente, remando todos hacia un solo objetivo, cortar las cadenas de transmisión del coronavirus y normalizar la vida del país".
Por su parte, el viceministro para Europa de la cancillería venezolana, Yvan Gil, afirmó que en medio de la pandemia Estados Unidos "prioriza su agenda desquiciada". Gil consideró como "ridículas las acusaciones sin pruebas" contra Maduro.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo a la prensa: "Vamos ver qué fue lo que sucedió y, para no equivocarnos, lo mejor es apegarnos a lo que establece nuestra Constitución en el Artículo 89: la no intervención; es un principio histórico, independientemente de otras cosas, así como el de la autodeterminación de los pueblos".
Sin precedentes
Esta acción contra un mandatario en funciones prácticamente no tiene precedentes y apunta a incrementar a niveles no vistos hasta ahora las tensiones entre Washington y Caracas, en momentos que el nuevo coronavirus amenaza con colapsar el sistema de salud venezolano y una economía dependiente del petróleo afectada por años de corrupción interna y sanciones de Estados Unidos.
Analistas dijeron que las medidas sorpresivas podrían impulsar la reelección del Presidente Donald Trump en el estado clave de Florida, donde ganó por un estrecho margen en 2016 y a donde han llegado venezolanos, cubanos y nicaragüenses que huyeron de regímenes autoritarios.
Sin embargo, no está claro cómo podría ayudar esto a poner fin a más de 15 meses de enfrentamientos entre Maduro y el líder opositor Juan Guaidó. Además, esto podría fragmentar la coalición de países que se han opuesto a Maduro si algunos latinoamericanos y europeos piensan que la administración de Trump se extralimitó.
Maduro, un exconductor de autobús, de 57 años, se presenta a sí mismo como un ícono de la izquierda latinoamericana. Durante mucho tiempo acusó al "imperio" estadounidense de buscar cualquier excusa para tomar el control de las mayores reservas de petróleo del mundo, comparando las gestiones actuales estadounidenses con la invasión de Panamá en 1989 y la expulsión del general Manuel Noriega para enfrentar cargos de narcotráfico en Florida.
William Barr, fiscal general de EE.UU., y Elliott Abrams, enviado especial del Departamento de Estado para Venezuela, están a favor de adoptar una línea dura contra Maduro, como hicieron con Noriega en los 80.
Funcionarios estadounidenses ven otras analogías. Al igual que en ese entonces Estados Unidos acusaba a Noriega, ahora la administración de Trump acusa a Maduro y a sus comandantes militares de alojar a narcotraficantes, guerrilleros colombianos e incluso al grupo guerrillero libanés Hezbollah.
La administración acusa también a funcionarios del gobierno de Maduro y a empresarios influyentes de sustraer miles de millones de dólares de las arcas públicas, particularmente dinero de la petrolera PDVSA.
Las evidencias en este caso fueron recabadas durante años por investigadores en Miami, Nueva York, Houston y Washington, que han acusado a funcionarios, militares y empresarios venezolanos de soborno y lavado de dinero. Gran parte de las pesquisas se han centrado en PDVSA, fuente de casi todos los ingresos por exportación en Venezuela. Desde el año pasado, de hecho, ningún ciudadano estadounidense puede hacer negocios con esta empresa.
Aun así, por lo general los líderes nacionales, según leyes estadounidenses y el derecho internacional, son inmunes a procesos penales y Maduro ha logrado mantenerse en el poder, pese a protestas, intentos de golpe y un éxodo en que millones de venezolanos han huido de la hiperinflación y la escasez.