Juan Carlos Onetti es una de las voces esenciales de la literatura latinoamericana de las últimas décadas. Uno de esos escritores extraños cuyas narraciones parecen prescindir de los lectores, como bien lo hace notar el peruano Alfonso Cueto en el revelador análisis titulado "Juan Carlos Onetti. El soñador en la penumbra" (2009, FCE).
Ahí identifica como eje creativo de su obra la relación entre la obsesión y el escepticismo, plasmados en relatos que se hablan a sí mismos, sin la necesidad de sorprender o conmover a un lector. Cueto, quien no esconde su admiración por el uruguayo, lo conoció en Madrid en 1979, cuando recibió el encargo de entrevistarlo para la página cultural de Diario16. Fue en medio del "acerado invierno madrileño" cuando llegó hasta su puerta. Terminaron hablando de cine, específicamente de Humphrey Bogart, a quien el autor emparenta con los personajes de Onetti, observadores y no actores, escépticos, "lúcidos postergados del festín de la vida".
Así, no sorprende la etiqueta de "explorador del fracaso", un escritor desde la penumbra en tramas donde la derrota siempre está al acecho. Aficionado a la mitomanía, fumador empedernido, ojos de lechuza y pelo escaso, Onetti es un narrador de lectores minoritarios, un autor de culto que despierta fanatismos.
Nació en Montevideo en 1909, salió al exilio en 1974 y desde 1975 vivió en Madrid por casi 20 años, la mitad de ellos relegado a su cama por decisión propia. Tuvo diversidad de trabajos, entre ellos vendedor de calculadoras, y fue un eterno "segundón" en concursos literarios, perdiendo frente a escritores buenos, regulares y malos. Murió el 30 de mayo de 1994. Nunca regresó a Uruguay. Escribió unas 11 novelas -"La vida breve", "El astillero", "Juntacadáveres", entre otras- 47 cuentos, 116 ensayos y 3 poemas. Es en los relatos en donde Cueto se detiene con mayor atención, catalogando a "Bienvenido Bob" como "una obra maestra del relato en cualquier idioma". En él se expone la vejez como degradación de la vida, dada la pérdida del idealismo y la fe, idea que se convierte en una constante.
Daniel
Carrillo