El difícil retorno del deporte
Se le añora, sobre todo los fines de semana, pero ya hay anuncios de que algunos, incluso en la región, podrían volver. La sociedad ha echado de menos muchas de sus costumbres.
En estos días en que la pandemia del coronavirus se presenta con la mayor fuerza conocida, hay que pensar sí o sí en una forma de vida distinta, porque va a demorar mucho retomar lo que el mundo conocía antes que, desde China, se lanzara el primer grito de alarma.
Hemos tenido que vivir con restricciones, que por mucho que varíen de un país, un estado, una región, una ciudad o una comuna otra, igual han representado la necesidad de permanecer a la defensiva, bajo estrictas medidas sanitarias, incluyendo el confinamiento en distintos grados.
La sociedad ha echado de menos muchas de sus costumbres, como practicar o presenciar deportes, por ejemplo.
En la región los aficionados ven con preocupación qué va a pasar con sus actividades habituales, desde las representaciones profesionales, asediadas por la incertidumbre financiera, hasta las competiciones vecinales, estudiantiles o laborales, suspendidas por razones obvias e imprescindibles, pero que de haber podido seguir en marcha habría sido un gran alivio, especialmente las que se pueden seguir a través de la televisión, los portales de internet e incluso la radio.
Por eso se habla de iniciar la reactivación en la medida de lo posible y en el país el Gobierno ha pensado en aquellos deportes individuales y sin contacto directo, como el tenis o el golf, bajo singulares medidas de seguridad. En nuestra zona, ambas disciplinas pueden seguir ese camino, si sus cultores u autoridades lo consideran adecuado.
Llama la atención que en Alemania para este fin de semana esté anunciado el reincido del fútbol profesional, bajo condiciones tan singulares que incluso incluyen la colocación de figuras de cartón en las tribunas para que los estadios no se vean tan fríos e inhóspitos. Parece hasta ridículo, pero tiene su fin, como que los aficionados paguen por incluir su imagen y de esa forma colaborar con sus debilitados clubes.
Seguramente en Valdivia no vamos a llegar a eso, aunque el mundo entero va a cambiar tanto que al final todo puede ser posible.