La ruptura que partió en Biobío y se extendió por casi 1.000 km hacia el sur
Director del Centro Sismológico Nacional
Desde que existe registro instrumental de terremotos, a partir de la segunda mitad de los 1800, no ha habido en el mundo un sismo de mayor magnitud que aquel ocurrido el 22 de mayo de 1960 en la zona sur de Chile, once minutos pasado las 3 de la tarde.
Hoy, 60 años después, aún se pueden reconocer sus impactos en forma de grandes cambios topográficos; ejemplos extremos corresponden al levantamiento de la Isla Guamblin (Región de Aysén) de casi 6 metros y el hundimiento de la zona ubicada al interior de Valdivia en casi 3 metros quedando permanentemente inundada.
Utilizando metodologías desarrolladas solo décadas más tarde, sabemos que un sismo de magnitud del orden de 8 lo precedió por 15 minutos; la ruptura -resultado del avance de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana- comenzó a activarse por el norte -probablemente en las cercanías del lago Lleulleu (Región del Bío Bío)- extendiéndose por casi 1000 km hacia el sur, hasta la Península de Taitao (Región de Aysén). Este proceso -con deslizamientos máximos del orden de 40 metros- estuvo irradiando energía en forma de ondas sísmicas por un período comprendido entre 5 y 10 minutos. La ciudad de Valdivia, y gran parte de la costa sobre el área de ruptura, se desplazó del orden de 30 m hacia el oeste.
El día anterior, un poco después de las seis de la mañana, un sismo de magnitud 8,1 -del mismo orden que el terremoto de Iquique de 2014- remeció la Península de Arauco y alrededores en lo que es actualmente la Región del Biobío; pocas personas habrían siquiera llegado a imaginar que le seguiría el de mayor tamaño en el registro histórico, con una magnitud de 9,5. Fue incluso necesario redefinir, años más tarde, la escala de magnitudes para representar adecuadamente el tamaño de este evento.
Los grandes cambios de elevación producidos bajo el fondo oceánico fueron los responsables de la generación del maremoto que afectó significativamente toda la costa del centro-sur de Chile y las islas del Océano Pacífico causando muerte y destrucción hasta en extremos tan alejados como Hawaii, Filipinas y Japón.
El reciente terremoto del Maule del año 2010 -aunque de menor magnitud- nos hizo recordar las temibles consecuencias de los mega sismos que ineludiblemente nos seguirán afectando en el futuro. Como promedio, un sismo de magnitud 8 -o equivalente- ha ocurrido en Chile cada docena de años en los últimos 450 años del registro histórico. Al considerar las amenazas de origen natural desde los inicios del siglo pasado, terremotos y tsunamis han producido más del 95% de las fatalidades y pérdidas económicas -del orden del 1% del PIB anual equivalente- por lo que conocer y reducir el riesgo que conllevan estos peligros es extremadamente importante.
En estos aspectos, el Sistema Nacional de Protección Civil integrado por el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile y el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada y coordinado por la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública ha sufrido mejoras significativas luego de la tragedia ocurrida hace 10 años, impulsando actualizaciones en los sistemas de observación que deben mantenerse operando adecuadamente con el objeto de entregar la información que es tan necesaria para el país. Por ejemplo, mejoras en las normas sobre diseño sísmico de edificaciones solo pueden alcanzarse con datos proporcionados por estas redes como también el contar con la capacidad de una rápida evaluación del potencial tsunamigénico de un terremoto y de esa manera contribuir a aminorar sus trágicas consecuencias.
Sergio Barrientos
El mega sismo precedido por 9 precursores cambió la sismología moderna
profesor de Geología Universidad Católica del Norte. Subdirector CIGIDEN
El terremoto de Valdivia de 1960, constituye uno de los hitos más relevantes de la sismología instrumental. Es la primera vez que los sismólogos lograron obtener un registro sísmico de un terremoto catalogado como "gigante" y la primera vez que geólogos lograron medir los efectos en el terreno de un súper sismo. ¿Cuáles fueron las razones para que esa tarde del 22 de mayo de 1960 se produjese un terremoto con una magnitud tan extrema? Esa singularidad ha mantenido intrigados a los especialistas por décadas.
Sesenta años después de su ocurrencia he aquí algunos antecedentes claves. El gran terremoto de Valdivia, que ocurrió a las 15.11 de la tarde, fue precedido por nueve sismos precursores que comenzaron la madrugada del 21 de mayo de 1960, con un sismo de magnitud 8.3, con hipocentro bajo Lota. Un minuto después de iniciado el megaterremoto, se produjo un segundo sismo localizado 17 km al sur del epicentro del sismo principal; la ruptura se propagó hacia el sur desde Lebu hasta la Península de Taitao, generando hundimientos y alzamientos permanentes en la costa.
El plano de falla de este terremoto, se extendió por casi 1.000 kms. costa afuera y la energía involucrada en el movimiento, levantó el fondo marino hasta ocho metros desde su posición de reposo causando un masivo tsunami. Esa gran falla compuesta de al menos cuatro "parches" o subfallas con deslizamiento por sobre los 25 metros. Los dos más grandes están ubicados al norte y alcanzaron 40 metros de deslizamiento.
En términos generales el terremoto de Valdivia puede ser visto como una ruptura compuesta por cuatro subfallas o asperezas, que deslizaron como un dominó conforme la fractura se propagaba hacia el sur. Este modo de ruptura, explica el excepcional largo de la falla que dio origen a este evento. Pero subsisten algunas preguntas: ¿qué controló el modo de ruptura del terremoto de Valdivia? ¿Es el terremoto de Valdivia una excepción a la regla?
El mapa de fracturas del fondo oceánico, frente a las costas donde ocurrió el terremoto de Valdivia, muestra nueve fracturas mayores que están siendo sumergidas bajo la Placa Sudamericana. Cada subfalla parece estar delimitada hacia el norte y hacia el sur por la prolongación de estas fracturas bajo el continente. Estas fracturas reducen la fricción y, por lo tanto, lubrican el plano de ruptura facilitando que el terremoto se propagase por cientos de km hacia el sur. Este es el único sector de Chile donde la placa de Nazca tiene tantas fracturas coexistiendo una cerca de la otra por separaciones menores a 200 kms.
Desde este punto de vista la zona donde ocurrió el terremoto de Valdivia es una rareza, más que una generalidad. Esto hace pensar que en otras partes del país no están dadas las condiciones geodinámicas para un terremoto gigante como éste. No obstante, la naturaleza siempre tiene algo reservado a los ojos de los científicos y, por lo tanto, se necesitan más investigaciones sobre súper-terremotos en Chile.
Gabriel González,