U n estudio a nivel nacional elaborado recientemente por el Ministerio de Transportes da cuenta de un aumento en las velocidades de desplazamiento de los vehículos al interior de las áreas urbanas tras el comienzo de la emergencia sanitaria por coronavirus y el inicio de las medidas de confinamiento que, en ciudades como Valdivia, han buscado aminorar los contagios. Esto, en términos simples, significa que al haber menos automóviles en las calles durante esta crisis, los conductores tienden a desplazarse a velocidades más altas, lo que, lamentablemente, incide en el mayor número de accidentes de tránsito.

A ello hay que agregar las características propias del invierno, que inciden complejizando aún más el escenario por donde se desplazan los automóviles, disminuyendo la visibilidad de los conductores y haciendo más resbaladizas las pistas de circulación, ni hablar del efecto de las lluvias.

Ejemplo de ello son los accidentes registrados en las últimas jornadas en distintos puntos de la zona, uno de ellos (donde además se sumó el consumo de alcohol del conductor), terminó con un ato partido en dos tras chocar contra un poste del alumbrado público.

Si a este ya complejo escenario se le agrega la actual contingencia que se vive causa del covid-19, con hospitales que destinan la mayor parte de sus recursos humanos y materiales para lograr la recuperación de los pacientes infectados, se hace en extremo necesario tomar la mayor cantidad de resguardos a la hora de conducir un vehículo motorizado, a fin de evitar la ocurrencia de accidentes de tránsito.

Teniendo eso en mente, resulta urgente volver a insistir en que guiar un automóvil requiere, además de habilidades técnicas, altos grados de responsabilidad ciudadana, toda vez que se trata de una acción que se desarrolla en el espacio público y en la que de no mediar el respeto irrestricto a la normativa y el cuidado que indica el sentido común, puede generar serios daños a las personas.

Recientemente el ministro de Salud, Enrique Paris, anunció una serie de medidas de desconfinamiento gradual para las regiones de Los Ríos y Aysén, las que ya se están aplicando desde esta semana. La pregunta en ese escenario surge de inmediato y apunta a cómo enfrentaremos los cocineros profesionales esta nueva forma de trabajar. Sin duda, los restaurantes y cafés deberán aplicar sistemas de gestión de la inocuidad de los alimentos, con el fin de garantizar y evaluar los riesgos en el servicio que puedan afectar a los comensales por contagio de Covid 19.

Desde el inicio de esta crisis sanitaria, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en nuestro país el Ministerio de Salud recomendaron protocolos basados en programas de requisitos previos que contemplan las prácticas de higiene y conductas correctas en espacios de expendio de alimentos, por ejemplo: en la limpieza, la sanitización, cercos de las zonas de elaboración y servicio, control de proveedores, recepción, almacenamiento, espacio de mesas, transporte, higiene personal, y creo lo más importante, "una conciencia de inocuidad", vale decir, hacer sentir en el público general la preocupación necesaria para mitigar y cortar las cadenas de contagios, minimizando el impacto en nuestros restaurantes.

Con esto surgen otras dos interrogantes: ¿Por qué me lavo las manos?, ¿Por qué ahora debo mantener una actitud de mayor vigilancia en la manipulación? Sin dida al abordar las respuesta se descubre que, en la práctica, cada actor de esta cadena productiva comenzará un replanteamiento de la profesión. Precisamente es generar conciencia, ya que estas "nuevas recomendaciones básicas" vienen a activar de forma segura un sector económico golpeado por la crisis del SARS COV 2, como es el área de los hoteles, restaurantes y cattering, una medida necesaria en razón del cuidado de las nuevas medidas en el espacio autorizado de funcionamiento del 25% de capacidad.

Pienso que es un primer impulso válido de esta actividad, aunque, desde una mirada técnica profesional del cocinero, este desafío nos invita a una necesaria "re educación" de la higiene y la sanitización de nuestras cocinas, preocupación puesta en los antiguos procedimientos estandarizados en sanitización y que hoy se suman sectores de manipulación que antes no tomábamos en cuenta.

Daniel Lawrence M. Docente Área Gastronomía Inacap Sede Valdivia