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Por eso, una vez que pase la pandemia nuestra misión será salir a comunas para visitar cada proyecto de orquesta local, para conocer sus necesidades y avances; y motivar un acercamiento mucho mayor con nuestra instancia regional.
¿Un ciclo formativo como el que propone la Foji es suficiente para salvar esas dificultades?
-Todo tiene que ver con seguir demostrando que este es un proceso permanente y que se necesita dar pasos aún más significativos. En Ñuble por ejemplo hubo acercamiento con autoridades y colegios; y finalmente se logró crear la instancia para formar a músicos en instrumentos que antes no teníamos disponibles para la orquesta.
Para Valdivia y la Región de Los Ríos, nuestra misión es hacer un seguimiento y determinar en qué momento y en el contexto de qué proyecto, dejó de haber una formación continua. Nosotros no levantamos un proceso formativo desde cero. Nos hacemos cargo de músicos que ya tienen una tradición en sus orquestas comunales y es a través de esa vinculación que podemos detectar carencias. Una de mis metas personales es que por ejemplo, logremos instalar mucha más percusión de la que ya existe.
¿Cree que el trabajo a distancia, obligado por la pandemia, podría afectar el éxito del proceso 2020 para la Sinfónica?
-No necesariamente. Si bien es un formato que nos impide un mayor grado de cercanía, estamos llegando a muchos más lugares dentro de la región. El equipo de instructores está con clases individuales por cada uno de los instrumentos. Eso ha permitido ver las partituras con mucha más dedicación. Son seis sesiones por cada uno, a cambio de la imposibilidad de poder ensayar todos juntos debido a lo complejo que es coordinar la disponibilidad horaria de todos en un mismo momento.
En esta nueva forma de abordar el proceso hemos encontrado oportunidades valiosas desde lo individual. Ahora por ejemplo, podemos no solo enseñar a mejorar habilidades, sino que también conversar sobre las obras, sus contextos y los compositores. Hay algo muy enriquecedor en todo eso que nos motiva mucho. Todo lo que estamos haciendo ahora de lejos lo consideramos una ganancia para cuando nos podamos volver a encontrar presencialmente. En general también vamos de la mano con uno de los objetivos planteados por la Foji, que es generar acompañamiento para quienes están en sus casas en estos tiempo complicados. Frente al estrés, la música está siendo un escape.
¿Hay una retroalimentación positiva por parte de las familias de los niños y jóvenes músicos?
-Entendemos que hay algunos instrumentos que son más 'invasivos' que otros, cuando se trata de ensayar en la pieza de una casa. No es lo mismo darle espacio de ensayo a un violinista que a un percusionista dentro de un contexto familiar. Sin embargo, hay un respaldo generalizado a que los músicos puedan sacar adelante todo lo que implica ser parte de la orquesta. En algunas casas por ejemplo, a los percusionistas les han habilitado una sala aparte para que ensayen tranquilos y eso habla del compromiso que tienen los padres con sus hijos. Dependiendo de cada instrumento, los avances están siendo en cosas más teóricas que de motricidad, pero lo importante es que está generada la necesidad de apoyar el proceso general.
¿Cuál es el sello de su gestión?
-Estar siempre abierto al diálogo. Disminuir esa brecha que tal vez podría haber entre el director y el resto de la orquesta. Siento que es fundamental mostrarse dispuesto a enseñar, pero también a aprender. La orquesta es de los músicos y es responsabilidad de todos hacer sentido a lo que eso significa, ya que implica ser responsables como grupo de un espacio común donde todos colaboramos para sacar adelante procesos de los que siempre podemos salir fortalecidos.
Particularmente, este año hay también un compromiso muy fuerte con potenciar lo regional. Todos quienes estamos involucrados en el proceso somos de Los Ríos o estamos viviendo acá. Me interesa que se entienda que estamos trabajando con una selección regional de músicos. Es muy enriquecedor ver a los niños y jóvenes muy comprometidos con lo que decidieron emprender como artistas, sabiendo además que eso va a repercutir positivamente en sus familias y entornos más próximos. Las orquestas infantiles y juveniles son una luz de esperanza para nuestro país.
Avances
En la Sinfónica, cada becado en siete instrumentos distintos se conecta con su instructor, dos veces al mes. Asimismo y divididos en grupos, los músicos tienen encuentros con el director. De momento, no hay certeza de que en el corto plazo se pueda trabajar de manera presencial (un indicador de ello será cuando los colegios retomen sus clases). Y aún no está claro si efectivamente el proceso de este año cerrará con un concierto montado en video o en vivo, con público en sala.
Como grupo se está trabajando en un programa musical que rinde homenaje a los 250 años de Ludwig van Beethoven. Pero que también considera composiciones de los siglos XX y XXI de raíz nacional y americana. En el repertorio destacan: "Cómo los árboles...", de Lucía Jiménez (Chile); "Scherzo", de Fabrizzio de Negri (Chile); "Octubre", de Eric Whitacre (EE.UU.); y "Carinhoso", de Pixinguinha (Brasil).
Nombre: Vicente Enrique Toskana-Lanzendorff Cuesta
Fecha de nacimiento:
8 de agosto de 1986 Ciudad natal: Santiago
Estado civil: Soltero
Profesión: Intérprete Musical en Viola (PUCV), Director de Orquesta (UAH), Gestor Cultural (U. de Chile); y Educador en las Artes (U. La República)
Ficha