Una sociedad endeudada
Según un reciente estudio, uno de cada tres chilenos mayores de 18 años tiene algún compromiso impago, con una morosidad promedio de $1.894.721
Un total de 4.959.145 personas en el país se encuentran en situación de morosidad, de acuerdo al estudio correspondiente al segundo trimestre del presente año, elaborado la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián, con información de Equifax. Esto significa un fuerte aumento de 8,2% respecto al mismo periodo del año pasado y de un 3% respecto al primer trimestre de este año. Los autores del estudio han señalado que es el incremento más importante desde que en el año 2012 se ejecutó el "borronazo" en que millones deudores salieron de las listas de Dicom.
Uno de cada tres chilenos mayores de 18 años tiene compromisos impagos, con una morosidad promedio de $1.894.721, cuestión que podría agravarse en los siguientes informes, que seguramente captarán mayormente los impactos de la crisis económica que ha seguido a la pandemia de coronavirus, con cierre de empresas, despidos de trabajadores y una tasa nacional de desocupación de 12,2%.
En las últimas décadas, la sociedad se ha vuelto muy permeable al consumo, estimulada por las facilidades que ofrecen los sistemas de endeudamiento, como tarjetas de créditos bancarias y comerciales, así como el expedito acceso a los préstamos y avances en dinero. Asimismo, es frecuente que a los jóvenes universitarios se les ofrezcan productos bancarios, lo que constituye un riesgo si se considera que aún se encuentran estudiando.
Por otra parte, está el endeudamiento de personas de la tercera edad, que muestra más tendencia a caer en el incumplimiento de pagos, la gran mayoría de los cuales no corresponde a la existencia de créditos hipotecarios, automotores o de consumo sino al recurrente avance en dinero que obtienen en tiendas comerciales y supermercados, que se utilizan para la adquisición de medicamentos, alimentos y calefacción, pero que tiene altas tasas de interés.
De ahí que será necesario que superada la pandemia, las industrias puedan empezar a funcionar y a reactivar la economía, lo que permitirá la creación de nuevos empleos y reposición de aquellos que fueron congelados durante esta crisis sanitaria.