Claudia Muñoz David
Fue el minero 29. Juan Carlos Aguilar fue uno de los 33 hombres que permanecieron atrapados 69 días bajo la tierra, a unos 720 metros de profundidad, tras el derrumbe de la mina San José en la región de Atacama. Cuando todo ocurrió tenía 49 años y junto a su familia vivía en la comuna de Los Lagos. Este mes se cumplieron 10 años desde el accidente y Aguilar sigue siendo laguino, sigue vinculado a la minería, pero ahora tiene otros sueños. Le encantaría convertirse en relator, dar conferencias y contarle al mundo todo lo que vivió junto a sus compañeros, a pesar de que cuando fue encontrado y rescatado destacaba por su reserva y por evitar exponerse frente a las cámaras.
Ahora tampoco busca cámaras, lo que quiere es que su historia genere reflexión. "¡Incluso estoy tomando clases de oratoria! Ese bichito está en mi cabeza", cuenta.
"Yo lo recuerdo todo, desde el primer momento. Y aprendí, aprendí mucho", dice Aguilar. "Para mí, estos diez años han sido felices porque Dios me dio una nueva oportunidad de vivir. Estoy con mis hijos y trato de disfrutar minuto a minuto de mi tiempo. Antes era más trabajólico. Sigo siendo responsable y hago mis cosas, pero espero los días libres y los uso para estar con mi familia. Trato de compartir más con mis hijos y mi esposa, darles más tiempo. Ahora con el coronavirus, estoy incluso más hogareño", explica.
Actualmente trabaja en Viña del Mar, en la empresa Maptek Computación, dedicada a la venta de software, hardware e innovaciones para la minería. Desde marzo y por la pandemia, realiza sus labores desde su casa en Los Lagos. Sin embargo, explica que no fue sencillo volver a encontrar trabajo. "Me demoré casi cuatro años en reinsertarme laboralmente después del accidente. No por temas psicológicos, sino que postulaba y no me resultaba. Nunca puse en mi currículum que era uno de los 33, siempre puse lo que sabía hacer y simplemente no resultaba. La gente cree que después del accidente nos hicimos millonarios, que somos mal agradecidos, pero no fue así y ha costado", explica.
Su historia
Juan Carlos Aguilar nació en La Calera hace 59 años. Comenzó a trabajar formalmente en la minería en 1981, pero siempre había estado ligado a ella. Cuando tenía 16 años había sido pirquinero y lavaba oro en las quebradas. También trabajó en los programas de gobierno PEM y POJH. Con el paso del tiempo realizó diversas labores mineras y en 1999 se trasladó a la actual región de Los Ríos, para trabajar en la mina de carbón Catamutún. Ahí conoció a su esposa, Cristy Coronado, oriunda de Los Lagos. Vivía acá, pero trabajaba en el norte. Hasta el 5 de agosto de 2010, cuando la mina San José se derrumbó. Crónicas de esa época relatan que después del accidente Cristy se trasladó al campamento Esperanza, instalado en la zona y que él le había escrito una carta pidiéndole matrimonio. El 13 de octubre de 2010, a las 20.13 horas, fue rescatado. Cuando subió en la cápsula Fénix, lo estaba esperando Cristy acompañada por el Presidente Sebastián Piñera y la Primera Dama Cecilia Morel. "Vamos a sacarte todos los aparatos y después vas a saludar a tu familia", le dijo un rescatista. Juan Carlos Aguilar subió usando unos lentes de sol para evitar dañar sus ojos, ya acostumbrados a un ambiente más oscuro. Cuando salió de la cápsula se escuchó ¡Bien Juan Carlos! y aplausos de las decenas de personas que ahí estaban. Lo primero que hizo fue abrazar a Cristy, entre gritos de 'Ce-hache-i'.
Luego de salir, realizó algunos viajes junto a sus compañeros y participó en actividades oficiales. Estuvo con su familia, hizo pequeños trabajos -manejó micros, se preocupó de la mantención de maquinaria e incluso limpió obras de arte-, pero quería algo estable.