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Después de cuatro años volvió a trabajar formalmente en minería en Antofagasta, como instructor de maquinaria pesada. Y una de sus labores era dictar charlas sobre seguridad a los operarios. "Hablábamos harto, así yo cooperaba con mi granito de arena. Entraba a la mina para ver cómo trabajaba la gente con los equipos. Fue una bonita experiencia volver haciendo eso después del accidente", dice. Luego trabajó en Copiapó y en Viña del Mar.
Ha ido a Argentina a contar su historia. Estuvo en Salta en 2017 para hablar en un seminario internacional sobre seguridad y gestión de operaciones mineras y, cuando termine la pandemia, está invitado a Buenos Aires. "La gente, lo que más me pregunta es cómo logramos estar ahí, unidos. Preguntan si peleamos o no. Quedan impresionados cuando yo les cuento que de dos latas de atún comíamos los 33, dos galletitas cada 12 horas, que el agua era industrial, que cargábamos las baterías en un equipo y nunca estuvimos a oscuras. Nos preguntan si habíamos perdido la esperanza y eso", explica.
También habla sobre seguridad. "Lo que hizo Chile fue una gran hazaña, porque por ejemplo en México murieron más de 60 mineros que estaban a 200 metros de profundidad. Ellos quedaron ahí, le pusieron la lápida al túnel y listo. En Chile Chico, hace unos tres años murieron dos compañeros en una mina que estaba debajo de un lago. Fui a hablar con las familias, a dar palabras de apoyo. Fui con Luis Urzúa (otro de los 33) y estuvimos más de una semana. Son tan importantes la planificación, la fiscalización y siempre quiero trasmitir ese mensaje", cuenta.
Y en cuanto a su vida personal, sus hijos ya están grandes. Javiera tiene más de 20 años, Carla tiene 15 y Juan Pedro 9. "A él lo tuvimos después del accidente y ya tiene 9 años, cómo ha pasado rápido el tiempo. Este año, con mi señora y los niños, hicimos la Ruta del Oro acá en la región, lo pasamos muy bien, fue muy bonita la experiencia", dice.
Luchar por su imagen
Juan Carlos Aguilar cuenta que suele conversar con sus compañeros de la mina, especialmente con el grupo con el que interpuso una demanda. Alegan que fueron mal asesorados por los abogados cuando firmaron los contratos relacionados con la película "Los 33". "Después nos dimos cuenta que habíamos vendido nuestros derechos de imagen a perpetuidad, los de cada uno. Otra persona es dueña de nuestra imagen. Yo en este momento me siento como un ene ene, no tengo nada. Si mis hijos cuando sean más grandes quieren escribir algún libro sobre mi persona, no van a poder. De todo lo que perciba, yo tengo que pagar a quienes son dueños de mi imagen. Le tengo miedo hasta a ir a la tele, por ejemplo. Por eso estamos todavía pataleando, para que nos devuelvan nuestra dignidad como personas, aunque con la pandemia todo está más lento", explica.
5 de agosto de 2010, alrededor de las 14:30 horas, se produjo el derrumbe de la mina San José que dejó atrapados a 33 mineros, a unos 720 metros de profundidad durante 69 días.
22 de agosto de 2010, 17 días después del accidente, los mineros fueron encontrados con vida, con considerables síntomas de desnutrición.
13 de octubre de 2010 fueron rescatados, luego de dos meses de planificaciones. Juan Carlos Aguilar subió a la superficie a las 20 horas con 13 minutos.