"La Cantata Santa María nunca ha perdido vigencia y se ha resignificado con los años"
El director de la agrupación rememora los tiempos y lugares en que causaron furor y revela un reciente hallazgo.
Una gira por el país, un concierto en el Municipal de Santiago y varias actividades más comprendían el plan original del conjunto Quilapayún para conmemorar este 2020 los 50 años de la Cantata Santa María de Iquique, la icónica composición de Luis Advis, obra fundamental del cancionero chileno que narra los sucesos de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique de 1907, que desde el punto de vista musical fusiona lo docto con lo popular y que abrió la puerta a un nuevo género latinoamericano.
"Lamentablemente la pandemia nos impidió este festejo, pero por otro lado este tiempo nos regaló un hallazgo histórico para el grupo", comenta Eduardo Carrasco, quien hace unas semanas cumplió 80 años y se mantiene activo como el director de la legendaria agrupación surgida a mediados de la década de los 60, al alero del movimiento musical conocido como La Nueva Canción Chilena.
A lo que se refiere Carrasco por hallazgo es a la recuperación de una perdida grabación de la Cantata hecha en Berlín, en 1972. "Un colaborador de nuestro archivo (Juan Pablo Carvajal) que es muy busquilla dio con una actuación que hicimos para la televisión alemana y que tiene la gracia que es prácticamente con la formación original que grabó el disco en 1970. Están en muy buen estado las imágenes y suena muy bien, considerando que era sonido directo y las condiciones técnicas de la época. A lo que estamos abocados ahora es al proceso para colorearla y dejarla en condiciones para darla a conocer vía streaming en un tiempo más", explica satisfecho.
-Ni pensar en conciertos futuros para reivindicar la celebración.
-Por ahora es difícil planificar cualquier cosa. Hay que ver cómo se comporta la pandemia y luego ver cómo será la reapertura de espacios para la música.
-Al revisar la historia de la Cantata, es singular cómo se alinearon los astros para juntar la energía del grupo con el vuelo creador de Advis.
-Estuvo lleno de coincidencias. Después del disco "Basta" estábamos detrás de algo que nos permitiera avanzar como muy agrupación. Lo más simpático es que Lucho (Advis) compuso esta obra para nosotros sin siquiera habernos tomado un café, jajaja. Él había ido a ver un concierto nuestro al teatro IEM (actual Normandie) y le impresionó nuestro trabajo. Cuando terminó de escribir La Cantata obra nos ubicó y nos invitó a conocerla. Nos entusiasmó mucho y la sacamos rápida. Todo fluyó muy bien, trabajamos de manera muy armoniosa y respetuosa.
-¿Hubo una repercusión inmediata cuando se estrenó?
-Éramos muy conocidos en el medio local, pero a nivel general siempre teníamos problemas para difundir nuestro trabajo. Salíamos poco en los diarios. Igual nuestro público habitual de los trabajadores y los estudiantes vio La Cantata y entendió su significado, pero la aceptación masiva se dio más adelante. Hoy, con la distancia que otorga el tiempo, se valora el aporte histórico, cultural y musical y nadie de derecha o izquierda podría negar su valor, pero insisto, se consiguió en mucho tiempo.
-Todo lo contrario a su revuelo en Buenos Aires.
-Ahí fue muy rápido el reconocimiento, porque además ya había un movimiento fuerte, el Cancionero Argentino, que se podría considerar de una misma tendencia a la nuestra con la Mercedes Sosa, César Isella, en fin. Partimos tocando en un teatro pequeño, el Payró, y rápidamente saltamos al Gran Rex de calle Corrientes. Ahí fue una cosa increíble, miles de personas, el teatro de lleno, mucha gente afuera, se interrumpió el tránsito, lleno de policías. Había gente hasta en los pasillos. Tocamos y el teatro se vino abajo, fue muy electrizante.
-Ya en el exilio, en Francia, tocaron para muchas personalidades, se hicieron muy conocidos y le pidieron incluso al escritor Julio Cortázar que les diera una mano con los textos de La Cantata.
-Esa fue una historia desatinada de nuestra parte, pero tiene que ver con todo lo ocurrido después del Golpe de 1973. A nuestros oídos llegó la noticia de que a Lucho Advis lo habían detenido, cuando solo lo habían amenazado. Nosotros tratamos de no tomar contacto con él, porque si se relacionaba con nosotros podía complicarlo, ya que teníamos negada la entrada al país. Por esos años a alguien se le ocurrió que La Cantata podía mejorar. Como no podíamos hablar con Lucho nos tomamos la libertad de hacerles cambios a los textos, lo que era brutal, porque eso fue pasar a llevar a pasar al autor. A Julio Cortázar, que era amigo nuestro, le pedimos que viera lo que podíamos mejorar. Muy solidario, pero reticente, sugirió cosas menores y se editó de esa manera en la versión francesa. Cuando Lucho supo, se enojó y con toda razón. Rápidamente nos olvidamos de esa versión.
-¿Le gustan las versiones modernas como la de Chancho en Piedra?
-Me gusta que haya otras versiones, no me parece malo, pero va ser difícil que logren la fuerza interpretativa, la delicadeza de la versión original.
-¿Verdad que una vez la tocaron con Jane Fonda?
-Claro. La conocimos en Paris. Ella era activista por la causa anti Vietnam y cuando nos fue a ver le planteamos que podíamos algo juntos cuando fuéramos a California. Aceptó encantada. Cuando finalmente se concretó la gira a Estados Unidos le avisamos y reiteró su interés. Tocamos en Pasadena, hicimos las canciones en español y ella leyó los textos en inglés.
-¿Siente que la obra mantiene vigencia?
-Nunca ha perdido vigencia y, lo más sorprendente, se ha resignificado con los años, desde antes de Allende hasta los últimos movimientos sociales, luchas y reivindicaciones. Nunca la hemos podido dar por olvidada. Nos va acompañar siempre.
-¿Qué actuaciones le han parecido las más entrañables en estas cinco décadas?
-Por de pronto, las primeras en el Teatro de la Reforma (hoy Isidora Zegers) que fueron con Héctor Duvauchelle. Fue un acierto cuando pensamos en él para la lectura de los textos. Como gran actor que era le agregó un buen porcentaje del éxito a la obra, le dio categoría. Las otras ya serían las del Gran Rex, el Olimpia de París, y las giras al norte. Hay una onda muy bonita con Iquique que la siente como un himno nacional. Se identifican mucho con La Cantata.
-¿Cómo evaluaba Luis Advis lo que había creado?
-Su apreciación tenía dos caras. Por un lado fue su gran éxito, ninguna cosa que hizo después alcanzó igual reconocimiento y eso le molestaba. Para muchos era como que solo era el autor de La Cantata y era injusto, porque había hecho cosas hermosas como Canto por una Semilla, con Inti Illimani y otras cosas con nosotros.
-Según la revista Rolling Stone, La Cantata es el cuarto mejor disco chileno de la historia.
-Yo desconfío mucho de esas cosas de los rankings, no me interesan, las siento falsas. La obra es un hito fundamental porque es bellísima y tiene valores intrínsecos que no dependen de que te aplaudan o no. La Cantata se puede poner al lado de Las últimas composiciones de Violeta Parra y punto. No creo que haya nada comparable en la música popular. Es una de las grandes cosas hechas en la música nacional.
"En el Gran Rex de calle Corrientes fue una cosa increíble, miles de personas, el teatro de lleno, mucha gente afuera, se interrumpió el tránsito, lleno de policías. Había gente hasta en los pasillos. Tocamos y el teatro se vino abajo, fue muy electrizante".
"Desconfío mucho de esas cosas de los rankings. La obra es un hito fundamental porque es bellísima y tiene valores intrínsecos que no dependen de que te aplaudan o no. Se puede poner al lado de Las últimas composiciones de Violeta Parra y punto".