Efe
El exceso era el camino. Charlie Parker vivió intensamente y murió de modo prematuro, revolucionó el jazz y se convirtió en el héroe negro de una sociedad que reivindicaba las raíces y el cambio por la igualdad. Este 29 de agosto se cumplen 100 años del nacimiento de una figura que es, para muchos, el mejor músico del siglo XX.
Charles Christopher Parker (Kansas, EE.UU.) es uno de los profetas del bebop junto a su amigo Dizzy Gillespie, con quien compartiría escena en formato de quinteto -Miles Davis a bordo- en el Carnegie Hall en 1947 y en la Sala Pleyel en 1953, aunque su primera toma de contacto tendría lugar en 1939. Ambos diseñarían el estilo que renovó el jazz hasta nuestros días, el bebop.
"Podías saber el color del pelo de la chica en la que estaba pensando cuando tocaba en plena forma", dijo de él Charles Mingus, otro de los músicos clave en la historia del jazz.
Intérprete de saxo alto con capacidades armónicas inusitadas, compuso piezas que ya son estándares del repertorio jazzístico. El origen de su alias, "Bird", es incierto, pero su identificación con el apelativo granjeó títulos como "Ornithology", "Yardbird Suite", "Bird Feathers", "Chasin´ The Bird" o "Blue Bird", entre otros.
"Bird" fue autodidacta. Rechazado en los conservatorios de música, su inspiración procedía de saxofonistas consagrados como Lester Young o Buster Smith, de cuya banda formó parte. Demostró su versatilidad al enfrentar obras de Cole Porter en formato de big band ("Easy to love", "Night and day", "What is this thing called love"). Y su célebre "Ornithology" partía de "How High the Moon", puesto en escena por Benny Goodman por primera vez.
Charlie Parker cambiaba las reglas del juego.
Al club selecto
Las audiencias negras ya no regentaban burdeles, bares clandestinos o antros de juego, sino que se habían trasladado a locales respetables a los que también asistía el público blanco. El dinero quemaba en las manos de esos músicos de vestir elegante, amoríos interraciales e interpretaciones musicales técnicamente febriles, arrebatadas y de enorme complejidad.
Como reconocería Martin Luther King Jr. en la presentación del Festival de Jazz de Berlín, diez años tras la muerte de "Bird": "El jazz habla en nombre de la vida. El blues habla de las dificultades de la vida. Y si lo piensan se darán cuenta de que toman las peores realidades de la vida y les ponen música solo para traer esperanza y una sensación de triunfo. Es la música triunfante".
Parker puso al revés la música, apeló a la imaginación de los oyentes y a sus sentidos. Fue el modelo para jóvenes saxofonistas que tomaban como punto de partida su fraseo, de distinta duración y acentuación asimétrica, las notas altas y la fuerza creativa.
"Bird" fue una estrella "más grande que la vida" que vivía excesos como lo haría posteriormente cualquier figura del rock -en una ocasión arrojó su saxofón por la ventana de la habitación del hotel en el que se hospedaba y en otra se bañó en el mar con un costoso traje recién comprado-.
Vida caótica
Las secuelas y dolores de un accidente de coche, por el que le prescribieron morfina a edad adolescente, le convirtieron en un adicto a la heroína. Paradójico es que muchos músicos se iniciarían en su consumo con la idea equivocada de que su talento procedía de las drogas.
Su notoriedad le precedía y su adicción consiguió que se le prohibiera entrar en varios clubes, entre ellos el que llevaba su nombre: Birdland.
Tuvo tres matrimonios y una pareja: de su precoz matrimonio con Rebecca Ruffin a los 16 años tuvo un hijo; con Geraldine Marguerite 'Gerry' Scott se casaría en 1943; con Doris June Sydnor lo hizo en 1948, y posteriormente se unió a Chan Richardson, a quien consideró su esposa aunque nunca contrajera nupcias. Fruto de esta relación sería padre de Baird y Pree.
Adicto al sexo, se sucedían las interminables veladas de sus conciertos con las numerosas amantes que fue conociendo.
La muerte de su hija Pree a los 2 años por una neumonía aceleró su deterioro, con episodios de alcoholismo y esquizofrenia, y un intento de suicidio en 1954 se confinó en un hospital siquiátrico.
Un ataque al corazón y la cirrosis precedieron a la neumonía y a una úlcera hemorrágica que lo llevaron a la tumba a los 34 años. Por el estado deteriorado de su cuerpo, el doctor que confirmó su muerte pensó que tenía 55.