Familias de La Unión claman por una solución a proyecto de alcantarillado inconcluso
Desde febrero de este año están paralizadas las obras en sectores urbanos de Aldea Campesina y Caupolicán Alto por la quiebra de la constructora, lo que ha provocado el rebalse de cámaras, malos olores, y daños en veredas y calles. El foco de insalubridad se ubica frente al SAR, Cesfam, y un jardín infantil.
Era el proyecto que les cambiaría la vida y que esperaban por años, ya que a pesar de vivir en plena zona urbana no tenían alcantarillado ni agua potable. Concluido este paso, podrían optar al objetivo final de la urbanización, para tener calles y veredas pavimentadas. Sin embargo, desde principios de este año la obra está abandonada, lo que ha provocado el rebalse de cámaras y pozos negros, junto con los malos olores que eso conlleva. Por si fuera poco, deben lidiar con faenas a medio terminar a las afueras de sus viviendas.
Esa es la realidad que viven alrededor de 400 familias que residen en los sectores urbanos de Aldea Campesina y Caupolicán Alto, en La Unión, quienes a diario sufren las consecuencias de la quiebra de la Constructora Carlos René García Gross Limitada, empresa que precisamente estaba a cargo de ejecutar las obras de alcantarillado y agua potable para ambas poblaciones. El proyecto involucraba una inversión total de $2.906 millones financiados a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) del Gobierno Regional.
Aldea campesina
Rosa Ulloa es la presidenta de la Junta de Vecinos Aldea Campesina Georgia de La Unión, quien recuerda que "nosotros llevamos aquí 56 años. Esta población fue donada por el gobierno de Estados Unidos luego del terremoto de 1960. Llegaron 48 fundadores de los cuales solamente quedan 20. El sueño de los que aún sobreviven es algún día, no muy lejano, ver sus calles pavimentadas. Pero en este momento estamos en un caos total".
La dirigenta asegura que "la Aldea Campesina siempre ha estado lejos de los proyectos. Ningún gobierno comunal se hacía cargo porque nosotros teníamos agua propia, una napa subterránea muy buena que abastece a todo este sector".
"Sin embargo, para poder postular a proyectos que mejoren nuestra calidad de vida, teníamos que pasar a Essal y contar con un buen sistema agua potable y alcantarillado. En febrero de 2019 comenzaron a ejecutarse los trabajos por parte de la empresa García Gross de Temuco y en febrero de este año debía estar listo, para luego postular a la pavimentación, pero las obras quedaron a medias porque la empresa quebró", agregó.
¿Cuáles son sus principales inconvenientes? "La empresa intervino el alcantarillado que ya teníamos para nuestro sistema APR, lo que llevó escombros hacia las cámaras matrices. Además, las pocas veredas que teníamos fueron destruidas para construir el nuevo alcantarillado. Entonces, quedamos sin alcantarillados, sin veredas, y con las calles más malas que antes porque quedaron las excavaciones abiertas", relató Rosa Ulloa.
La dirigenta complementó que "las consecuencias más graves es que con las lluvias, que fue mucha este invierno, provocaron el anegamiento de las cámaras y los patios de los vecinos en este momentos están llenos de caca. Literalmente. Las cámaras colapsaron y todas las aguas servidas se fueron hacia los sitios y debajo de las casas. El agua no deja de correr y llega hasta calle Padre Hurtado donde está el SAR, el Cesfam, un jardín infantil y el Colegio de Cultura. Los adultos mayores no pueden ni siquiera abrir una ventana porque está todo hediondo".
La presidenta de la junta de vecinos sostiene que "hemos tenido reuniones con todas las autoridades locales y regionales y con parlamentarios, pero seguimos en las mismas condiciones. Necesitamos que se declare una emergencia sanitaria para que bajen los recursos y se ejecute un proyecto que permita destapar las cámaras colapsadas con aguas servidas. No entendemos por qué en Santiago deben tomar una decisión para solucionar esto y no acá".
"Ya estamos cansados del barro en invierno y el polvo en el verano. Nos sentimos frustrados, con rabia e impotencia.
"Nos sentimos frustrados, con rabia e impotencia. Estamos cansados de tocar puertas y no encontrar respuestas".
Rosa Ulloa, Pdta. JJ.VV. Aldea Campesina
"Lo único que nos deja esto es una amargura tremenda. Estamos tristes y decepcionados de nuestras autoridades".
Mónica Ojeda, Pdta. JJ.VV. Caupolicán Alto