Este fin de semana, seis de las doce comunas de Los Ríos deberán mantenerse en cuarentena. Si alguien sale, necesitará salvoconducto y solamente podrá pedirlo para acciones urgentes o de primera necesidad. De lunes a viernes se podrá circular normalmente. Sigue el toque de queda y el control sanitario en los accesos. Las tiendas que no sean de categoría "esencial" los cafés y restaurantes deben cerrar. Además están restringidas las reuniones sociales, las actividades de mayores y las que puedan efectuar los gimnasios.

Se trata, quizás, del período más estricto vivido en la zona, desde el inicio de la pandemia. Es el retroceso a la Fase 2 del plan "Paso a Paso" y fue decretado luego que la cantidad de personas fallecidas -lamentablemente- se incrementara en un 25% y que la cantidad de casos regionales de coronavirus registrara un crecimiento exponencial, alcanzando su número máximo de registro diario (ver página 5).

¿Cómo llegamos a esto? La respuesta de muchos será "falta de control, información oficial difusa, malos ejemplos de autoridades". Todo influye. La celebración de Fiestas Patrias, también. Pero, sobre todo -seamos sinceros- los contagios se multiplican por una gran irresponsabilidad comunitaria y una falsa sensación de seguridad que llevó al relajo de medidas simples como usar mascarillas, mantener distancia y realizar continuo lavado de manos. En los días previos bastaba solamente caminar por las calles de Valdivia para comprobarlo: aglomeraciones en el ingreso a locales en liquidación, paseos familiares, niños y niñas sin protección, gente conversando a menos de un metro entre ellos y sin cobertura de boca y nariz; además de vehículos con grupos trasladándose a segundas viviendas. Nada de eso refleja conciencia.

Es cierto que las fiscalizaciones debieran ser más severas; pero la cantidad de funcionarios del orden no alcanza para controlar cada una de las acciones riesgosas individuales a las cuales se someten las personas a diario. Menos para hacer entender, uno por uno, que el covid-19 es una amenaza peligrosa para la salud y que se debe tomar medidas de autocuidado.

Es preciso, entonces, generar conciencia y revertir lo acontecido en Valdivia, Paillaco, Río Bueno, Corral, Lanco y Panguipulli.

Este viernes y hoy sábado se está desarrollando, de manera virtual, la segunda versión de Ludópolis, evento que surge como una iniciativa de la carrera Diseño de Videojuegos de Santo Tomás Valdivia, para fomentar desde la academia la formación de un polo económico en torno a las industrias creativas y el desarrollo tecnológico, con foco en educación y la transferencia tecnológica hacia otros sectores del ámbito productivo de Los Ríos.

El evento, que cuenta con el financiamiento Fomento Los Ríos a través del Programa de Apoyo al Entorno Innovador (PAEI), contempló la realización de charlas, talleres, rueda de negocios, un concurso de desarrollo de videojuegos, y permite además conocer el "estado del arte" en que se encuentra esta industria a nivel local, los desafíos, y las oportunidades y proyecciones que se ofrecen a nivel mundial.

En este sentido, debemos señalar que la industria de los videojuegos ha sido afectada por la crisis económica derivada del COVID-19. Sin embargo, el impacto será menor y finalmente saldrá fortalecida dado que, como manifiestan distintos especialistas, el confinamiento ha permitido un aumento de tiempo y personas dedicadas a esta actividad.

No obstante, el crecimiento de esta industria no es un fenómeno nuevo, ya en 2018 la consultora de estudios de mercado IBISWorld, proyectaba un alza de más de 10% para el año pasado, convirtiéndola en la primera industria cultural del planeta con ingresos sobre los 135 mil millones de euros.

Todo este desarrollo, demanda de manera paralela, la formación de capital humano altamente capacitado. En esa línea, en el "Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos 2017", editado por la Asociación Española de Desarrollo de Videojuegos, explican los desafíos de dicha industria a nivel de dicho país, dando cuenta de la necesidad de contar con Diseñadores, probadores, desarrolladores de software y programadores, ingenieros de audio, artistas y animadores, guionistas, traductores y marketing.

En este contexto, y luego de haber vivido la segunda versión de Ludopolis, es importante entender, que esta industria está lejos del clásico estereotipo del "joven gamer" (usuario); y hoy la debemos vincular con la del profesional que crea a través de la tecnología y que ha permitido transformar a los videojuegos en uno polo desarrollo económico y en el cual debe estar presente nuestra Región de Los Ríos.

Laura Bertolotto Navarrete

Rectora Santo Tomás Valdivia