"Trataremos de llevar representantes de la iglesia evangélica a la Convención..."
TAREAS. La bióloga dedicada a la docencia contó sobre su labor de llevar información a la iglesia y también dio a conocer su visión del proceso constituyente.
Seis años de vida en Valdivia suma Tamar Angélica Muñoz Sepúlveda, pastora evangélica que además se desempeña actualmente como coordinadora regional de la Comisión Nacional Evangélica por la Familia (Confamilia), organización cuyo objetivo es mantener a la iglesia al tanto de la contingencia y proyectos que se discuten en el Congreso Nacional.
La profesional de 34 años de edad nació el 25 de marzo de 1986 en Santiago. Se crió en la comuna de La Granja, donde cursó su enseñanza básica en la Escuela Óscar Castro Zúñiga. Luego, su educación media la completó en el Colegio Chile de la comuna de San Miguel.
Posteriormente, entró a estudiar y se tituló de la carrera de Biología en la Universidad Católica de Valparaíso. "Siempre me gustó mucho la biología, los seres vivos, saber cómo funcionan los sistemas. Cuando estuve buscando carreras, me gustó mucho la malla curricular de Biología y me decidí a ingresar", recordó.
En 2014 se trasladó a vivir a Valdivia luego de casarse y desde entonces trabaja como profesora de Ciencias Naturales en el CEIA Luis Moll Briones. "Cuando estaba estudiando en la universidad, empecé a seguir la religión evangélica, eso me cambió un poco las proyecciones y me incliné más hacia el tema social. Además, en mi profesión uno se va insertando laboralmente desde la universidad y acá llegué a una ciudad donde se dictaba la carrera y tienen sus propios profesionales", explicó sobre el vuelco en su trayectoria y desempeño profesional.
¿Cómo nació su vínculo con la religión evangélica?
-Mis padres siempre fueron cristianos y desde pequeña, ya conocía aspectos de la religión. Después me fui a Valparaíso, seguí mi propia vida y no tenía ninguna cercanía con la fe evangélica. Pero luego de tres años me empecé a acercar a Dios, porque me di cuenta de que no se podía seguir adelante sin Dios y desde ahí empecé a participar de la iglesia.
¿Hubo personas que le motivaron o incentivaron a hacerlo?
-Mis papás siempre me incentivaron, pero a su vez también me dieron la libertad de decidir. Al estar sola allá en Valparaíso ocurren circunstancias y pasan cosas que me llevaron a decidirlo. La verdad es que yo sentía un peso enorme y decidí acercarme.
¿De qué manera concretó este acercamiento a Dios?
-Empecé a leer la Biblia y también a orar, a hablar con Dios. Luego de unos meses decidí entregarle mi vida a Dios por completo. Empecé a buscar una iglesia. En ese tiempo vivía en Quilpué y empecé a ir.
¿Cómo fue la experiencia de introducirse en una iglesia?
-Buena. La verdad es que yo pensaba que no iba a volver tan pronto. Fue tremendo, fue como sacarme una carga de encima y encontrar paz. Yo no tenía grandes problemas, pero sentía que la vida era muy difícil y al entrar a la iglesia experimenté paz y alegría, por haberme encontrado con Dios.
¿Cómo se convirtió en pastora?
-En la universidad comencé también a ir a un grupo cristiano, donde compartíamos y me empezaron a enseñar. Eso me fue fortaleciendo e incentivando a conocer la Biblia. Eso me llevó a avanzar más en el Evangelio de Cristo, a poner mi vida en eso y de ahí en adelante aprendí que quien sigue a Cristo, hace discípulos también. Lo que yo había encontrado en Dios, era importante entregárselo a otros y enseñarles el camino. Así que en eso me enfoqué y pasó a ser mi objetivo principal. En 2013 me ungieron como pastora.
En la práctica, ¿qué implica ser pastora evangélica?
-Nosotros junto a mi esposo no tenemos un templo físico, propio, pero sí arrendamos lugares. Nuestra labor la centramos más en las personas y en mantener siempre la comunicación con ellos. Es como tener hartos hijos, son muchas personas las que están bajo la responsabilidad de uno, en el sentido de poder llegar a tiempo con un consejo, de saber cómo están, llegar a tiempo para animarlos y seguir adelante. Así yo veo este llamado pastoral: cuidar de otros, cuidar que puedan seguir conociendo a Dios y que la fe se vaya haciendo cada vez más fuerte.