Niños y confinamiento
Las condiciones actuales no permiten que los niños entre 0 y 4 años asistan a salas cunas o jardines infantiles. Como medida preventiva se sugiere que no salgan, por lo tanto, no interactúan con otros niños ni con otros adultos fuera de sus padres o cuidadores. ¿Esto puede afectar al desarrollo de su lenguaje?
El lenguaje, visto como una herramienta de comunicación y desarrollo del pensamiento, se encuentra en plena evolución en esta etapa del ciclo vital y uno de los aspectos relevantes de analizar es el vocabulario. La cantidad de palabras que el niño va adquiriendo en conjunto con su significado se logra principalmente a partir de la interacción social y de las experiencias, pues es más fácil "fijar" palabras en la memoria de los niños cuando éstas se encuentran dentro de un contexto, por ejemplo, es más fácil que el niño aprenda la palabra "cajera" y su significado, si es que un adulto lo menciona al momento de pagar en un supermercado.
Por tanto, en esta situación de confinamiento debemos generar contextos para enriquecer el lenguaje de nuestros niños en casa a través de la interacción y el juego. Como sugerencia, se pueden realizar juegos de roles simulando ser personaje en una situación real, mencionando palabras propias que emplearían en esa instancia, por ejemplo, ir de compras, asistir al médico o jugar al profesor. También es una buena opción ver libros en conjunto, pues permite mencionar los dibujos y explicar las situaciones que allí aparecen, asimismo, en la cocina nombrar los ingredientes que va incorporando a la comida o al mirar fotografías, describiendo el lugar donde fue tomada, las personas y cosas que aparecen en ellas.
Francisca Henríquez Fonoaudiología, UDLA
¿Cómo frenar la segunda ola?
Varios países de Europa enfrentan una "segunda ola" de la pandemia, tan grave que amenaza su capacidad asistencial. Esto ocurre en el otoño, después de los meses veraniegos.
Nosotros estamos prontos a iniciar el verano. ¿Qué debemos hacer para no repetir la misma historia?
Lo más importante es identificar que la causa principal de este rebrote fue la relajación de las actitudes derivadas del ansia de las personas por recuperar su estilo de vida.
Se olvidó el uso de la mascarilla, así como evitar las aglomeraciones, la gente le perdió el miedo al contagio.
Es fundamental entonces aprender de la experiencia de los otros países. Tenemos que internalizar las medidas de prevención.
Debemos identificar que el peligro está fundamentalmente en la boca de los portadores del virus, mayoritariamente asintomáticos. La vía principal, no única, de transmisión es aérea, por pequeñísimas partículas que expelemos al hablar, toser, cantar y gritar, que afectan nuestro entorno hasta unos 2 metros. De aquí deriva la importancia del distanciamiento físico, uso de mascarillas, ventilación de espacios cerrados y lavado de manos en forma frecuente.
Por lo tanto, debemos desarrollar estrategias de "vida protegida" que permitan actividad razonablemente segura, sostenible en el tiempo. Lo más probable es que tengamos que vivir con alternancia de períodos de restricciones con otros más permisivos.
Este indispensable esfuerzo requiere la colaboración inteligente y creativa de todos.
De lo contrario, la alternativa es enfrentar el próximo abril con una situación similar a la europea, pero con un tercio de los recursos que ellos disponen.
Dr. Manuel José Irarrázaval Director IPS, U. San Sebastián
La pobreza, nuevamente
Considerando los efectos de la pandemia es esperable que en los próximos años la pobreza vuelva a tomar protagonismo, en especial una realidad muy particular y con necesidades urgentes: la pobreza rural.
El 83% de la superficie del país corresponde a zonas rurales, las que según cifras del Banco Central representan cerca del 17% del PIB, y donde habita el 12% de la población total de Chile según el Censo 2017. Resulta evidente entonces la importancia de los programas destinados a este sector. Sin ir más lejos, la pandemia dejó en evidencia el rol estratégico de la agricultura familiar campesina en el resguardo y desarrollo de la cadena de abastecimiento de alimentos para todo el país. Sin embargo, y pese a ello, la sensación en el mundo rural sigue siendo la de "invisibilidad" en un Chile con una mirada cada vez más urbana.
Acortar la brecha entre lo urbano y lo rural es un desafío de todos. El diseño de las políticas y programas debe considerar las características e idiosincrasia de las familias que habitan en territorios rurales. Evaluar esta realidad desde una mirada urbana carece de sentido de realidad.
En esa tarea, tanto Indap como Fundación Superación de la Pobreza, tienen una larga trayectoria y puntos de encuentro en los territorios.
Hacerse cargo de la pobreza rural no implica postergar la urbana. Tampoco convertir todo potencial impacto en números. Se requiere de una mirada descentralizadora que incorpore las necesidades de quienes viven en contextos distintos y considerarlos como parte esencial de nuestro país.
Carlos Recondo, director Indap: Andrea Repetto, Presidenta Fundación Superación de la Pobreza