Una posible cara positiva de este año vivido en pandemia, podría ser la baja en cifras de delincuencia registrada en el país. Estudios de distintas instituciones dan cuenta de esa disminución, que podría deberse -en parte- a las restricciones de movilidad y a la mayor presencia de personas en los hogares; lo cual incidiría sobre todo en los llamados "delitos de mayor connotación social", donde se agrupan los hechos violentos que afectan a las personas, o a la propiedad privada.

El Índice Nacional 2020 de Paz Ciudadana, dado a conocer hace pocos días, marca una baja histórica en la victimización, es decir la cantidad de hogares donde uno o más integrantes han sufrido ataques de robo o intento de robo. Este año llega a un 27,4%, mientras que en 2019 era de 40,6%.

En Los Ríos, las estadísticas del Sistema Táctico Operativo (Stop), indican una reducción de 18%. Y los índices de la Subsecretaría de Prevención del Delito señalan 5.661 casos a la fecha, mientras que el año anterior el total fue de 9.621.

Pese a estos antecedentes, sin embargo, la sensación de tranquilidad de las personas no sube.

Según Paz Ciudadana el 55,1% de los encuestados cree que los ilícitos aumentarán en su entorno en los próximos doce meses; mientras que en la región, la última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc), señala que un 76,2% de la población presenta alguna percepción de inseguridad y el 33,2% cree que podría ser víctima de delitos.

Esta inquietud explicaría por qué, tanto a nivel nacional como regional, se multiplica el autocuidado comunitario y familiar, como instalación de alarmas y coordinación con los vecinos.

En ese contexto se entiende el reforzamiento local de servicios de seguridad municipales y la habilitación de equipos de televigilancia (drones), los cuales -según el balance entregado- han sido claves en 97 operativos y permitido la detención de 17 personas, además de aportar medios de prueba en investigaciones.

Claramente seguir con esas medidas es necesario, pues el temor afecta la calidad de vida de las personas. Y, en las actuales circunstancias de incertidumbre social, resulta fundamental reforzar certezas de protección; incluso más allá de las estadísticas.

El aumento de 8,8% de los recursos a la salud de los chilenos proyectado para el 2021 en el Presupuesto de la nación, será decisivo para asegurar la confrontación de la pandemia de prolongarse ésta en el tiempo, sin descuidar las demás tareas del sector.

La partida del Minsal alcanzará los 10 billones 79 mil 906 millones de pesos, cifra inédita y refleja el momento por el que estamos pasando, la importancia que le estamos asignando a este sector, y los desafíos que nos esperan en atención primaria, cobertura, infraestructura y desarrollo hospitalario.

Uno de los puntos interesantes abordados en la discusión que se generó en el Palamento, es que en el marco del Plan de Emergencia se aseguró una segunda fase del Fondo para la Salud Covid-19. Serán 400 mil millones de pesos destinados a disminuir la exposición al contagio y enfrentar las necesidades de la emergencia sanitaria, con énfasis en la red primaria de atención.

Además, se contará con 10 mil millones de pesos para el fondo de Trazabilidad, que se extenderá mientras dure la alerta sanitaria y/o hasta febrero de 2021. En caso de que la alerta se alargue, tanto Salud como Hacienda han dejado la puerta abierta para reasignar o incorporar recursos adicionales. También existen las reservas para asumir los costos de una eventual vacuna contra el virus y la disminución de listas de espera acumuladas.

Otro aspecto a destacar es la puesta en marcha de la Ley Nacional de Cáncer, con una asignación de 23 mil 473 millones de pesos, lo que de acuerdo a la propuesta del gobierno, va a permitir reponer equipamiento asociado al plan, a lo que se suman otros 8 mil 130 millones para el estudio, construcción y habilitación de cuatro centros oncológicos en Antofagasta, Concepción y la región Metropolitana. Igualmente valorable es el incremento de 0,6 a 3,1% de los recursos destinados por Fonasa al pago de subsidios por incapacidad laboral por enfermedad y medicina curativa, lo que va a permitir equilibrar la balanza financiera de un cargo cuya diferencia negativa estaba siendo asumida por la propia institución.

Finalmente hay que seguir incrementando el per cápita en Salud Primaria, ya que el país puede hacer un esfuerzo aún mayor sobre todo considerando que es en este nivel donde se puede hacer el mayor trabajo preventivo y de acompañamiento a los usuarios.

Bernardo Berger F. Diputado por Los Ríos