"Este trabajo no genera papers, pero es un aporte concreto a lo que se necesita"
CIENCIA. Está encargada de uno de los laboratorios donde se analizan las muestras de covid. Fue reconocida entre las 100 mujeres líderes por El Mercurio.
Este año la búsqueda de las Cien Mujeres Líderes que realiza El Mercurio y Mujeres Empresarias se enfocó en destacar a aquellas que han desarrollado aportes significativos al combate contra el covid-19 desde la ciencia, la salud, la economía y el área social. Y una de las premiadas fue Andrea Silva Baez, bióloga y directora ejecutiva del Austral-Omics de la Universidad Austral de Chile, quien desde principios de este año además es directora técnica del Laboratorio de Virología para el Diagnóstico del Covid-19, centro que funciona en esa misma casa de estudios. Se trata de uno de los laboratorios que desarrollan los análisis de qPCR en la región, sumado este año a la red para elevar la capacidad de diagnóstico en la zona.
Desde abril hasta ahora han pasado más de 40 mil muestras de exámenes qPCR por su laboratorio y Silva ha sido la encargada de liderar el equipo que los procesa, que hoy está integrado por diez profesionales.
Andrea Silva nació en La Calera, ciudad ubicada en la región de Valparaíso. Estudió Licenciatura en Ciencias con mención en Biología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y desempeñó su primer trabajo en esa misma universidad, en un laboratorio de secuenciación. "A pesar de que como bióloga me gusta mucho la naturaleza y el terreno, siempre me he enfocado al trabajo de laboratorio", comentó. Luego realizó un magíster en genética en la Universidad de Chile, donde también trabajó en un laboratorio y posteriormente se trasladó a Valdivia para cursar el Doctorado en Ciencias con Mención en Sistemática y Ecología de la Universidad Austral de Chile. Tras terminarlo se hizo cargo de Austral-Omics, un laboratorio cuyo trabajo se centra en el uso de herramientas genéticas y genómicas para apoyar las investigaciones de estudiantes, académicos y asesorar a empresas. "Es un laboratorio que realiza mucho apoyo transversal a las distintas tesis de la universidad y de fuera de ella. Con este trabajo cubrí mi interés de perfeccionamiento y de manejo de técnicas. Pero por otro lado también mantengo una línea de investigación dentro de la universidad que está asociada a insectos. Estoy estudiando el efecto de los insecticidas neonicotinoides, que han sido asociados al declive general de polinizadores que hay hoy día", destacó.
Eso estaba realizando cuando la pandemia por el nuevo coronavirus llegó a Chile.
-¿Cómo surgió la idea de formar el Laboratorio de Virología?
Desde marzo, cuando comenzaron a aparecer las noticias de que el covid-19 ya estaba en Chile, se venía hablando de apoyar el diagnóstico del covid con una red de laboratorios universitarios. Fue el Ministerio de Ciencia el que impulsó la idea gracias a que las seremis que están ahí son científicas, por lo que estaban muy al tanto de que esto se podía implementar. Comencé a acompañar a la seremi de Ciencias de Los Ríos, Olga Barbosa -con quien fuimos compañeras en el pregrado en la Católica- cuando ella tenía reuniones con autoridades universitarias para ver cuál era el laboratorio que podía hacerse cargo del diagnóstico, esto a modo de asesoría. En eso surge el de Carola Otth, de Hantavirus, que ya estaba certificado para el trabajo en humanos, lo que se requería para que fuera más rápido el proceso. A raíz de que ella no podía hacerse cargo porque tenía mucho trabajo como prorrectora, yo decidí hacerlo junto con las cuatro personas que trabajan de planta en Austral-Omics. Nosotros ocupamos muchas herramientas distintas para resolver diferentes problemas en biología, por lo que hemos manejado la técnica qPCR como control de varios procesos. Es una herramienta muy familiar para muchos biólogos moleculares.
-¿Cuándo comenzaron a realizar estas pruebas y qué fue lo más complejo de la implementación?
-Empezamos a implementar el laboratorio, a pedir las certificaciones al ISP y a validarnos en la prueba en abril. El 1 de mayo ya comenzamos a trabajar. Todos los laboratorios universitarios que se estaban uniendo a la red tuvimos que pasar por el proceso de ganarnos la confianza del ISP y de los laboratorios certificados que trabajaban constantemente con muestras humanas. Si bien la técnica era manejada, esta era una iniciativa única y no se tenía experiencia. Ganarse la confianza de la gente de Salud fue lo más difícil en general. Después de eso, conseguir a las personas que trabajarían en el laboratorio junto con los profesionales de Austral-Omics. Había mucha gente interesada, pero todos estaban trabajando en otras cosas y no se sabía qué tan larga sería la pandemia. Cuando me preguntaban cuánto tiempo, yo no podía dar plazos. Para muchas personas fue difícil tomar la decisión porque significaba dejar su trabajo e investigaciones de lado, pedir