Cómo una política proteccionista hizo escasa a una apetecida especia
ALIMENTOS. Una medida tomada por el Gobierno de Sri Lanka ha favorecido que la cúrcuma desaparezca del mercado, alentando el contrabando y los productos de mala calidad.
Agencias
El curri de Samantha Karunathilaka no luce igual, ni desprende su aroma a cocina casera desde que agotó su reserva de cúrcuma, una especia fundamental para los hogares de la nación isleña de Sri Lanka, que prácticamente ha desaparecido del mercado por la política proteccionista del Gobierno.
La decisión de las autoridades de prohibir la importación de esta especia en diciembre de 2019, con la esperanza de dar un empujón al cultivo local, ha resultado en un auge del contrabando y en productos adulterados o de mala calidad.
"Es lo que da al curri su color y aroma; la cúrcuma no afecta realmente al sabor, como sí lo hacen otras especias, pero sin ella la comida no tiene un aspecto tan bueno para comer", dice Karunathilaka.
Esta mujer de 45 años residente en Borelasgamuwa (oeste) agotó en junio sus últimas reservas de cúrcuma, que no sólo se utiliza para cocinar sino también para lavar las verduras al ser considerado un agente antibacteriano.
Tras varios intentos infructuosos de adquirirla, Karunathilaka localizó al fin la especia, comúnmente procesada y vendida como un polvo de intenso color amarillo. Pero descubrió después que se trataba de un producto adulterado: harina de arroz con colorante o quizá ralladura de pan, no está segura.
"Ahora no hay buena cúrcuma en el mercado, estamos animando a la gente a que la hagan crecer en sus jardines", dice Deeptha Panagoda, asistente de investigación en una sección del Ministerio de Agricultura encargada de aconsejar a los agricultores, conocido como Govijana Seva.
Aunque la especia es esencial para la cocina esrilanquesa, la nación isleña sólo produce una fracción de la cantidad consumida cada año, y hasta hace un año dependía especialmente de las importaciones de la India. Ahora, el Gobierno ofrece semillas y fertilizantes de forma gratuita a través de funcionarios como Panagoda para que los esrilanqueses hagan crecer sus propias plantas de cúrcuma.
Pero esta medida provisional de poco ha servido. A principios de año, el kilo de especia costaba 425 rupias esrilanquesas (unos 2,2 dólares), y ahora ronda las 6.000 rupias (unos 33 dólares).
Situación insostenible
Algunas voces de la industria han calificado la situación de insostenible, y la política proteccionista del Gobierno esrilanqués ha suscitado incluso una reciente advertencia por parte de la Unión Europea.
"El presidente ha sido inducido a creer que esta decisión es sostenible. No lo es, porque no ha habido una planificación adecuada", afirma el director de la Organización Popular para el Desarrollo de la Importación y la Exportación, Tyrell Fernando. Según Fernando, el Gobierno debería haber dado un plazo de dos años a los agricultores y a las familias para empezar a cultivar la cúrcuma. "En vez de eso, han detenido las importaciones completamente. Ha pasado que la gente ha empezado a utilizar la producción doméstica para replantar y no tenemos bastante cúrcuma en los mercados", explica.
Una situación cíclica que no tiene una pronta solución, según Fernando, y que en todo caso mantendrá el alza de los precios para desazón de los hogares esrilanqueses. "Era más barato importar la cúrcuma desde la India porque sus costos laborales son más bajos en comparación".
Pero el Gobierno de Sri Lanka no se abre a abandonar su plan de "construir una agricultura y una industria fuerte". En la presentación del presupuesto estatal, este mes, el presidente Gotabaya Rajapaksa afirmó que "la importación de jengibre y cúrcuma se han detenido por completo para alentar el cultivo de estos".
Este tipo de políticas proteccionistas no han gustado a la Unión Europea, que afirmó que el comercio "no es una calle de una sola dirección".
Por ahora, Karunathilaka tiene todas sus esperanzas puestas en la pequeña planta de cúrcuma que crece en su jardín.
6.000 rupias srilanquesas, unos 33 dólares, cuesta el kilo de la especia. A principios de años, su precio era de 425 rupias, unos 2,2 dólares.
2019 el Gobierno de Sri Lanka prohibió la importación de cúrcuma, para alentar el cultivo local, pero esto ha tenido negativos efectos.