Llega el verano y hay restricciones por el covid-19. Ir a las playas bañarse y tomar sol frente al mar, ríos o lagos, deberá hacerse con cuidado y siguiendo protocolos de distancia entre grupos, uso de mascarillas, lavado de manos y prohibición de compras en comercio ambulante. Y en zonas con cuarentena, simplemente abstención total de salir.

Quizás suena duro para muchos, pero hay algo positivo en ello: evitar la exposición a los rayos solares en exceso y olvidar el "bronceado" tan de moda; puede ayudar a disminuir riesgos de contraer cáncer de piel, que ocupa el tercer lugar entre las enfermedades oncológicas en Chile y que ha registrado una preocupante alza en los últimos años, pasando de 20 a 25 casos por cada 100 mil habitantes (OMS).

Esa subida inquieta en la zona norte, pero incluye también a Los Ríos, calificada como "riesgosa" entre las regiones del país, debido a que sus registros de radiación UV (ultravioleta) son altos, por efecto de la destrucción de la capa de ozono en la atmósfera. De hecho ayer y esta semana el pronóstico marca 10, en una escala de 1 a 11 (meteochile.cl). Nada menor.

Estos datos han sido medidos desde 1998 por la Estación de Monitoreo de Radiación UV de la Universidad Austral de Chile, desde la cual se ha advertido en reiteradas ocasiones sobre efectos agudos inmediatos (enrojecimiento de la piel y conjuntivitis) y efectos crónicos como el envejecimiento prematuro y el desarrollo de cáncer a la piel (uach.cl).

Evitar estos problemas es posible, con autocuidado simple como usar bloqueadores, jamás exponerse entre las 11 y las 16 horas (cuando la sombra que se proyecta es más baja que la persona) y dejar de ver una piel dorada como símbolo de salud; sino todo lo contrario.

Para quienes trabajan al aire libre y cuyo número aumenta en esta época en la región, hay disposiciones en la Ley 20.096 (de 2006), que el empleador debe cumplir, como proporcionar protectores solares, sombreros, gafas y otros elementos e protección.

Tanto en ese contexto laboral, como en el familiar, todas las medidas deben sumarse a las aprendidas con el covid 19. Con un adicional: el daño de la radiación es acumulativo y más silencioso.

Desde antes de la pandemia, el sector silvoagropecuario ha requerido generar iniciativas de asociatividad, proceso que es un mecanismos de cooperación entre personas y empresas en donde cada cual, manteniendo su independencia, decide participar en un esfuerzo conjunto, detrás de objetivos claros y compartidos que den mayor sustentabilidad a su actividad actual y futura.

En nuestra región hemos visto casos de éxito en materia de asociatividad, como Colun y Apicoop, pero también otros que han desaparecido al poco tiempo de ser constituidas. Sin embargo, se aprecia algo en común en todas ellas: la motivación de sus integrantes por soñar con un mejor futuro, con la convicción de generar un buen producto.

Saval FG en su función de apoyar a los productores silvoagropecuarios de nuestra región, es parte de la mesa de trabajo que formó el Consejo Asesor del Ministerio de Agricultura, en el marco del programa Más Unidos. Instancia que es liderada por Odepa quien convocó un Comité Interministerial conformado por instituciones que comparten la prioridad de posicionar la asociatividad como un eje de trabajo público-privado en el sector, y así pensar en cómo queremos estar al año 2030.

Con la implementación de esta estrategia, se inicia el tránsito hacia un nuevo nivel de asociatividad, como un motor para el desarrollo sustentable de organizaciones pujantes, modernas e inclusivas, que utilizando las oportunidades del mercado local y de exportación puedan mejorar la calidad de vida en los territorios. Para ello, estamos trabajando en torno tres objetivos, a partir de los cuales se definieron las líneas de acción: propiciar y cultivar una cultura basada en la confianza y colaboración; articular con y desde el territorio una política público-privada para el fomento de la asociatividad; y generar capacidades y competencias que habiliten y sostengan el desarrollo de diferentes modelos asociativos.

El éxito de esta estrategia dependerá del trabajo cohesionado de la institucionalidad que se logre formar, que considera la participación de representantes de los agricultores, sector público, academia y sociedad civil. Ésta, debe generar instancias que facilite la articulación entre los servicios públicos que promueven la asociatividad y den continuidad a la implementación de la estrategia con la mínima burocracia, independientemente de los períodos de gobierno.

Víctor Valentin

Presidente Saval FG