Migración y discurso público
Con preocupación observamos como se ha ido generando un ambiente poco favorable para la discusión sobre migración en nuestro país. Aquello que Alessandro Dal Lago denomina "lógica del sentido común" va ganando adeptos, principalmente, entre quienes detentan algún grado de poder y buscan soluciones facilistas, pero poco rigurosas. La migración, durante muchos años, careció de interés por parte de las autoridades, pero hoy se transformó en el centro de las especulaciones de la hostilidad real y simbólica.
Esta forma de enfrentarse al fenómeno no tiene un correlato real en los estudios científicos. No hay demostración seria de que las personas que llegan a nuestro país priven o disminuyan el trabajo de los connacionales. Menos aún, evidencia científica de que la delincuencia sea mayor por parte de los inmigrantes. Por el contrario, la recaudación fiscal, se ve aumentada producto de los impuestos que pagan. En materia penal, las estadísticas demuestran que los chilenos lideran la comisión de delitos y, por el contrario, las personas migrantes son más víctimas que victimarios de cualquier clase de delito.
Cuando los problemas sociales no tienen una explicación que agrade a quienes detentan el poder, los extranjeros se vuelven un fácil flanco para odiar y, con ello, conseguir desviar el miedo que tanto rédito da a algunos.
Esto se ha visto reflejado, nuevamente en los proyectos de ley que asumen como verdadera la fórmula mágica de subir las penas y pretende nuevamente la criminalización de la migración, sin medidas serias y afianzadas para reducir la delincuencia. Lo único que nos queda realmente claro es que la migración es un derecho, que ser migrante es una oportunidad no sólo para quien migra, sino para el país que los recibe. Además, abandonar el país de origen supone riesgos que son asumidos por quienes llegan a desarrollar su proyecto vital en Chile. La lógica de la emergencia y el enemigo sólo construyen una figura retórica equivocada de lo que podemos y debemos querer para las personas que llegan a nuestro país.
Grupo académicos Derecho Unab (Firman 19 personas)
Listas de deseos
Entre muchas propuestas para la Nueva Constitución, vuelve a la discusión la implementación de una "Defensoría del Pueblo". Ello carece de fundamentos y me gustaría relatar porque.
Los derechos y garantías que dicha entidad promete defender, actualmente ya se encuentran protegidos a través de la Acción de Protección y Acción de Amparo. Ambos mecanismos constitucionales, muy sencillos y rápidos, para evitar que cualquier acto del Estado, u otra persona, vulnere DD.HH de cualquier habitante del país. Para que todo lo anterior sea fiscalizado, existe además el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Por lo tanto, ¿Por qué elevar a rango Constitución algo que ya existe?
Agustín Soto asoto@fppchile.org
Año Nuevo
Permítanme este espacio para compartir una reflexión de Año Nuevo del Hermano Fernando Fortunato, de la Orden Benedictina:
"No es fácil comenzar el año nuevo. Lo desconocido inquieta, no sabemos lo que nos traerá. Por eso lo festejamos de manera ruidosa; son cada vez más los que comienzan el año tirando cohetes o haciendo explotar petardos. También los antiguos romanos hacían ruido para ahuyentar los malos espíritus al inicio del año. Pero se puede comenzar el año en silencio. Es, sin duda, la manera más lúcida de adentrarnos en el misterio de ese tiempo que no podemos detener y que constituye nuestra vida.
No es difícil recordar el año que se va: hemos vivido alegrías y sinsabores, hemos hecho cosas buenas y hemos cometido errores; nos hemos encontrado con personas nuevas; hemos amado y sufrido; algo ha crecido en mí y algo se ha apagado. Esa es mi verdad, ese soy yo. Si en algún rincón de mi alma sigue viva una pequeña fe, puedo agradecer, pedir perdón y confiar en ese Misterio que los creyentes llaman Dios.
Llega ahora un año nuevo. Lo nuevo no sólo inquieta, también tiene su atractivo. Lo nuevo es algo intacto, inédito, lleno de posibilidades: produce un placer especial conducir un coche nuevo, hacer un viaje, cambiar de trabajo. Pero, ¿qué puede haber de realmente nuevo en el año que comienza? Tal vez, lo que más novedad puede traer a nuestra vida es nuestra manera de vivirla.
¿Puedo ser yo un "hombre nuevo", una "mujer diferente"? ¿Se pueden despertar en mí, ideas y sentimientos nuevos? ¿Puedo recorrer caminos no transitados, encontrar gestos nuevos, amar con nueva ternura, acercarme a Dios con corazón renovado? No hace falta que lo cambie todo. En realidad, lo nuevo está ya en germen dentro de mí. Lo importante es que viva atento a lo mejor que hay en mi corazón acogiendo aquello que me puede hacer crecer. Por eso, es bueno que nos deseemos mutuamente un Año Nuevo feliz, pero es mejor todavía que nos preguntemos: ¿qué deseo realmente para mí?, ¿qué es lo que necesito?, ¿qué busco?, ¿qué sería para mí algo realmente nuevo y bueno en este año 2021, que comienza?"
Omar Henríquez omanuelito75@gmail.com