(viene de la página anterior)
-¿Sus pacientes qué le dijeron cuando decidió dejar de ejercer?
-Algunos estaban sorprendidos, pero reconozco que venía anunciando mi retiro.
Contra la tuberculosis
-Usted se distinguió y fue un referente constante de la prevención en Tuberculosis, ¿qué lo motivo llevar adelante estas campañas? ¿Por cuántos años lo realizó?
-Cuando se decidió iniciar el año 1977 la Unidad de Enfermedades Respiratorias en Valdivia, que fue la continuadora de la Tisiología, gran parte de los enfermos eran tuberculosos, la mayoría eran pobres, muchas veces con hábito alcohólico. Verlos curar después de muchos meses de tratamiento me trajo satisfacciones.
Al hacerme cargo del Programa en 1984 la tasa de tuberculosis en la Provincia de Valdivia era de 110 casos por 100.000 habitantes, al dejar el programa el año 2015 fue de 12 casos por 100.000 habitantes.
También es un programa multidisciplinario donde participa la enfermera, tecnólogo médico y auxiliares de enfermería. Regularmente hacíamos visitas de supervisión en toda la región. Me sorprende que en lugares inesperados encuentre personas agradecidas (capitán de barco, dependiente de tienda o personas de la calle) que pasaron por el programa y que solíamos atenderlas en camas sanatoriales por su estado de gravedad.
Etapas
Desde su época de estudiante en la Universidad de Concepción entre 1965 y 1972, participó en actividades extracurriculares, en la acción universitaria católica, en policlínicos de poblaciones marginales.
-¿Qué recuerdos tiene de su época de estudiante?
-La política en Concepción llevaba la delantera, cada año eran dos a tres meses de huelgas. Recordar que allá se formó el MIR, tuve de docente al Dr. Edgardo Henríquez Frödden y en varias oportunidades escuché los discursos de su hijo Miguel en las asambleas, que entre paréntesis era un alumno de excepción, en esos entonces era el intelectual del grupo.
-¿Y su especialización donde la realizó y por qué optó a ella? (broncopulmonar)
-Un grupo de 12 internos de la Escuela de Medicina de Concepción se vino hacer sus prácticas en el Hospital Kennedy con el propósito que los alumnos de la Escuela de Medicina de la Universidad Austral de Chile en formación, tuvieran experiencia docente previa. Nuestro título lo otorgaba la Universidad de Chile como entidad acreditadora y fue en abril de 1973 por las huelgas de la universidad, quedé como general de zona en Castro, pero simultáneamente a un cupo de especialización en Medicina Interna en la Universidad Austral de Chile.
En esa época la mayoría de los docentes de la carrera de Medicina eran de Santiago, el clima y pocas actividades culturales -la mayoría eran jóvenes y recién casados, salvo excepciones- hacían que no duraban más de un año. Esto motivó la formación de especialistas locales para dar una continuidad a la recién creada Escuela de Medicina. Debido a lo anterior quedamos como docentes "part time".
Llegué a la subespecialidad de Broncopulmonar en parte por necesidades de Servicio del Hospital Regional; en general me gustaban varias subespecialidades
-¿Qué rescata de su formación profesional que considere que debe estar presentes en las nuevas generaciones de médicos?
-Me formé en tiempos de escasez, donde no había papel de historias clínicas, menos medicamentos o exámenes sofisticados.
Nuestra generación aprendió mucho de la anamnesis (historia clínica) y el examen físico meticuloso, con lo que finalmente llegábamos al diagnóstico. Considero que gran parte del diagnóstico es orientado por una buena historia clínica, el examen físico permite corroborarlo; y cuando no es posible, se solicitan exámenes hacia a lo que uno sospecha. No se trata de pedir exámenes a tontas y a locas para ver qué sale alterado...
-¿Qué le gusta de la medicina?
-La considero un acertijo y eso la hace entretenida. Buscando el origen de las enfermedades puedes dar alivio o mejorar al paciente. La empatía es muy importante para lograr una información verdadera. Como tratante de UCI lograba resultados en corto tiempo y eso lo hacía muy dinámico. Ver al paciente recuperar su salud es algo muy reconfortante.
-¿Cuál fue su primer trabajo una vez egresado? ¿Qué recuerda de ese tiempo?
-La Beca de Especialización en Medicina Interna la inicié el año 1973 en la Universidad Austral de Chile, que se financió con un contrato tipo ayudantía que apenas alcanzaba para comer y arrendar. Teníamos que colaborar con la docencia.
-¿Cómo ha cambiado el ejercicio de la medicina desde que empezó hasta hoy?
-Cada vez es más técnica y se busca en cierto modo una eficiencia y eficacia, los pacientes pasaron a ser usuarios y los médicos funcionarios. En el rodaje actual se requiere mucho personal de apoyo tanto administrativos como técnicos y eso despersonaliza la actividad. Nunca me ha gustado el término de industria de la salud.
-¿Haciendo recuerdo, en qué lugares ejerció? ¿De alguno, guarda especial cariño?
-En mis 46 años de ejercicio profesional fui tratante de policlínico y de sala hospitalizados del Hospital Kennedy y Regional, trabajé 20 años en la Unidad de Cuidados Intensivos, 31 años en el Programa de Control de la Tuberculosis, 34 años como docente auxiliar en la Facultad de Medicina impartiendo docencia de pre y postgrado y participando en proyectos de investigación.
En la creación del Programa Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos a pacientes con cáncer terminal durante 5 años, ese fue un "premio" del entonces Director del Hospital al jubilar de la UCI. Aprendí otra visión de la medicina que es cuando no hay tratamientos curativos, cómo aliviar el dolor mejor forma y lograr un buen morir del paciente, el trabajo con familiares es fundamental.
Recordemos que el dolor no es sólo físico sino sicológico. Participé en un equipo multidisciplinario: enfermera, químico-farmacéutica, sicóloga y médico. Fue un enorme contraste después de haber trabajado en la UCI donde el objetivo era recuperar pacientes extremadamente graves, pero potencialmente recuperables.
-¿Tiene proyectos personales que considere no pudo desarrollar debido a su ejercicio profesional y que le gustaría hacer ahora?
-Integrarme más a mi familia. Como era trabajólico mis actividades se extendían de 13 a 14 horas diarias y con menor intensidad los fines de semana.
Familia
-¿Cómo conoció a su esposa? Y que nos cuenta de su familia
-Mi esposa, Vanesa Sbarbaro es Educadora de Párvulos, la conocí fortuitamente en tercer año de Medicina de la Universidad de Concepción. Era un día sábado estaba acostado porque al día siguiente tenía que estudiar para una prueba del día lunes.
Mis compañeros de pensión después de reiteradas solicitudes de acompañarlos a una fiesta de la Escuela de Leyes (situación que era tácitamente prohibida para los estudiantes de medicina por supuesta rivalidad), me pidieron que acompañara a una de sus hermanas, pero estando allá conocí a mi actual señora.
Ella ha sido el soporte de la familia, tuvimos 4 hijos dos mujeres: María Fernanda (Administradora de Empresas de Turismo) y María Consuelo ( Diseñadora Gráfica) y dos varones: José Francisco (Técnico en Computación) y Diego Ignacio (Ingeniero Comercial). Ninguno de ellos quiso seguir la profesión de su padre (no asistía en ocasiones a las graduaciones, cumpleaños a veces, navidades o celebraciones de Año Nuevo). Mis hijos me dijeron que preferían una vida más tranquila y que era un mal ejemplo de calidad de vida. Tenemos solamente dos nietos, que valen por muchos: Salvador Ignacio de 5 años y Leonor Milagros de un año y 7 meses.
-¿Cuán trascendental fue su familia en su carrera?
-Fue fundamental, sin Vanesa haciendo de padre y madre a la vez, habría sido imposible haber criado nuestros hijos. Afortunadamente todos estuvieron en el Jardín Infantil con su madre hasta que ingresaron al colegio.
-¿Considera que pudo compatibilizar su vocación de médico y su vida familiar?
-De lo bueno poco decían mis hijos, me recuerdan lo felices que eran las vacaciones y los fines de semana. Me gusta mucho la vida al aire libre, de muy pequeños salíamos y nos aventurábamos a lugares remotos.
Día de hoy
-¿Qué quiere hacer ahora en su vida?
-Estoy dando vuelta la página, como no tenemos asesora ni jardinero por el COVID, aprendí hacer camas, el aseo, cortar el pasto sacar la basura y unos rudimentos de cocinar. Donde vivo afortunadamente puedo caminar bastante ya me he leído varios libros: 2666, de Bolaño; La Familia Buddenbrook, de Thomas Mann: El hombre que amaba los perros, de Padura; Serotonina, de Houllebecq, La Ruta Finlandesa, de Hiilamo y ahora estoy leyendo El eterno marido de Dostoievski.
Las visitas de mis hijos y nietos son nuestra alegría, respetando todas las reglas de prevención del covid.
-¿Tiene hobby? ¿Cuáles?
-Antes practicaba deportes acuáticos y me gustaba mucho ir de camping. Actualmente viajar, lectura no científica, música clásica, caminar por los alrededores y ahora, en tiempos de pandemia, ayudar en labores del hogar.
Nombre: José Francisco Saldías Novoa.
Fecha de nacimiento:
19 de marzo de 1946. Ciudad natal: Valdivia.
Estado civil: Casado con Vanesa Sbarbaro.
Familia: Cuatro hijos. Profesión: Médico.
Ficha