Marta Candelaria Silva Triviños: El recuerdo y homenaje de sus seres queridos para la gran educadora
Seis meses exactos se cumplen hoy desde el último adiós a la profesora Marta Candelaria Silva Triviños, fallecida el 15 de julio del año pasado y enterrada dos días después. El dolor de su familia ha sido inmenso y su ausencia en las últimas fiestas de Navidad y Año Nuevo no hicieron más que avivar el recuerdo de quien, afirman, fue una madre ejemplar y una gran educadora.
El 2 de agosto de 2020 y en este mismo espacio contábamos que desde pequeña "Martita", como le llamaban con cariño, fue especial. Su nacimiento, de hecho, fue considerado una bendición debido a la muerte de cuatro hermanos recién nacidos antes. Por ello sus padres, Alfredo Silva Villanueva y María Ida Triviños Jaramillo, la llevaron hasta Punucapa para que la proteja la Virgen de la Candelaria, acercándola a una espiritualidad que la acompañó por el resto de su vida. Golpeada por las pérdidas repentinas, primero de su madre, luego de su querido esposo, Luis Ojeda, y posteriormente de su padre, siempre supo tener la fuerza necesaria para formar y guiar a sus hijos: Manuel, fallecido a los ocho meses de vida; Rosita Isabel; Elke Cecilia y Luis Alfredo. Incluso después de jubilada su ímpetu no se detuvo y su energía estuvo volcada en el cuidado y la mejora en la calidad de vida de los adultos mayores, esos "abuelitos", como les decía, ya sea como parte de las Damas Rotarias del Club Calle-Calle o como una de las impulsoras a nivel local de las organizaciones de tercera edad, al punto que uno de estos clubes, el que funcionaba en la ex Escuela Carlos Brándago fue rebautizado como "Club de Adulto Mayor Martita". Por todos estos antecedentes, sus hijos hoy quisieron homenajear nuevamente la memoria de esta profesora normalista y enorme servidora social y la forma escogida fue un poema, una oda donde el cariño y el recuerdo se fusionan bajo el título de "Navidad sin tí". "El tiempo es inmisericorde desde aquel fatídico 15 de julio, cuando expeliste tu último aliento. Y si en la magia de la Navidad, tu recuerdo fue nuestro mejor traje, tu tierna sonrisa, bondadosa y afable, el mejor regalo, tus ojos observándonos con dulzura y afecto, el mejor destino y siempre, tu radiante felicidad y sabiduría, nuestro mejor deseo. En vísperas del nuevo año, miramos el firmamento esperando que las estrellas nos iluminen y nos digan que estás bien, disfrutando de la vida eterna. Descansando, después de una vida plena de alegrías, pero también de muchas tristezas. Supiste salir adelante sola con tres hijos pequeños, con gran fortaleza y tenacidad, después de la muerte de nuestro hermano recién nacido y del fallecimiento de nuestro padre. Por eso, toda nuestra admiración a una extraordinaria mujer y mamá ejemplar. El tiempo ha pasado rápido, pero aún nos parece que todo sucedió ayer... En mí y en todos quienes te amamos. Con eterno recuerdo, tus hijos, nietos, bisnietos. Tú compañera Juanita y tu fiel perrita Copita".
42 años atrás fue pionera de los clubes de adultos mayores en Valdivia. El que funcionaba en la escuela Carlos Brándago fue rebautizado como "Club de Adulto Mayor Martita".