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Valdivia fue realmente una opción de vida", destacó.
-¿Por qué decidió especializarse en medicina familiar?
-Terminé la universidad me puse a trabajar en el entonces Consultorio Gil de Castro altiro, que es lo que los médicos hacemos normalmente cuando terminamos de estudiar. Mis intereses eran diversos, me gustaban hartas líneas de la medicina como la cirugía infantil o la medicina interna. Sin embargo me entusiasmé trabajando en el consultorio, con un equipo muy entretenido. Después me fui un año a Alemania a hacer una pasantía en medicina interna, porque pensé que por ahí podía ir mi camino. Luego volví, estaba como directora del Gil de Castro, cuando se abrió la beca de Medicina Familiar y Comunitaria en la Universidad Austral. La doctora Paola Zolezzi habló conmigo y me dijo que pensaba que sería una buena opción para mí. Comenzar esta primera versión del programa fue un gran esfuerzo de muchos médicos y yo fui una de las primeras becadas junto con otros seis compañeros. Tiene que ver con esto de la vocación social, comunitaria, integral, que me fue muy gratificante. Se necesitan muchos médicos de familia porque la base del sistema de salud es la atención primaria, especialmente con énfasis en anticiparse, en prevenir. Esto tiene todo el sentido desde el punto de vista de la salud pública, del bienestar colectivo. Además es una especialidad que basa su quehacer en la construcción de vínculos con las personas, las familias y la comunidad. Es una manera muy linda de ejercer. Deberíamos haber muchos más médicos de familia con énfasis comunitario en Chile.
-¿Cómo fue su experiencia como directora del Consultorio Gil de Castro?
-Fui directora entre 1993 y 1996. En ese momento se estaba viviendo en Chile la antesala de la reforma de salud y de atención primaria, en que los consultorios pasaban a ser Centros de Salud Familiar. Nos estábamos preparando en esa línea. Fueron tiempos de cambios, de sensibilización y de mucho coraje por parte del equipo del Gil de Castro y del hermano de ese entonces, que era el Consultorio de Las Ánimas. Luego ingresé a la beca, la que se hace con el campo clínico localizado en un Cesfam. Yo lo hice desde el Gil de Castro, pero para la población San Pedro. Fue una etapa súper bonita, porque con un equipo pionero y la coordinación con una comunidad organizada con liderezas y dirigentes súper potentes, se promovió que trasladáramos la atención a la sede comunitaria de la Junta de Vecinos N°46. Hice mi formación desde un equipo que se convirtió en el de cabecera de la población. Fue lo que gatilló después la conseguida de terreno y postulación a la construcción del Cesfam Angachilla. Pasamos de la sede a una casita que arrendó el departamento de Salud, después compramos un container y lo pusimos al lado. Había enfermeras, técnicos de salud, matrona, asistente social, médicos, kinesiólogos, nutricionistas, un conductor, más un comité de salud constituido por personas de la población que era muy activo. Era un trabajo totalmente inserto en la comunidad, una estación de salud urbana. Ahí se generó el proyecto de la construcción del Cesfam, que contó con el protagonismo de la comunidad y el apoyo transversal de las autoridades. En 2002 ya estábamos inaugurándolo y eso fue bien notable.
-Luego llegó el desafío de ser jefa del Departamento de Salud Municipal. ¿Cuáles fueron los principales retos que tuvo que enfrentar?
-Llegué nombrada por antigüedad aunque tanta antigüedad no tenía, porque las médicas y los médicos rotaban frecuentemente en la atención primaria. El jefe del departamento de ese momento decidió hacer una formación de especialidad y yo, que había vuelto a ser la directora del Gil de Castro, era la opción. Me nombró el alcalde Jorge Sabat. Éramos un equipo pequeñito, de cinco personas cuando llegué al departamento. Todos bien esforzados y postergados en ese tiempo. El gremio había conseguido en 1995 el Estatuto de Atención Primaria, sin embargo hasta 2006 los equipos de los departamentos municipales de salud no eran reconocidos en este estatuto. No éramos ni funcionarios municipales ni de la salud municipal. Eran condiciones bien desfavorables, con un financiamiento precario. Creo que no ha mejorado mucho la política de salud en los últimos 20 años, ya que existe un centralismo muy grande. La atención primaria es esencialmente territorial, entonces gestionarla con un financiamiento sectorial era difícil, había muchas limitaciones. Luego asumió como alcalde Bernardo Berger y su administrador municipal era Ramón González, mi jefe directo. Creo que fue buena la manera en que trabajamos, por su comprensión de la importancia de la salud. La municipalidad comenzó progresivamente a hacer un mayor aporte financiero a su área de salud para que se fuera posicionando. Eso coincidió con procesos de reforma, durante ese tiempo los centros de salud se certificaron como Cesfam, se reestructuraron, nació Niebla, Angachilla, se repuso el Cesfam Sabat y, además de la infraestructura, muchas cosas organizacionales internas se fueron configurando. También nacieron los Cecosf en 2006, nosotros el primer año nos aventuramos con tres, así nacieron los Cecosf Collico, Norte Grande y Los Alerces.
-¿Qué acciones realizadas en sus 20 años de trabajo como jefa del departamento siente que son las más lindas que pudo lograr?
-Se me ocurren tres cosas. Primero, haber logrado que nuestro quehacer colectivo, como equipos de Salud Municipal de Valdivia y en vinculación con la comunidad, adhiriéramos como espíritu a la Declaración de Alma Ata (Conferencia Internacional de Atención Primaria de Salud realizada en la ciudad de Alma-Ata, Kazajistán en el año 1978), que es la guía de la estrategia de atención primaria. Nos conectamos con la integralidad de la estrategia y nos inspiramos colectivamente en ella. Lo segundo, y en conexión con eso, los equipos se vincularon con sus comunidades para -en una estrategia de promoción de la salud- construir mesas territoriales por el bienestar colectivo. Son mesas de trabajo de cada establecimiento con su comunidad que han sido un elemento interesante para enfrentar, por ejemplo, esta difícil situación de la pandemia. Y lo tercero es el cuidado de los equipos de salud a través de una estrategia de escuela de funcionarios. En 2018 y 2019 -adaptando una idea de compañeros de Quillota- de con 60 funcionarios que postulaban nos íbamos a lugares como Contulmo o Llifén para poner énfasis en la necesidad de que los equipos se cuiden, inspiren, reconozcan, visibilicen y valoren.
-¿Qué aportes se han podido hacer desde la salud familiar al combate de la pandemia y que necesidades se han evidenciado?
- Creo que la estrategia de salud primaria es fundamental para un fenómeno como la pandemia. Desde un principio con el equipo en Valdivia y con los dirigentes y dirigentas con los que nos vinculamos, mencionamos que la pandemia es un fenómeno sanitario, clínico, pero también territorial y comunitario. La epidemiología tiene una fuerte conexión con lo territorial y -por lo tanto- es fundamental. Parte de las dificultades iniciales en el manejo de la pandemia, probablemente, fue que el sector salud desde el nivel central no lo comprendió. El despliegue territorial que tiene la atención primaria chilena con la vinculación a través de los Cesfam, Cecosf , con las postas y estaciones de salud rural, permiten que los equipos conozcan su territorio, habitantes y los recursos con los que cuentan para enfrentar situaciones de emergencia. Los dirigentes y las familias confían en el equipo de salud que conocen. La atención primaria tiene que fortalecerse porque está en la base de los factores más protectores de la salud. En esta situación tan difícil que estamos viviendo la salud familiar adquiere relevancia.
-¿Cómo se proyecta en el futuro?
-Me gustaría tener más tiempo, disfrutar con las personas que quiero y estar en mucha conexión con mis hijos. Uno está en Alemania y el la otra en Perú. Me gusta leer, escuchar música, las plantas. Me gustaría aprender más de la cultura mapuche y participar activamente de estos procesos sociales que están ocurriendo y ojalá vayan en la dirección que nos haga sentido a todos. No sé si voy a ser capaz de hacer tantas cosas porque igual tengo harta actividad laboral. También quiero tratar de acompañar a las nuevas generaciones de médicos, uno aprende muchísimo de la gente joven. Creo que vienen generaciones luminosas.
"La medicina familiar es una especialidad que basa su quehacer en la construcción de vínculos con la comunidad". La atención primaria tiene que fortalecerse porque está en la base de los factores más protectores de la salud".