Un aspecto singular de los meses de pandemia ha sido el aumento de las adopciones de mascotas. También la percepción generalizada que ellas -especialmente gatos y perros- han ayudado a sus dueños en múltiples aspectos: enfrentar cuarentenas, bajar estrés en los niños y niñas, regular hábitos de horario para las familias con las rutinas de alimentar, limpiar, jugar, e incluso pedir permisos para paseos.

Estudios realizados en Chile y el extranjero afirman que el alza de cuidados a plazo fijo -modalidad en la cual se recibe a un animal sin hogar por un período corto- ha sido de un 10%; aunque la fundación nacional Garras y Patas habla de casi el 50%, en su caso (http://www.veterinaria.uchile.cl/noticias/). Por otra parte, cifras difundidas por el sitio de compras Mercado Libre señalan un alza de 180% en ventas de insumos relacionados con mascotas. Además, el Registro Nacional, creado hace tres años junto con la Ley Cholito, marcaba 1,3 millones de inscritos hasta agosto de 2020; mientras que a principios de febrero de 2021 ya sumaban 1 millón 530 mil. En Los Ríos hoy llega a 43.721, con 12.022 gatos y 31.699 perros. (http://subdere.gov.cl/)

Cada incorporación a ese Registro se hace con el nombre del animal y en los listados se puede apreciar el impacto del coronavirus. Aparecen más de 200 bautizados como "Coby" o "Covi" y hasta 1 "Wuhan", pasando también por "Pandemio" y "Mascarilla". En razas, lideran los mestizos, por lejos.

Todos estos elementos -anecedóticos y numéricos- indican un vínculo positivo. Sin embargo también existe el riesgo de que, pasada la emergencia, los amores terminen y muchos perros y gatos sean abandonados. De hecho, todos los que viven actualmente en las calles, alguna vez tuvieron un hogar.

En este punto es donde se requiere el refuerzo de la educación en la tenencia responsable, materia en la que ayudan organizaciones comunitarias dedicadas al tema, e instituciones como la Clínica Veterinaria Municipal de Valdivia, la cual ofrece atenciones gratuitas y charlas educativas.

Lo importante es generar conciencia en que adoptar no es usar a una mascota como soporte emocional, sino responsabilizarse de ella en el largo plazo, incorporándola a la vida familiar.

La Unesco, a mediados del 2020, advertía sobre la necesidad de realizar acciones que integren al Covid-19 con la gestión de riesgos de desastres, especialmente en lo referido al aseguramiento del suministro de alimentos, y al combate de los efectos que tendría la sequía, considerando que entre el 2000 y el 2019, 53 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe fueron afectadas por esta crisis, y las pérdidas para la agricultura y ganadería en el período 2005-2015, en esta zona, se han estimado en 13 mil millones de dólares.

Este contexto, asociado a las restricciones de la producción y una fuerte demanda, nos está llevando a un alza a nivel mundial de los precios de los alimentos, de acuerdo a lo señalado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su informe de Seguimiento y Análisis de los precios alimentarios, lo cual ha repercutido directamente en los presupuestos que las familias destinan para la compras en alimentación.

Es así, como la FAO ha explicado que en enero subieron los precios de maíz, trigo, aceites vegetales,la carne y productos lácteos, acumulando el noveno mes al alza con un aumento de un 24,5%. De toda esta situación, Chile no ha quedado al margen, tanto es así que el IPC del primer mes del año muestra que el índice alimentos subió 1,2% frente a diciembre, y en 12 meses se incrementó un 7,8%. Todo esto es importante, porque las familias invierten en Chile, en promedio, un 17 por ciento de su presupuesto en estos alimentos.

A esto sumamos, según distintos análisis de expertos y organismos internacionales, que la tendencia a alza que se ha observado en 2020 y en lo que va de este año se mantendrá, siendo un escenario especialmente preocupante para las familias más vulnerables, que son aquellas que invierten la mayor parte de su presupuesto en estos alimentos, quienes además han sido los más afectados por el desempleo.

No obstante, y ante esta realidad, se vuelve urgente reflexionar e implementar políticas públicas, que atiendan los efectos que está generando esta crisis sanitaria en la economía familiar y la cual está mostrando una crisis mayor y silenciosa como lo es la hídrica, vinculada con el cambio climático, que genera una problemática mucho más profunda y dolorosa que dice relación con escasez, alza de precios, teniendo un grave efecto en la canasta familiar.

Laura Bertolotto Navarrete

Rectora Santo Tomás Valdivia