"El remo ha sido un pilar fundamental para todo mi desarrollo como persona"
FIGURA. Heredera de una tradición deportiva familiar, es una de las cartas para el futuro del remo nacional femenino.
Era la última semana de febrero de 2014 y Roberto padre no tuvo alternativa. Antonia Leonor Liewald Heise insistió durante todo el verano para que la lleve a la escuela de remo del club Phoenix. La adolescente era testigo del trabajo y progreso de su hermano Roberto y tenía el apoyo de Sandra, su madre. "Ya estábamos en el ambiente y quería probar", recuerda. Han transcurrido siete años de ese momento y desde el inicio del aprendizaje con los técnicos Marcelo Astete, Jorge Reyes y Augusto Grandjean. Hoy, es una de las bogadoras a las cuales apuesta el recambio del remo nacional femenino. Es seleccionada nacional Junior y en Valdivia, debería ser la "heredera" de la ruta delineada por la "eterna" Soraya Jadue.
Antonia Liewald tiene 18 años (recién cumplidos el pasado 12 de febrero) y es parte de una familia íntimamente ligada al remo. Su padre fue seleccionado nacional y es presidente de la Federación; su hermano mayor, Roberto (21 años), es seleccionado nacional y medallista sudamericano y panamericano; Emilia (15) sigue los pasos de sus dos hermanos mayores y Augusta (12) está lista para comenzar su propia historia.
Seleccionada nacional desde 2018, Antonia egresó el año pasado de Cuarto Año Medio (Instituto Alemán) y en esta temporada se dedicará exclusivamente al remo y un preuniversitario, para estudiar Agronomía desde 2022. "Independientemente del deporte, es un sueño. Me gusta todo lo que es el campo, estar en contacto con la naturaleza. No veo mi futuro trabajando en una oficina", agrega.
Definiciones
¿Qué es lo que más te gusta de este deporte?
-El desafío de ir superando constantemente los logros, las marcas. Es súper personal y ese objetivo se transforma en algo propio, con el paso del tiempo.
¿Qué recuerdos guardas de tu primera experiencia como bogadora, arriba de un bote y en el río?
-Estaba súper nerviosa, por los lobos marinos. Me daba miedo andar sola, darme vuelta y que apareciera un lobo. Pero con el tiempo, todo se supera, después pasas al lado de ellos y no hay miedo. Remar en el río es de otra dimensión, se ve Valdivia de otra forma.
¿Cómo coordinabas tus estudios con la práctica del remo?
-Entrenaba después de clases y estudiaba después de entrenar. A veces entrenaba primero a las seis de la mañana, cuando teníamos doble jornada en el río. Con el tiempo, en el colegio me daban un permiso especial.