Pandemia y actividad artística
Una baja del 65% presentó el sector creativo y de entretenimiento en enero, en relación a 2020. El escenario es complejo. Solidaridad de gremio y adaptación a nuevas herramientas han sido las respuestas de creadores, gestores e intérpretes.
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) correspondientes a enero, las actividades artísticas, de entretenimiento y recreación disminuyeron en un 65,3% sus ventas, respecto del mismo mes de 2020.
Los datos se ven fuertemente influidos por la ausencia de Casinos -que caben en el mismo ítem- pero sin duda son los creadores, intérpretes y gestores culturales quienes han sufrido los efectos más graves. Sobre todo, porque muchos de sus empleos son independientes , informales y altamente vinculados a los espectáculos presenciales. Catastros de 2020 (Observatorio Políticas Culturales, Observatorio de la Música) indicaban que el 84% de las personas dedicadas profesionalmente al arte había registrado mermas de hasta un 60% de sus ingresos.
Frente a esto, la adaptación ha sido indispensable. Exposiciones a distancia, clases online, galerías digitales, festivales y eventos transmitidos por streaming, han surgido para mantener escenarios abiertos, aún en cuarentenas.
Además, solidaridad. En Los Ríos, por ejemplo, ya hace un año funciona el Fondo para los Trabajadores y Trabajadoras de las Artes y la Cultura, que entrega aportes para gastos básicos y urgentes de salud, vivienda e incluso alimentación. Ya ha tenido cuatro convocatorias y la comunidad puede apoyarlo (fondosolidariolosrios.cl).
Por otra parte, desde el aparato estatal se orientó los fondos concursables hacia la economía creativa, la asociatividad y la difusión digital.
En la región fueron más de 100 los proyectos aprobados para 2021, con un abanico que va desde la creación de libros a la habilitación infraestructura, con un fuerte énfasis en labores formativas.
Sin dudas, esta nueva realidad es compleja en todos los ámbitos. Pero, también ha traído la ventaja de otras formas de conexión, no limitadas por los espacios geográficos o el tiempo, gracias a las herramientas tecnológicas aliadas. Y eso se traduce en más públicos emergentes para explorar.
Seguramente trabajar así se hará costumbre. Pero, lo que no puede serlo más es la precariedad del empleo en el rubro. La pandemia la puso en evidencia. Es grave. Y no merece aplauso alguno.