La falta de información sobre los gobernadores regionales es uno de los grandes desafíos que se debe enfrentar durante el presente período de propaganda electoral. Lamentablemente, aunque la definición democrática de ese cargo es histórica para el país, la comunidad cuenta con pocos antecedentes y hay confusiones difíciles de dilucidar en el contexto del proceso actual.

Realizar las votaciones junto con las municipales y las constituyentes juega en contra. Poco o nada se habla de las futuras Gobernaciones; mientras que las tareas de alcaldes y concejales son familiares para la mayoría de las personas, y la conformación de la Convención Constitucional ha estado en agenda nacional por más de un año continuo.

En ese contexto es que cobran importancia los medios de comunicación locales, abriendo espacios de diálogo donde las diversas propuestas puedan darse a conocer y a través de los cuales esta nueva figura de autoridad pueda dibujarse en la conciencia colectiva .

Un ejemplo de esto fue el foro radial efectuado este 31 de marzo, con motivo del Día de las Regiones, por la Fundación Chile Descentralizado Desarrollado y la Radio de la Universidad Austral de Chile, con la colaboración de Diario Austral.

En esa instancia participaron los cinco postulantes que buscan la Gobernación de Los Ríos, las autoridades universitarias y la representante de la Fundación María Ignacia Jiménez, quien -además- hizo una propuesta para lograr una franja televisiva nacional, aprovechando la postergación de las elecciones del 10 y 11 de abril.

Hasta ahora, esas instancias sólo han sido para los Constituyentes, como establece la norma, pero Jiménez indica que podrían abrirse hacia los gobernadores utilizando la fórmula: 16 días, 16 regiones.

La idea es interesante, considerando la masividad de la televisión abierta y la visibilidad nacional que el proceso tendría, sobre todo para instalar la idea de descentralización en el público Metropolitano.

Esa ventana ya existe localmente en los canales, radio emisoras, prensa y medios digitales de cada región (que son la primera fuente para sus comunidades); sin embargo siempre es positivo multiplicar información, que refuerce el fundamento para votar.

Los procesos que enfrentamos en el actual escenario sanitario y el liderazgo tienen algo central que los vincula: el cambio y la necesidad de adaptación.

Según cifras dadas a conocer por el INE, los últimos 12 meses presentaron un descenso en su actividad los rubros de agricultura y pesca -22,2% y los servicios de alojamiento y comidas -32,3%, mientras las actividades inmobiliarias y comunicaciones experimentaron un alza de 22,3% y 20,7%, respectivamente. Lo anterior puede parecer circunstancial, pero evidencia a nivel económico las dos caras del cambio radical; mientras algunos deben encontrar la forma de subsistir, otros tienen una oportunidad inesperada de desarrollo. Sin embargo, no sólo quienes ejercen actividades económicas han debido adaptarse al cambio. Las alteraciones que ha sufrido nuestra forma de vida, han puesto a prueba nuestra inteligencia emocional, y en el ámbito laboral ha valorizado la comunicación asertiva. Ambas competencias están ligadas directamente al liderazgo y su ejercicio, por lo que podemos concluir que en un escenario de incertidumbre, además de los siempre necesarios líderes que guíen las grandes decisiones y ejerzan influencia al interior de las organizaciones, debemos potenciar también nuestro propio liderazgo. Lo favorable, es que el liderazgo es una habilidad que se desarrolla con la práctica, y si algo nos entregó el 2020, es la posibilidad de poner a prueba nuestras capacidades y desafiar nuestras limitaciones.

Si el año pasado nos enfrentamos al cambio desde el asombro y desconocimiento, el 2021, con más herramientas, tenemos la posibilidad de asumir un rol activo que identifique oportunidades. Como siempre, necesitaremos a los grandes líderes que tracen la ruta, pero más que nunca necesitamos también a los líderes anónimos: dirigentes sociales preparados para entender las nuevas necesidades de sus vecinos; emprendedores capaces de innovar y seguir generando fuentes de empleo; profesores que integren en sus aulas a una generación que inició su escolaridad en pandemia; profesionales de la salud con habilidades que permitan el trabajo en equipo, y en general en todas las áreas, personas que en períodos de incertidumbre sean capaces de desenvolverse en un contexto de continuo cambio, con la confianza que el desarrollo de sus competencias los hará avanzar en la dirección correcta.

Mónica Jara Pérez Dir. Relaciones Institucionales Escuela de Liderazgo U. San Sebastián sede Valdivia