Mayo reúne el Día del Trabajo y el Día de la Madre, dos fechas que en pandemia tienen una connotación distinta, por los cambios que se han vivido en lo laboral y familiar desde marzo de 2020 a la fecha. Para las mujeres, además, ambas se enlazan en el doble desafío de combinar las responsabilidades de criar y generar ingresos, en un contexto complejo como el actual.

Más difícil aún es el escenario para las mamás, trabajadoras fuera del hogar y que forman parte de la fuerza laboral en el sector de hotelería y turismo de la región; el cual se ha convertido en una de las actividades económicas más duramente golpeadas por los problemas derivados de la crisis sanitaria.

De acuerdo a la más reciente Encuesta Mensual de Alojamiento Turístico (Emat) informada por el INE (Instituto Nacional de Estadísticas), Los Ríos es la región que más ha disminuido su tasa de ocupación de habitaciones en el país, marcando -6.46 puntos al comparar marzo de 2020 y 2021. También tiene bajo índice en Ingreso por Habitación Disponible, que ha decrecido en -44,5 puntos; mientras que la tarifa promedio diaria por habitación es -23,1 puntos menor que el año pasado. (www.ine.cl)

Por otra parte, de acuerdo a datos de la Subsecretaría de Turismo, la cantidad de personas trabajando en el área durante el último verano disminuyó en un 61,7% en comparación con 2019. Tristemente, también es la estadística más alta del país.

Lo sucedido afecta en particular al empleo femenino, que representa el 65% del total de ocupados en este rubro y cuyas labores preferentes no tienen opciones de realizarse a distancia, pues están en la gastronomía (maestras de cocina) y servicios (mucamas, recepcionistas, garzonas). Además, con el alto componente de estacionalidad que las caracteriza, una temporada alta en cuarentena como la reciente, produce un daño severo.

El escenario, entonces, no es muy propicio para festejos tradicionales. Sin embargo, esta descripción puede también guiar decisiones de apoyo, sobre todo a mujeres que buscan reconvertirse a través de emprendimientos vincualados al área. Ese respaldo es importante, sobre todo para enfrentar la informalidad y precarización, frecuentes en estos días.

En 1949 las mujeres obtuvimos el derecho a la participación política, pero el camino recorrido para alcanzar la igualdad en el ejercicio del poder, en la toma de decisiones, en la participación y representación social y política ha enfrentado numerosas barreras. En palabras de la socióloga Julieta Kirkwood, las mujeres nunca hemos vivido en democracia. La ley de paridad de género del proceso constituyente es un importante avance para subsanar la subrepresentación de las mujeres en la discusión pública, y esperamos que, más pronto que tarde, la paridad sea una realidad en todas las instituciones estatales y privadas.

Ad portas del proceso de elección de un nuevo gobierno universitario en nuestra casa de estudios, se observan promisorios avances en la interrogación de las lógicas que producen y reproducen el androcentrismo, la exclusión, la violencia y discriminación de género.

Es importante mencionar que esto ha sido fruto del trabajo y esfuerzo de mujeres de todos los estamentos de la comunidad universitaria para incluir la perspectiva de género y de diversidad.

Tal ha sido la contribución de colectivos y círculos de mujeres, la Comisión de Género del Sindoc, el Comité de Género y Diversidad (triestamental), y las Comisiones AVD Comunidad Universitaria y Entre Estudiantes, el programa Cambiar es Avanzar y las revueltas feministas de estudiantes.

Estas acciones, junto con las de otras muchas mujeres a nivel regional y nacional, han permitido que por primera vez en la historia de la UACh haya una candidata a ocupar la Rectoría y, que en las variadas propuestas programáticas, las referencias a las temáticas de género y diversidad sean ineludibles.

Es importante que quien resulte electo o electa traduzca esta preocupación, al menos discursiva, en transformaciones reales de la estructura del gobierno universitario.

Solo un diseño que involucre la transversalidad de las políticas de género en el quehacer de la comunidad puede modificar la distribución del poder, reconociendo como sujetos de derecho a la totalidad de sus integrantes, de los estamentos académico, administración y servicio y estudiantes, favoreciendo la construcción de modelos igualitarios de comportamiento social, respetuosos de la diversidad, no violentos e inclusivos.

Prof. Debbie Guerra Maldonado

Comité Paritario de Género y Diversidad Uach