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eso ocurre principalmente por lo complejo que es autogestionar financiamiento para salir de gira.
En la Escuela de Pedagogía de Educación Física, Deportes y Recreación Uach es la encargada del Área de Expresión. ¿Cómo ha sido integrar la danza a la formación académica de los futuros profesores?
-En general me encargo de todo lo que tiene que ver con danza y juego. Lo que estamos haciendo acá es único en Chile, no hay otras carreras que tengan asignaturas de danza contemporánea o circo. Hemos podido instalar esa necesidad a la que a futuro van a tener que responder los profesores por una exigencia de los colegios en los que van a trabajar. Entregar herramientas de la expresión corporal es fundamental para la formación integral de los futuros profesores.
¿Que los bailarines puedan hacer clases en el mundo de la educación superior es una validación necesaria?
-En ese sentido la Universidad Austral de Chile está contribuyendo a un cambio de paradigma. La educación artística ha ganado un terreno importante y en ese contexto, que por ejemplo uno se gane un Fondart Nacional de creación, es considerado con la misma importancia que si escribieras un paper en una revista científica. La validación está llegando de la mano de obras que permiten mayor vinculación con la comunidad y que también son una contribución a la ciudadanía en general; como también en la integración a la agenda universitaria de actividades como la celebración del Día de la Danza, algo que antes era impensado.
El debut individual
El año pasado Alluitz Riezu se adjudicó su primer proyecto Fondart de creación de danza contemporánea. Se llama "Protocolos olvidados", se ejecutaría durante el segundo semestre y considera en el montaje de tres piezas breves a modo de intervención de espacios no tradicionales para la danza, como por ejemplo un restorán o un centro de adultos mayores. Al menos así está planteado en el papel, ya que por la crisis sanitaria la idea tendrá que ser modificada.
"La propuesta apunta precisamente a derribar las barreras de la danza. Por eso también pensamos en sumar lenguaje de señas, hacer funciones en colegios y apuntar a públicos no especializados. Creo que el teatro como espacio físico ya no convoca, la actual situación de emergencia nos ha demostrado que están obsoletos, por eso pensamos en ir donde está la gente".
De momento la propuesta podría ser llevaba al audiovisual, que es la única solución a la restricción de presencialidad que ha implicado la pandemia. Ello implicaría repetir el modelo de trabajo que se viene implementado desde que se decretó el primer caso de covid-19 positivo en la Región de Los Ríos.
¿Como ha enfrentado las limitaciones propias de la crisis sanitaria?
-Nos hemos visto obligados a reinventarnos. Como grupo tuvimos la fortuna de ganar algunos proyectos diseñados para una situación presencial y los tuvimos que modificar. Cada proceso de cambio fue muy agotador, porque además teníamos la esperanza de una retirada de la pandemia que hasta el día de hoy aún no ocurre. Las artes escénicas son precisamente artes vivas y no para estar muertos digitalmente a través de una pantalla que no te permite una interacción real y que genera una situación donde no hay ningún tipo de retroalimentación afectiva.
A fin de cuentas los bailarines nos hemos tenido que asumir como parte del lenguaje audiovisual. Siento que nuestras conversaciones creativas en pandemia han sido de resistencia y de prolongar la toma de decisiones pensando en que ya vendrán meses en que podremos retomar la normalidad.
¿El formato web los ha distanciado de las nuevas audiencias?
-Aquellas experiencias de formación de audiencias que han funcionado son aquellas que tienen a un colegio detrás como solicitante o coordinador de la actividad. Eso entrega un contexto diferente a lo que hacemos. Sin embargo, ocurre algo completamente distinto cuando autogestionamos exhibiciones. No tenemos cómo saber quiénes no están viendo. Hay estudios que indican que quienes no han tenido experiencias con las artes escénicas, difícilmente podrían sentirse atraídos por ellas en una situación donde ni siquiera se puede ir a un teatro para verlas. Con las cuatro obras de Alianza Escénica hemos tenido más de mil visualizaciones, lo que es un éxito absoluto, pero no sabemos quiénes están apretando play.
¿Qué es lo que más extraña de los tiempos antes de la pandemia?
-La piel de los compañeros y las compañeras, mirarnos a los ojos, respirar juntos y poder sonreír. Compartir un mismo espacio y poder generar comunidad a través del contacto. Aunque en pandemia no todo ha sido tan malo. Ahora nos planteamos desafíos de creación muy interesante que tienen que ver con la utilización de nuestro entorno más inmediato y eso tal vez no habría ocurrido antes. La nostalgia por la falta del otro está presente todo el tiempo.