El bisnieto cobra venganza de un bisabuelo malvado
En "La muerte viene estilando", el narrador chileno Andrés Montero entrega seis cuentos hilvanados en torno a un sur lluvioso y atemporal donde la vida y la muerte juegan truco.
Andrés Montero además de escritor es un narrador oral, director de la Escuela de Literatura y Oralidad Casa Contada. Fundó la Compañía La Matrioska y antes de "La muerte viene estilando" escribió las novelas "Tony Ninguno", "Taguada", "Alguien toca la puerta", "En el horizonte se dibuja un barco" y "Tres noches en la escuela". El año 2017 recibió el X Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska. También lo han condecorado con el Premio Marta Brunet, el Municipal de Santiago y el Pedro de Oña. Su obra ha sido publicada en Chile, Argentina, México, España, Italia y Dinamarca.
"La muerte viene estilando" es la historia de un citadino, abrumado por su vida de oficinista, que huye en auto hacia el campo hasta llegar al fundo Las Nalcas y allí es confundido con otra persona en un velorio.
- ¿Qué ideas te rondaban al escribir el libro?
- Acostumbro a leer cuentos populares de la tradición oral y los que más me gustan son los que tienen relación con la muerte, cuando la muerte aparece como personaje. Quería hacer un libro de cuentos donde estuviera presente la muerte.
- Cuéntame de Las Nalcas. ¿Cómo fue tomando cuerpo este sitio?
-Las Nalcas se fue creando a partir de algunas historias que le he escuchado a mi papá, relacionadas con su abuelo, que al parecer era como una especie de administrador de fundo. Mi bisabuelo era una persona tan mala, según cuenta mi papá, que mi abuelo se escapó de la casa a los catorce años porque tenía miedo de morirse y encontrarse con su papá. A partir de estas historias fui construyendo también "El Lloradero", un sitio donde llevaban a los niños que se portaban mal, algo que también había creado este bisabuelo malvado.
-¿Qué tan importante es para tu escritura situar tus narraciones en un lugar?
-Lo que me interesa es que esos sitios se cuenten por sí solos. Es más rico un patrimonio simbólico que, por ejemplo, poner a nuestros personajes en un departamento del centro de Santiago.
Dice Andrés Montero que para contar historias escucha a la gente común. Dice que pone atención a los sobreentendidos, a lo oculto. También le da importancia a los diálogos y al tono.
"A que suene y se lea como si te lo estuviera contando alguien", resume Andrés.
-¿Ahora estás escribiendo algo?
-Estoy terminado una reescritura del cuento "El flautista de Hamelin", en una versión para adultos. También estoy trabajar en una historia que tiene que ver con "Las mil y una noches", igual que mi novela "Tony Ninguno". Ahora está ambientada en la época de Sherezade. Ella es la protagonista, la mujer que contaba historias y que al quedar viuda empieza a hacer por fin las cosas que más le gustan. Enviuda y llama a narradores de distintos lugares que le van contando historias, trata de las formas de contar que hay en distintas partes del mundo y cómo Sherezade va aprendiendo las posibilidades que tiene la narración.
En pandemia el escritor se fue al sur para terminar sus cuentos.
Por Amelia Carvallo
David Valbuena