Libro rescata sesenta historias y datos desconocidos del gran terremoto del 22 de mayo de 1960
CONMEMORACIÓN. La obra fue publicada en diciembre, gracias a proyecto financiado por Conarte de la Municipalidad de Valdivia. La presentaron el sábado, en el 61º aniversario del megasismo.
Desde una taquillera película de Holly-wood hasta una canción de Violeta Parra, que vivió el sismo en Puerto Montt durante una gira al sur que luego contemplaba Valdivia. El gran terremoto del 22 de mayo de 1960 está presente de distintas formas y en diversas latitudes, con un cúmulo de datos y relatos que en ocasiones parecen sacados de una obra de ficción.
Sin embargo, ese terror, esa magia y esa resiliencia fueron reales y no deben olvidarse.
Tras este objetivo, los periodistas e investigadores valdivianos Daniel Navarrete y Daniel Carrillo publicaron en diciembre pasado "22.05.60. Sesenta Historias del Terremoto del 60", libro financiado por el fondo Conarte de la Corporación Cultural Municipal de Valdivia, en su línea de Patrimonio.
El volumen de crónicas fue publicado por Libros Verde Vivo, casa editora valdiviana que anunció una segunda edición de este título para las próximas semanas. Esto -explican los autores- como respuesta a la recepción que ha tenido esta propuesta de rescate patrimonial, que presenta de forma amena y accesible información general y también datos curiosos y muchas veces desconocidos de esta catástrofe, que hoy sigue siendo el mayor terremoto de la historia, con sus 9.5° Richter.
"Ha sido muy gratificante ver cómo el libro ha despertado el interés por conocer más sobre un tema que a simple vista podría haber parecido ya agotado, pero que por el contrario, sigue muy vigente y presente en la memoria y en la identidad valdiviana y del sur de Chile en general", destacaron los autores, enfatizando que este cataclismo "partió la historia en dos, no solo como un megaterremoto, sino que también por ser responsable del primer tsunami global, con impactos en costas lejanas como California, Hawai y Japón, y generando una ola de ayuda internacional pocas veces vista en el mundo hasta ese momento".
"22.05.60. Sesenta Historias del Terremoto del 60" fue lanzado oficialmente el sábado, cuando se cumplían 61 años de la tragedia
Ese día, también se agotaron los ejemplares es en librerías; pero Carrillo y Navarrete anuncian que "desde el 7 de junio habrá más disponibles".
En este espacio, los autores accedieron a compartir tres de las historias incluidas en el texto. La idea -dicen- es sumarse al recuerdo del 22 de mayo, pero también insistir en la formación de una cultura sísmica ciudadana, que ayude a crear conciencia sobre los desastres naturales y a prepararse mejor.
Los relatos son "Chile ayuda al Sur", "Morales al poder" y "El tsunami, los moais y un empresario japonés.
Chile ayuda al sur
El cataclismo en el sur motivó la que es considerada la mayor campaña solidaria de la historia del país, en cuanto a colectas en calles y casa por casa. "Chile Ayuda al Sur" fue el nombre de esta iniciativa, organizada en apenas cuatro días por los jóvenes de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh). Esta se centró en recolectar alimentos, ropa, materiales y dinero para los damnificados.
El nombre de la cruzada fue impreso en sencillos papelitos blancos que se entregaban como distintivo a quienes donaban para los "terremoteados", los que se prendían a la ropa con alfileres, que fueron regalados en gran cantidad por la primera librería a la que se acudió para su compra.
Hubo, contando solo a los estudiantes de la Universidad de Chile, más de nueve mil voluntarios colaborando, a los que se sumaron alumnos de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) y de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado (FEUT).
El entusiasmo y la solidaridad de estos jóvenes terminaron por sensibilizar a diversos sectores de la sociedad, sumándose cientos de personas a las labores de clasificación, limpieza y empaquetado de ropa. El cómputo final en dinero llegó a 43.949 escudos, a los que se deben sumar generosos aportes de ropa, víveres y también materiales.
Por ejemplo, los integrantes del club deportivo Fredy Morales, de San Pablo, que se encontraban construyendo una sede para su entidad, optaron por demolerla y donar los materiales para los damnificados. Asimismo, vecinos de diversas poblaciones "callampas" -término que se usaba en la época para designar a los campamentos- reunieron donaciones con mucho esfuerzo, y hasta un niño lustrabotas del centro de Santiago envió galletas para sus pares del sur.
Los buenos resultados de la