Las cifras del Departamento de Estadísticas e Investigación en Salud (Deis) indican que en el país hay casi ocho millones (7.698.822) de vacunadas con dos dosis para enfrentar el covid-19. La meta para lograr la "inmunidad de rebaño" (que permite protección del grupo gracias una mayoría inmunizados) es llegar a los 15 millones 200 mil personas.

En Los Ríos, el recuento marca a 174.093 personas con las dos dosis, lo cual equivale a un 55% de la población objetivo y faltan, haciendo una proyección, 125 días para la inmunidad colectiva. El número es mejor que el de La Araucanía, que lleva un 54%; como también que el de Los Lagos, con 52% ; pero todas están muy por debajo de Magallanes, con 64% de cobertura y 93 días de plazo.

Ante esta realidad, el llamado es a vacunarse. Sobre todo a las personas entre 18 y 49 años, que en la región no alcanzan todavía al 50% del total. Los más retrasados son los menores de 29 (27%), quienes esta semana pueden concurrir a los vacunatorios: hoy los que tienen 28 años de edad; mañana, los de 27 y el jueves y viernes, los de 26 y rezagados.

Claramente que la vacuna no evitará que alguien enferme; pero sí podría disminuir efectos más graves de un posible contagio. Es decir, tiene grandes ventajas. Sin embargo, es riesgoso que vacunarse genere también una falsa sensación de seguridad, causando relajo de las medidas de autocuidado, sobre todo, reuniones sociales que hacen propicios los contagios.

En este contexto es que debe ser explicada con claridad la medida anunciada por el Gobierno del"Pase de Movilidad", que daría más libertades de salidas y viajes a quienes residan en las comunas en Fase 1 y Fase 2, siempre y cuando acrediten haber sido vacunados. La idea puede ser buena si se asume con responsabilidad. Sin embargo necesita clarificación: ¿cuánto durarán los pases en fase 1; cómo se compatibilizarán con los permisos virtuales, quién fiscalizará? También hay que recordar lo que pasó con el "permiso de vacaciones".

El Colegio Médico local y nacional lo ha advertido públicamente, pidiendo incluso que se reconsidere, ante la evidente alza de casos. Las decisiones sobre Futrono y Paillaco anunciadas ayer, obligan a pensarlo.

Poco se ha dicho de ello, pero llama la atención la altísima abstención que hubo en los recientes comicios. 14 millones 900 mil ciudadanos estaban habilitados para votar, pero apenas 6 millones 108 mil lo hicieron; es decir, sólo el 41% del electorado, pese a que hubo dos días para hacerlo. Y Los Ríos estuvo bajo el promedio nacional, con apenas 40% de electores en urnas.

Dicho de otra forma: La abstención fue de casi 60%, lo que es muchísimo teniendo en cuenta la cantidad e importancia de los cargos que se eligieron.

Comparemos: en el Plebiscito 2020, para decidir una nueva Constitución, votaron 7 millones y medio de personas, el 50,9% del padrón electoral. En las Presidenciales de 2017, siete millones de chilenos votaron, con 49% de participación.

La primera conclusión es que se mantiene un desencanto con todo lo relacionado a la política, pese a la trascendencia de las decisiones implícitas en estas elecciones.

Ello plantea la necesidad de insistir en promover estrategias que releven la educación cívica y la participación en la política. Con baja participación hay legalidad igual, cierto, pero se pierde gran parte de la legitimidad de los procesos electorales.

Por otra parte, es innegable la alta votación de la izquierda y la irrupción del mundo independiente; da cuenta del momento y obliga a los demás sectores a revisar qué se está haciendo bien y qué, mal.

Hay que ser justos eso sí: Al gobierno le ha tocado duro: la deuda de arrastre de la anterior administración, el estallido social, el declive económico mundial, y hace año y medio la pandemia; con una oposición que ha sido poco constructiva, intransigente, que ha negado sal y agua a cuanto proyecto surge desde el oficialismo.

Ello no exime la revisión profunda que debe hacer la centroderecha para volver a sintonizar, en forma y fondo, con la inmensa mayoría ciudadana, sobre todo aquella que se restó de este proceso.

Al cierre, mis felicitaciones a quienes resultaron electos: alcaldes, concejales, y constituyentes.

En lo personal estoy disponible para colaborar con todos, como siempre ha sido mi tónica, mirando por el bien de nuestros vecinos de la región, y teniendo presente que la política es para servir, no para servirse o ser servido.

Bernardo Berger Fett

Diputado