Soluciones y más integración
Una nueva legislación y un espacio de diálogo intersectorial buscan responder al déficit de vivienda que hay en el país. La idea es evitar barrios segregados, pero eso también implica trabajo con los vecinos que ya viven en los lugares donde crecerán y se integrarán nuevas poblaciones.
A la Comisión de Vivienda del Senado pasó la ley de Integración Social y Urbana, que busca evitar trabas para la construcción de viviendas sociales, permitiendo que ellas se ubiquen como parte de espacios comunitarios consolidados y no deban constituir barrios aislados, donde el acceso a servicios urbanos (transporte, conectividad, escuelas, hospitales) aumente la desigualdad social. En definitiva, la idea es promover "personas viviendo junto a personas", como dijo el ministro Felipe Ward.
La meta es modificar planes reguladores de las comunas, dar más atribuciones a las municipalidades, crear un "banco de suelos", densificar los espacios disponibles y enfrentar dos problemas que se han agravado con la pandemia: déficit de casas y aumento de asentamientos precarios en tomas y campamentos. Esta idea avanza de manera paralela a una instancia público-privada convocada como un espacio de "Diálogo Nacional por la Vivienda y la Ciudad", que trabaja en 20 ideas para desburocratizar procesos, comprar terrenos, disminuir los tiempos de espera de los comités y pensar en un desarrollo territorial armónico en todas las regiones del país.
El grupo es integrado por 35 profesionales de la Cámara de la Construcción, Fundación Techo, arquitectos destacados, además de representantes del gobierno; entre ellos el director de Serviu Los Ríos, Raúl Escárate, quien es el representante nacional del Servicio en ese espacio.
En Los Ríos se calcula que faltan soluciones habitacionales para 13 mil familias, que el promedio de espera de un grupo organizado es de diez años y que existen complejidades como el valor de los terrenos, la especulación, la existencia de numerosos lugares patrimoniales y la presencia de humedales, que ya no deben ser objeto de más presión o relleno.
Se trata de un tema importante y, por lo mismo, cruzó las recientes campañas municipales y de gobernador regional. Es de esperar, entonces, que con una pronta nueva ley y un diálogo intersectorial se llegue a soluciones. Pero ellas no deben olvidar la participación de los vecinos que ya viven en las áreas a integrar. Hay experiencias en Las Ánimas y en Collico, donde la llegada de nuevas poblaciones fue precedida por protestas y seguida por difícil convivencia.