Modelo cooperativo
La crisis sanitaria, social y económica ha puesto de manifiesto que debemos avanzar juntos en construir un país más inclusivo, más solidario y con oportunidades para todos.
Justamente las cooperativas, que propiciamos la colaboración como una de las mejores herramientas para generar valor compartido, somos el modelo empresarial que mejor se adapta a este nuevo contexto.
A nosotros nos inspira y nos mueve la ayuda mutua y promovemos la solidaridad y la democracia; ya que en nuestra base societaria cada persona es un voto, independientemente de su capital, y eso es lo que nos distingue de las formas tradicionales de organización.
Somos empresas que nacemos desde la sociedad civil y buscamos dar soluciones a necesidades colectivas que nos permiten mejorar la calidad de vida de nuestros socios, promover la inclusión y crear nuevos puestos de trabajo. Es por esto que las cooperativas somos agentes activos del desarrollo económico y social en las áreas en las que operamos y donde probablemente otras empresas no llegarían con sus servicios.
Hoy en Chile las cooperativas tenemos más de dos millones de cooperados y el 77% de las cooperativas se concentra fuera de la Región Metropolitana. En el mundo y en Chile, el cooperativismo ha aportado mucho, pero podemos y debemos hacer más.
Desde la Asociación Nacional de Cooperativas estamos abordando distintos desafíos para seguir avanzando y promoviendo el trabajo colaborativo en todos los sectores. En tiempos en que los chilenos exigen más participación y más oportunidades, el cooperativismo es un modelo empresarial que conecta muy bien con las necesidades de la sociedad actual, y es por esta razón, que estoy convencido de que estamos preparados para seguir apoyando al desarrollo de Chile de hoy y de mañana.
Rodrigo Silva Presidente de Asociación Nacional de Cooperativas de Chile
Tercera (o cuarta) edad
Nunca es demasiado tarde para encontrar lo bueno en uno mismo, pues la vida no viene desde el exterior, sino del interior. El entender, analizar y vivir el día a día otorga seguridad interna y fascinación.
Eso sí que, al llegar a la tercera (o cuarta) edad, la memoria se nos pone infiel, cuando se empiezan a olvidar los nombres de las personas, de lugares y de los encargos, entre otros.
Por eso es bueno tomar precauciones. Algunos se cuelgan los anteojos al cuello, para no correr el riesgo de no saber dónde los dejaron. Otros, como en una novela de García Márquez, les escriben el nombre a los objetos para no olvidarlos: taza, lápiz, sillón, toilet. Y hay quienes van más allá: escriben para qué sirven dichos elementos. Sueño con escribir un libro, en el futuro cercano, que denominaré "Mis memorias"... antes de que se me olviden.
Mauricio Pilleux Dresdner mpilleuxpd@gmail.com
Aporte previsional solidario
El pilar solidario se fortaleció con la reforma previsional del año 2008, que eliminó las antiguas pensiones asistenciales, para pasar a las actuales pensiones solidarias y al aporte previsional solidario. Si bien ambos beneficios fueron un tremendo avance en el rol del Estado en seguridad social, lo cierto es que hoy el pilar solidario necesita que ambos beneficios se unifiquen en una pensión básica universal.Por ejemplo, un trabajador que cotizó durante toda su vida por un sueldo bruto de $500.000, recibe un menor aporte del pilar solidario que un trabajador informal que generó el mismo ingreso durante toda su vida laboral.
El caso anterior muestra que el actual pilar solidario no incentiva que las personas coticen, sino por el contrario, mientras menos se cotice mayor es el beneficio, por lo que se debe eliminar el aporte previsional solidario y pasar hacia una pensión básica universal.
Eduardo Jerez Sanhueza eduardo@masprevison.cl
¿Y nosotros cuándo?
La semana pasada, un fallo de los tribunales de justicia, rezaba así: "Corte de Apelaciones de Santiago fija en 40 millones de pesos, la indemnización que el Fisco debe pagar a 31 de los 33 mineros atrapados en la mina San José". Justicia, para esos hombres rudos, que el día 5 de agosto del 2010, quedaron atrapados todos bajo tierra en un pique de la mina San José y que con ayuda gubernamental y empresas particulares, pudieron regresar.
En el caso de nosotros los profesores, el Estado tiene una antigua deuda, la famosa "deuda histórica", que surge por el desconocimiento del Estado al reajuste salarial, que desde el año 1981, deberían haber recibido los profesores por concepto del Decreto Ley N° 3.551. Según datos serios, hasta la fecha han dejado de existir más de 13.000 colegas esperando ese pago.
Si han fracasado todas las tentativas, con festivales de engañifas y promesas electorales, algunas o algunos de nosotros aún avizoramos al norte por si viene o vendrá ese esperado heraldo a mata caballo, para decirnos, con vigorosa voz de barítono : "¡Docentes, fallo favorable!"
Luis Omar Sepúlveda Navarro doncoyosepulveda@gmail.com