Constitución
Mientras la Convención intenta ejercer funciones o atribuciones de otros órganos o autoridades, negándose hasta ahora a empezar a redactar una nueva Carta Fundamental y a elaborar el indispensable Reglamento de Votación, creo sano -hablo de sanidad mental- recordar lo que toda Constitución debe contemplar para ser tal.
Primero, debe consagrar derechos y libertades, tanto de carácter individual como social. La garantía de los derechos sociales dependerá siempre de la capacidad económica del Estado. Hay Estados que no consagran constitucionalmente derechos sociales específicos, pero los garantizan en las leyes de presupuesto. Segundo, debe asegurar el principio de supremacía de la Carta Fundamental. Para ello resulta obvio que el quórum de enmienda o reforma de la misma debe ser más exigente que el necesario para modificar las leyes. Asimismo, debe contemplar un mecanismo de control o jurisdicción constitucional.
Tercero, debe establecer la separación de las funciones del poder del Estado (legislativa, ejecutiva, judicial, de control y, constituyente) y el adecuado control recíproco. Particular trascendencia tiene garantizar la independencia del Poder Judicial.
Cuarto, debe garantizar la generación democrática de las autoridades políticas (ejecutivas y legislativas), el carácter obligatorio, secreto e igualitario del sufragio y un sistema electoral y de partidos capaz de armonizar representación y gobernabilidad.
Por último, no debe incorporar contenidos propios de regulación legal o reglamentaria, como por ejemplo, el matrimonio o los requisitos para crear una corporación o fundación. También quedan excluidos los sueños.
Sin estos contenidos esenciales, el texto elaborado para luego ser plebiscitado, no sería una Constitución.
Jorge Eduardo Vives Dibarrart Abogado jevivesd@gmail.com
Urgencias en la Convención
Las primeras semanas de la Convención Constitucional han sido agitadas y marcadas por hechos que son ajenos al objetivo central de la Convención y que están lejos de cumplir con el mandato de la ciudadanía, el cual es redactar la nueva Constitución, y más lejos aún de nuestras atribuciones.
Se puede entender que este es un proceso sin precedentes en Chile y que pueden seguir ocurriendo situaciones inesperadas desde el punto de vista logístico, administrativo e incluso en la forma, pero la Constitución será la carta de navegación que guíe el destino de Chile por los siguientes 30 años, un proceso que tiene el mandato, desde mi punto de vista, de promover la reconciliación y unidad del país, incluyendo el tratar las sentidas demandas ciudadanas.
Entonces, cuando la mesa decide que los dos temas más urgentes de abordar por la Convención son una declaración por la libertad a quienes catalogan como "presos políticos" del estallido social y el aumento de cargos en la directiva, es dar una señal equivocada a la ciudadanía, en donde las prioridades como salud, educación o el agua son simplemente bajadas a un rango inferior en la escala de "urgencias".
En la declaración sobre "presos políticos", lamentablemente, ni siquiera se diferenció entre los que pueden estar aún en prisión preventiva y los que han sido sancionados y procesados por la justicia por causar graves desmanes contra la propiedad pública y privada, destruir el comercio y el sueño de muchas esforzadas familias. En el aumento de cargos en la mesa, la votación fue a mano alzada, anulándola posteriormente ya que un sector se acercó a la mesa y "conversó" con ella, logrando que se votara nuevamente, pero algo distinto a la primera votación, lo que en teoría se aprobó, aunque sin registro.
Si bien la segunda semana hubo intervenciones que llamaban a la unidad, seguimos con improvisaciones y recesos no cortos para "ordenar" las votaciones que finalmente se registraron de forma digital generando un proceso más transparente.
Hoy, a pesar de todo, ya tenemos normas para los próximos 30 días, 9 comisiones transitorias y esperemos que esta semana comiencen a sesionar y así entregar señales a la ciudadanía de que podemos trabajar con respeto, unidos y poniendo a Chile por delante.
Felipe Mena Convencional Constituyente Los Ríos
Cuidar las palabras
John Austin, filosofo del lenguaje, plantea que decir algo es hacer algo y que las emisiones lingüísticas producen acciones en el mundo. Si el inspector de un colegio dice a un alumno "estas suspendido por una semana de clases", tiene la intención que el alumno se quede en su casa y modifique su rutina académica.
En este mismo sentido si un candidato dice a otro que es responsable "de que tengamos muchos presos políticos", tiene la intención de instalar en la mente de los posibles votantes que no es una persona confiable.
Las palabras, las frases y los argumentos, no son neutras y contienen una intención explícita o implícita cuando se enuncian. Por eso hay que medir y pesar las palabras. Hay que hablar con responsabilidad porque el lenguaje no solo describe la realidad, sino que también la transforma.
Héctor Daniel Gerter hector.gerter@gmail.com