(viene de la página anterior)
Más música
El vínculo con Bordemar fue tan productivo que incluso fue publicado un libro oficial de arreglos de Alarcón, distribuido a nivel nacional.
A poco andar, el repertorio también fue orientado hacia la música de películas e incluso de videojuegos, lo que transformó a la de Máfil en una de las primeras orquestas de Los Ríos en tocar obras del alemán Hans Zimmer ("Time", de la banda sonora de "Inception").
- ¿Qué razones hay detrás de aquellas elecciones?
Son procesos conscientes y en ningún caso antojadizos. La elección de las obras muchas veces pasa por la observación de la audiencia, pero también es el resultado del poder meterse en la cabeza de los músicos para hacerlos partícipes en la toma de decisiones importantes sobre lo que ellos mismos hacen en la orquesta. Un claro ejemplo de eso es haber hecho arreglos de la música del videojuego 'Uncharted', que nació de conversaciones con los niños y jóvenes. Y eso dio paso a que nos metiéramos con la música de Audiomachine, la productora estadounidense que compone obras principalmente para el audiovisual.
- ¿En qué medida la música que no es del repertorio selecto contribuye a que la practica del instrumento sea menos compleja?
Todas las obras son 'tocables' de una u otra forma. Lo que se propone es un acercamiento a otros lenguajes que parecieran ser más amables que la música selecta, pero que son igualmente y hasta más complejos. El efecto que se produce es que gracias a la orquesta, sus integrantes diversifican sus gustos musicales; y proyectan una impronta distinta hacia el resto de la comunidad. La exploración de nuestras potencialidades incluso nos ha llevado a experimentar con el rock sinfónico, lo que también fue un tremendo éxito. Creo que nunca antes en la Iglesia de Máfil había sonado 'The final countdown', de Europe y las canciones de Pet Shop Boys. Al ver estos resultados algunos colegas me comenzaron a pedir los arreglos, lo que igualmente fue un reconocimiento a que nuestra apuesta no era la equivocada.
Adaptación
Al igual que el resto de los elencos de la comunidad creativa del mundo, el vertiginoso avance de la Orquesta Infantil Juvenil de Máfil se detuvo en marzo del año pasado. La pandemia obligó a suspender la presencialidad de ensayos y conciertos.
- ¿Cómo fue aquel momento en que se percatan que todo sería distinto?
Fueron días y meses difíciles de digerir. Lo primero que salió a relucir fue la tristeza de no poder seguir viéndonos. En todo momento lo hablamos por nuestro grupo de WhatsApp, que también nos sirvió para la planificación de una forma de hacer música que no habíamos experimentado antes. El multivideo surgió como la única alternativa para demostrar que íbamos a seguir funcionando, pero al principio generó rechazo. La primera prueba que hicimos en ese formato fue muy rudimentaria. Yo no sabía usar los programas de edición y los músicos me enviaban grabaciones desafinadas o a destiempo. Fue bastante caótico todo, pero gracias a la repetición, la prueba y el error finalmente pudimos salir adelante. Si antes tocábamos un escenario donde la música era la protagonista absoluta, ahora tuvimos que comenzar a lidiar con los ruidos ambiente, el ladrido de los perros, los bocinazos en la calle y el reggaeton del vecino sonando a todo volumen. La pandemia nos restringió la presencialidad y nos expuso a elementos estresores adicionales asociados a tocar música en la casa.
- ¿Qué evaluación puede hacer sobre el desempeño y los avances de sus músicos desde que comenzó la pandemia?
Desde el impacto de la mala noticia de la llegada del covid-19 a la actualidad, hemos tenidos una progresión muy positiva. Nos logramos adaptar a la nueva realidad y estamos de muy buen ánimo enfrentando los desafíos. Junto con el compromiso de los músicos, ha sido fundamental el apoyo irrestricto de sus familias. Los padres han jugado un rol preponderante en no dejar que decaiga el ánimo de sus hijos. En muchos casos son ellos los que suelen llamarme para pedir más ejercicios o para ponerse al día en lo que se debe seguir haciendo en la orquesta. Contrario a lo que alguna vez pude pensar, la pandemia reforzó la independencia de cada cual y el compromiso por no abandonar un proceso en el que todos somos importantes. Incluso lo más pequeños han demostrado una sabiduría muy particular, son los que me dicen que la pandemia no nos va a ganar.
-¿Cómo ha sido la relación de la orquesta con las autoridades locales y regionales?
Todos los alcaldes que ha tenido Máfil han apoyado mucho nuestro trabajo. La orquesta es casi una embajadora comunal, una embajadora de la cultura. Siento que nos tienen mucho respeto y que se entiende la importancia de lo que hacemos. Por eso, cada vez que cambia una autoridad no tenemos que volver a convencerlos de que nos ayuden. Ya pasamos esa barrera limitante que se suele tener durante los primeros años de actividades cuando recién se está comenzando a construir una trayectoria. Veinte años de labor es tiempo suficiente y el aval necesario para que ahora nos podamos jactar de nuestra consolidación.
En medio de avances y retrocesos de Máfil en el Plan Paso a Paso, la orquesta ha logrado volver a tener ensayos presenciales con aforo limitado en la Casa de la Cultura. Para el aniversario de la comuna marcó presencia con dos obras en formato de pantalla compartida y más de mil 500 reproducciones desde redes sociales.
"No tenemos los aplausos, pero sigue habiendo indicadores de que seguimos haciendo un buen trabajo".
"Desde el impacto de la mala noticia de la llegada del covid-19 a la actualidad, hemos tenido una progresión muy positiva. Nos logramos adaptar a la nueva realidad".
Mauricio Alarcón, Director Orquesta Máfil
"La orquesta es casi una embajadora comunal, una embajadora de la cultura. Siento que nos tienen mucho respeto y que se entiende la importancia de lo que hacemos".
"
"