El 4 de agosto pasado se cumplieron 43 años de la partida hacia el Más Allá del cabo primero de Carabineros Alejandro Fuentes Navarrete, fallecido en acto de servicio el 4 de agosto de 1978, en Valdivia. Alejandro Fuentes Navarrete nació el 28 de diciembre de 1946 en Perquenco. Sus padres fueron Sergio Fuentes y Lastenia Navarrete, quienes tuvieron cinco hijos: José, Ricardo, Alejandro, Rosa y Elvira. De niño, desarrolló su enseñanza preparatoria en la Escuela N° 25 de Perquenco y posteriormente cumplió con su servicio militar en las filas del Regimiento de Infantería N° 4 de Concepción, del cual egresó con honores. El 16 de julio de 1968 ingresó a Carabineros de Chile y el 1 de junio de 1974 llegó al grado de cabo primero, como funcionario policial perteneciente a la Primera Comisaría de Valdivia. En su vida personal, el 13 de febrero de 1970 Alejandro Fuentes Navarrete contrajo matrimonio con Judith Muñoz Foitzick, unión de la cual nacieron sus hijos Sandra y Alex. Posteriormente, la descendencia familiar se prolongó a cuatro nietos: Benjamín, Katherine, Bastián y Lucas, a quienes no alcanzó a conocer. Gran parte de su labor en la institución de Carabineros estuvo ligada a las brigadas de tránsito de la época, donde era reconocido por su labor formativa y conocido como "Cabo Ojitos". Su familia se identificó con los sectores Corvi e Independencia de Valdivia y a 43 años de su viaje final lo recuerdan como "un hombre entregado y comprometido con el servicio policial, buen colega y buen compañero", que dejó un legado con su participación en las brigadas de tránsito de la época, actividad que se tradujo en varios reconocimientos institucionales y comunitarios. Era un fanático del fútbol, amante de su esposa, padre cariñoso y preocupado por sus hijos, a quienes entregó todo el amor del mundo en los pocos años que alcanzó a compartir con ellos. El cuerpo de Alejandro Fuentes Navarrete descansa eternamente en el Cementerio Municipal N° 1 de Valdivia.

4 de agosto de 1978 se marchó del mundo terrenal el cabo primero de Carabineros Alejandro Fuentes Navarrete. A 43 años de su partida, vive en el recuerdo de su familia.

de María

Este domingo coincide con la solemnidad de la Asunción de la Virgen María. El evangelio de Lucas (Lc 1, 39-56) trae el relato de la visita de María a su prima Isabel, que está embarazada esperando a su hijo Juan Bautista. Isabel saluda emocionada a su prima: "Bendita tú, porque has creído y bendito el fruto de tu vientre". María pronuncia un himno de alabanza que tradicionalmente se ha conocido con su nombre latino: Magnificat.

El texto del Magnificat lo podemos dividir en dos partes: una primera parte de alabanza en que María ensalza a Dios, por su poder y su santidad, porque a pesar de esto ha mirado la humildad de su esclava. Dios, que es Todo, se fija en la "nada" de su sierva y la hace estremecer de alegría y de gozo, así como el niño en el vientre de Isabel había saltado de alegría, cuando María la saludó. La alegría profunda de saberse amado por Dios, nos hace saltar de gozo.

En una segunda parte del Magnificat se relatan las maravillas que Dios ha realizado con su pueblo Israel: por la misericordia que ha tenido con ellos. El himno de María es la guía de ruta de todo el evangelio de Lucas, el cambio de todas las realidades: los poderosos caen de sus tronos, los humildes son elevados, los hambrientos son colmados de bienes, mientras los ricos son despedidos vacíos. En María, Dios hace memoria de todo lo hecho por su pueblo y enaltece a toda la humanidad que será redimida en Cristo, que con su Pasión, Muerte y Resurrección trae la salvación.

María es la primera bienaventurada, la primera redimida: este es el sentido más profundo de la fiesta que celebramos este 15 de agosto. María apunta al cielo, es signo de todos los pobres y humillados de la historia. De todos los fieles que humildemente se han puesto en las manos de Dios por años, de todos aquellos que han quedado al reverso de la historia postergados por los poderosos del mundo. Por eso, recordar el "Tránsito" de María de la tierra al cielo, no es un mero hecho teológico-histórico, sólo para ser admirado de lejos, como algo que no nos alcanza. Por el contrario es celebrar la Victoria de una humilde campesina que creyó en las promesas del Dios de la Esperanza y en ella se resume toda la historia del Pueblo de Dios y la salvación del mundo entero.

A punto de cumplir los 65 años de edad, a las 7 horas del lunes 9 de agosto de 2021 abandonó la existencia terrenal Eliana del Pilar Jara Lucero, dejando un legado de labor solidaria y amor familiar entre sus descendientes y quienes la conocieron. Nació en Valdivia el 18 de agosto de 1956. Fue hija de Alberto Jara Contreras y Fresia Lucero García, quienes además tuvieron otros siete hijos: Jéssica, Juan, Alejandro, Marcos, Gloria, Marioliz y Patricia. Estudió parte de su enseñanza en la Escuela México, pero tempranamente dejó los estudios para ayudar en labores familiares. A los 17 años de edad contrajo matrimonio con Pedro Brandt Mora, unión de la cual nacieron dos hijos: Johan Isaac y Gerhard Jacob, quienes a su vez le permitieron disfrutar de tres nietos: Nicolás, Loreto y Sigrid. Separada a los 25 años de edad, comenzó a recorrer el camino de la vida a cargo de sus dos hijos, a quienes crió y educó. Tempranamente se dedicó al comercio, en el negocio de su madre ubicado en calle Lastarria, en el sector Corvi-El Laurel, local que heredó y en el cual trabajó hasta el momento de su partida. En su actividad comunitaria, durante 14 años fue presidenta del Banco Fondo Esperanza de Valdivia y cuando le detectaron un cáncer, hace nueve años, comenzó de inmediato sus tratamientos y paralelamente empezó a ofrecer charlas motivacionales para mujeres emprendedoras de la región. Sus hijos la recuerdan como una mujer y madre "que dio todo por nosotros. Nos crió y educó a base de esfuerzo y trabajo. Muchas veces dejó por ejemplo, de tener vacaciones para privilegiar nuestra educación y crianza. Alguien podía tener una pena y ahí estaba ella, para ayudar. Tenía una frase que la identificaba: "Mañana será otro día y no se van a dar ni cuenta, cuando nos estemos riendo de los peces de colores". Eliana del Pilar Jara Lucero se autoeducó, fue una mujer aficionada a la lectura y en los últimos años, que vivió junto a su hijo Johan y su familia en la Villa Los Copihues, su principal foco estaba en su negocio y el Fondo Esperanza. Su cuerpo descansa en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.

9 de agosto de 2021 se apagó la luz fraternal, de esfuerzo y superación de Eliana del Pilar Jara Lucero, poco antes de cumplir los 65 años de edad.