"Un gobierno talibán no dejará a nadie indiferente en el vecindario regional y global"
El excanciller califica el retiro de tropas desde Afganistán de una "incompetencia sorprendente", recuerda la insólita petición que le hizo el depuesto presidente Ghani cuando se reunió con él tras el primer Talibán afgano, y ahonda en el movimiento extremo que hace una semana volvió a tomarse el poder: "No creo que exista un talibanismo benigno". El excanciller califica el retiro de tropas desde Afganistán de una "incompetencia sorprendente", recuerda la insólita petición que le hizo el depuesto presidente Ghani cuando se reunió con él tras el primer Talibán afgano, y ahonda en el movimiento extremo que hace una semana volvió a tomarse el poder: "No creo que exista un talibanismo benigno".
Después de que Estados Unidos comenzó su retirada de Afganistán tras dos décadas de invasión y que las fuerzas insurgentes talibanes tomaran el domingo pasado el control de la capital del país, Kabul, la sensación de inseguridad o miedo se ha vuelto concreta en imágenes como la de miles de civiles sobrepasando la seguridad y cientos intentando colgarse de aviones en movimiento. Las mujeres que vivían en la ciudad, en muchos sentidos occidentalizada y moderna, podían hacerlo hasta entonces a rostro descubierto, pero ahora se han refugiado en sus casas o se han tapado con el velo tradicional.
El miedo es alimentado por hechos como la ejecución de prisioneros en las ciudades conquistadas por los talibanes; o que el presidente en ejercicio, Ashraf Ghani, abandonara el país; lo mismo que por el cierre del aeropuerto y la existencia de enfrentamientos armados, entre otros. Pero el miedo es alimentado, sobre todo, por el recuerdo del régimen talibán que gobernó el país entre 1996 y 2001. En octubre de ese año fue derrocado por la invasión estadounidense que intervino en su arremetida contra el grupo terrorista Al Qaeda, el cual se había asentado en Afganistán. Al Qaeda, muy poco antes, el 11 de septiembre, había planeado y ejecutado los atentados en Nueva York y Washington.
Los cinco años del régimen religioso extremo de los talibanes dejaron la memoria de su durísima ortodoxia, cuya implantación significó la aplicación de leyes que consideraban ejecuciones públicas, lapidaciones, latigazos, control informal de bandas de justicieros, todo lo cual era especialmente estricto con las mujeres, que sólo podían salir de sus casas con permiso escrito de los hombres y siempre cubiertas. Además de la represión de la mujer y la violencia contra las niñas, campeaba la intolerancia frente a la política y otras creencias religiosas. El recelo ante el pasado preislámico por parte de los talibanes, así como el rechazo a las representaciones de personas y animales, llevaron a la destrucción de parte del legado cultural y arquitectónico, especialmente rico, de Afganistán: así, destrozaron los famosos budas de Bamiyán junto con otros objetos y estatuas del Museo de Kabul.
Alguien que sigue todo esto muy detenidamente en Chile es Heraldo Muñoz, no sólo como experto y analista de relaciones internacionales, además de excanciller chileno en el gobierno de Michelle Bachelet. Él tiene una experiencia más cercana de la situación, porque como embajador chileno en Naciones Unidas en el gobierno de Ricardo Lagos, a Chile le correspondió los años 2003 y 2004 formar parte del Consejo de Seguridad de esa organización y a él le correspondió presidir el comité de sanciones contra Al Qaeda y los talibanes de dicho Consejo. En esa calidad Heraldo Muñoz visitó Kabul el año 2003 y pudo observar directamente los efectos del régimen talibán y también conocer a personeros de los gobiernos siguientes al mismo.
¿Era esperable que las tropas talibanes tomaran Kabul tan rápido después que Estados Unidos se retirase?
"Si Estados Unidos había negociado públicamente con los talibanes el retiro de tropas, los afganos deben haber pensado: 'Entonces, ¿por qué luchar? Mejor negociar'. Además, en Afganistán pesan mucho las diferencias étnicas, una corrupción extendida y los 'señores de la guerra' que tienen sus propias milicias".